¡Baleares, franquista!
El autor ironiza respecto al cambio de calles en Palma y su visión histórica.
Divulgando que es Historia
Comunicado fake del Grupo Histórico de Memoria Histérica Balear
En cumplimiento de la Ley de Memoria Democrática, las Islas Baleares pasarán a llamarse Archipiélago de las Gimnesias y las Pitiusas, habida cuenta de la clarísima implicación franquista del nombre antiguo, usado por los facciosos contra la República, así como por la propaganda del régimen del General Franco. Como todos saben, no es por el nombre en sí, sino por el del Crucero Baleares, uno de los participantes en la sublevación del llamado bando nacional. Este crucero, al que ya se le veían sus intenciones desde su botadura, ya que se llevó su construcción durante la Dictadura de Primo de Rivera, es el responsable de mancillar el nombre que será erradicado de todos los mapas y documentos oficiales. Esto no es sino el paso lógico tras la modificación en el 2020 del monumento a los fallecidos en el Baleares. Pese al presunto y seguramente franquista, juzgado de lo contencioso número 3 de Palma, que sentenciara que el Consell de Mallorca debía considerar el monumento de Sa Feixina como Bien Catalogado del Patrimonio de la Isla, en vez del justo derribo que pretendía el Ayuntamiento de Palma.
Por supuesto, pese a las protestas, se llevará a cabo el cambio de otros nombres claramente franquistas, que atentaban contra la Memoria Democrática, Histórica y Olé. De este modo, las calles nominadas como Almirante Gravina, Almirante Churruca, y Almirante Cervera, se les quitará del nomenclátor por la clara alusión al régimen del general Franco. Según nuestros sesudos histéricos pasados tras cobrar 15.000 lereles, a la comisión de Memoria del Ayuntamiento de Palma, presidido por el socialista José Hila, bajo las placas de los nombres de los tres marinos decimonónicos, no había fin de semana que no se juntaran grupos de exaltados nostálgicos que, a los gritos de ¡Gravina, Uno! ¡Churruca, Grande! ¡Cervera, Libre! ¡Arriba Franco!, acababan cantando himnos como la Salve Marinera, de clara apología nacional católica.
Si bien es cierto que hay quien ha replicado que es un baldón absurdo el tildar a estos personajes como franquistas, todo tiene su explicación. Federico Gravina (1756 – 1806), fue Capitán General de la Real Armada Española. O sea, monárquico. Del bando nacional como sabrán. Héroe de la Batalla de Trafalgar (1805), otro dictador, Napoleón Bonaparte, le exaltaría diciendo que «Gravina es todo genio y decisión en el combate. Si Villeneuve hubiera tenido esas cualidades, el combate de Finisterre hubiese sido una victoria completa». Este marino militarista, atacaría la Isla de Menorca que, aunque estaba en poder inglés, es evidente muestra de su pasado violento contra este Archipiélago. En su lucha final contra el almirante inglés Nelson, perdería un brazo, herida que le acabaría provocando la muerte, no sin antes llevar a buen puerto su navío.
Cosme Damián Churruca (1761 – 1805), pese a ser vasco, no por eso dejó de ser un militar que combatiera en varias guerras y batallas, dejando de lado las recomendaciones de la Agenda 2030 sobre el buen rollito en situaciones de conflicto. Considerado un gran científico de su tiempo, matemático y astrónomo, dedicó desgraciadamente sus conocimientos al reprobable mundo de las armas. De nuevo el dictador imperialista Bonaparte, reconoció también a este marino su saber, regalándole un inapropiado presente: un sable de honor. Parece probado, así mismo, la amistad mutua con el anterior conmilitón, Gravina. En la mencionada Batalla de Trafalgar, pese a resistir contra seis navíos ingleses, no sin antes clavar para evitar ser arriada, la bandera franquista bicolor, morirá tras recibir el impacto de una bala de cañón que le cercenaría una pierna.
Pascual Cervera Topete (1839 – 1909), pese a ser de familia oriunda de Cataluña, país hermano del Archipiélago integrante de los Països, acabaría como Jefe del Departamento Marítimo de El Ferrol del Caudillo, quedando así constancia de su marcada ideología franquista. Fue uno de los que atacaría Cartagena durante la revolución cantonal, demostrando su odio hacia el autonomismo, la autodeterminación y el derecho a decidir, aunque pareciera que defendía el orden constitucional de la Primera República. Ministro de Marina, como otros golpistas del 36 serían, le tocó ser quien en la guerra hispano – americana, de claro corte colonialista, burlara el bloque de tres formaciones navales enemigas, enfrentándose a la flota del almirante Samson. Sus palabras en esa batalla frente a Santiago de Cuba, no dejan dudas de qué tipo de facha era: «El enemigo nos aventaja en fuerzas, pero no nos iguala en valor. ¡Clavad las banderas y ni un solo navío prisionero! Dotación de mi escuadra: ¡Viva siempre España!».
Como ha sido recogido en la comunicación correspondiente en las Redes Sociales por el propio alcalde Hila, aunque es evidente que estos nombres exaltan a «los caídos por Dios y por España», el hecho es que se retiran ya que recuerdan, como el Baleares, a unos buques que lucharon contra la República. Si bien es cierto que dichos buques de clase y nominados como Gravina y Churruca, aparecen listados como barcos de la flota republicana. No empece. Estuvieron en una guerra provocada por Franco, y eso les hace proclives a que acabaran siendo parte de la armada de Franco. Por ello el Ayuntamiento cambiará también la denominación del Archipiélago en «cumplimiento de la Ley de Memoria y Reconocimiento Democrático del Gobierno por su origen fascista» (sic).
¡Que a demócratas no nos gana nadie! ¡Nadie! Visca el Arxipèlag de les Gimnèsies i les Pitiüses!