Eduardo Mendoza: «El fascismo se ha convertido en el insulto por antonomasia»
El laureado escritor catalán termina la trilogía con las aventuras del espía Rufo Batalla en esta nueva entrega titulada Transbordo en Moscú, donde reflexiona acerca de los acontecimientos de finales del siglo XX. Hoy se ha presentado la novela en una de las librerías de Casa del Libro en Barcelona.
Transbordo en Moscú (Seix Barral, 2021) es la nueva novela de Eduardo Mendoza y la tercera entrega de las andanzas del espía Rufo Batalla, un personaje que mezcla el Quijote de Cervantes y los personajes de Baroja, así lo afirma la editora de Seix Barral, Elena Ramírez, en la rueda de prensa junto al autor.
En contexto: el laureado escritor catalán termina la trilogía con las aventuras del espía Rufo Batalla en esta nueva entrega titulada Transbordo en Moscú, donde reflexiona acerca de los acontecimientos de finales del siglo XX. Hoy se ha presentado la novela en una de las librerías de Casa del Libro en Barcelona.
El personaje de Transbordo en Moscú, Rufo Batalla, viaja a Nueva York, Londres, Viena y Moscú, enfrentándose a situaciones insólitas que le obligan a desempeñar papeles que nunca habría elegido. Pero cuando descubre que el servicio de inteligencia soviético anda tras el príncipe, Rufo reflexiona sobre las imposibilidades de llevar a la par una vida familiar y ser agente secreto.
«Con este libro termina la trilogía de Rufo. Una trilogía canónica de tres donde se acaba la aventura. He visto que desde el punto de vista histórico y de simetría estaba muy bien acabar con el último día histórico del siglo XX», afirma Mendoza, quien agrega que aunque los libros de la saga –El rey recibe y El negociado del yin y el yang- no son una autobiografía, este nuevo libro sí tiene algo de personal.
En cuanto a la trilogía y su orden el autor afirma que se pueden leer sueltos aunque recomienda leer los libros en orden para entender la historia del siglo XX. «En este libro se habla de muchas cosas muy evidentes como los cambios políticos pero también hablo del turismo masivo en la forma de ver las ciudades y de ver el mundo. Antes ir a la India era exótico ahora todo el mundo puede visitarla por los vuelos low cost».
Para Eduardo Mendoza todo cambió en el panorama internacional después de la caída del muro de Berlín, así como en el cambio de siglo. Una de las pruebas de que se producen cambios radicales en el cambio de siglo fue el YK2, «cuando se pensaba que los ordenadores iban a ir a la porra, pero luego resultó que no pasaba nada. Y esto no es anecdótico sino que la dependencia de la inteligencia artificial es fundamental del siglo XXI», afirma el autor.
Mendoza afirma que Rufo Batalla es más autobiográfico en este libro porque el personaje madura y «coincide más con su vida real, con la formación de una familia, con los compromisos personales y una vida más sedentaria». El autor afirma que el libro fue escrito durante el confinamiento y quizás sin darse cuenta eso hizo «que el libro sea más cerrado en sí mismo». A pesar de haber escrito Transbordo en Moscú en confinamiento el autor viajó, ya que lo hizo a través de los viajes del personaje por ciudades que lo motivan en lo personal.
No es de extrañar que la nostalgia se apodere de un libro escrito en confinamiento, es por eso que reflexionar sobre los años 80 es fundamental en Transbordo en Moscú. «Una de las cosas para las que sirve la ficción, si es que sirve para algo más allá del entretenimiento, es para narrar los momentos históricos importantes de los que han sido testigos de ese momento. Para mí era clave dejar constancia de los momentos que yo viví». También afirma que «la novela acaba donde acaba» para no tener que entrar en temas de la actualidad, aunque cree que España “vive en la incertidumbre», además afirma que para «el futuro no tiene ninguna clave».
Mendoza no deja de lado su posicionamiento a favor de la transición española: esa «forma de ponerse de acuerdo a pesar de las reflexiones que se hagan ahora. Además afirma que luego vino un periodo de corrupción «y el presente condiciona el pasado y lo va transformando» por eso podemos ver qué se hizo de forma errada. De igual forma, señala que no es de extrañar que el «fascismo se ha convertido en el insulto por antonomasia, y ahora el comunismo se usa como sinónimo de libertad».
A pesar de no entrar en temas de la actualidad, es un libro escrito durante la tragedia del confinamiento y la identidad irónica y humorística del autor en la novela son clave dentro de la narración: «nos reímos de nosotros mismos y en este momento el humor es importante porque nos ha permitido mantener el espíritu y suavizar las asperezas de la realidad. El humor es parte de nuestra naturaleza».