El Teatro Real abre puertas para atraer talentos jóvenes, nuevos públicos y oxígeno
La prestigiosa institución impulsa, junto a Mastercard, cuatro programas que buscan brindar oportunidades profesionales y sembrar conciencia medioambiental
Paola Leguizamón se quita el maquillaje con una toallita húmeda mientras un asistente de peinado le desenreda la extensa peluca color turquesa de su personaje, Armelinda, y la guarda para la próxima función. Hace apenas minutos era ovacionada en uno de los teatros más prestigiosos del mundo. Desde su camerino –que lleva su nombre impreso en la puerta– esta joven artista colombiana cuenta con ilusión su experiencia en Crescendo, el programa de fomento al talento joven que la ópera madrileña impulsa.
El Teatro Real, junto a Mastercard, promueve varios programas culturales y sociales que buscan estimular la participación ciudadana, acercar su exquisita programación a un público más amplio y sembrar conciencia de los problemas medioambientales. En particular, los proyectos que integran la iniciativa «Uno a uno» son el Programa Social-Agrupación Musical Inclusiva, el Programa Talento Joven (Crescendo), el Teatro Real Accesible y Priceless Planet Coalition, cuyo objetivo es la reforestación.
Los espectadores, a través de sus donaciones económicas que realizan en terminales ubicadas en el Teatro, impulsan estas iniciativas que abren puertas y brindan oportunidades para artistas jóvenes, niños, personas con discapacidades y también, en un campo más amplio, a la sociedad en su conjunto, pues se busca la defensa del ecosistema. Para este último fin la plataforma Priceless Planet Coalition se ha comprometido a plantar 100 millones de árboles en 5 años.
Ignacio García-Belenguer, director general del Teatro Real, conversa con THE OBJECTIVE: «Debemos abrir nuestras puertas, como institución pública que somos, y tenemos que lograr que crezca el público, dirigirnos no solo a los aficionados a la ópera, sino también atraer a un público joven, estudiantes, universitarios, el colectivo infantil y el colectivo de niños con discapacidades, y también con personas con discapacidad auditiva y visual. Tenemos que ir adaptándonos poquito a poco a todo. Estos proyectos que impulsamos junto a Mastercard nos permiten que nuestro público, un público muy fiel, sea más conciente de la realidad social y del compromiso de esta institución cultural con la sociedad». El nombre «Uno a uno» responde al hecho de que por cada euro que dona un espectador del Teatro Real, Mastercard dona otro para financiar el programa. Los espectadores puedenaportar desde un euro en adelante a cuatro proyectos relevantes que ayudarán a potenciar la cultura, a crear una sociedad más inclusiva y beneficiarse de la correspondiente desgravación fiscal.
«Este programa es una oportunidad laboral y formativa, con actividades teóricas y prácticas, y escasean este tipo de oportunidades»
– Ramiro Maturana, barítono chileno
Es una mañana fría y caen gotas heladas en Ópera, pero dentro del Teatro Real hay calidez, risas de niños y los jóvenes espectadores acompañan la acción con aplausos. La Cenicienta, de Pauline Viardot (1821-1910), con la dirección de escena de Guillermo Amaya y la dirección musical de Francisco Soriano, se presenta para escuelas, casi con aforo completo, pues se procura que los invitados a la cita puedan tener una visión nítida del escenario. Esta producción viajará también al Maestranza de Sevilla, al Teatro Cervantes de Málaga y a la Fundación Ópera de Oviedo. «Este programa ha sido una maravilla porque está impulsando carreras de cantantes jóvenes y la posibilidad de trabajar en el templo de la música en español. Es una oportunidad laboral y formativa, con actividades teóricas y prácticas, y escasean este tipo de oportunidades. Estar aquí para mí es un sueño», dice Ramiro Maturana, barítono chileno de 31 años, quien interpreta al barón de Pictordú.
Juliane Stolzenbach Ramos, quien interpreta a Cenicienta, se despoja de sus harapos y emerge su vestido de gala a la vista de los espectadores en cuestión de segundos. El público aplaude a rabiar el efecto mágico. «Este proyecto que nos hizo crecer muchísimo a todos. Debutar en el Teatro Real no pasa todos los días. Tuvimos clase de teatro, clases magistrales con pianistas, con cantantes, pero creo que la experiencia que más nos queda es el escenario, tu vivencia ahí arriba. Para mí hay un antes y un después», asegura Leguizamón quien interpreta a una de las hermanastras de Cenicienta, que padece dislexia.
«Este proyecto que nos hizo crecer muchísimo a todos. Debutar en el Teatro Real no pasa todos los días. Para mí hay un antes y un después»
Paola Leguizamón, actriz
La inclusión es una de las banderas de esta institución. El Programa Social-Agrupación Musical Inclusiva (AMI) permite que jóvenes de distintos niveles cognitivos desarrollen sus habilidades artísticas y se integren a la oferta cultural a través de la práctica musical conjunta, AMI, dirigida por Francisco Borro, está integrada por 20 niños que acuden dos veces por semana al Teatro Real, para aprender e interpretar obras musicales. En junio pasado presentaron Suite Alborada de la Diversidad, Homenaje a la Inclusión y Blues-Rock del Teatro Real.
Además, a través de Teatro Real Accesible es posible que colectivos vulnerables participen de la experiencia única que brinda la ópera. Por ejemplo, permite que espectadores con discapacidad visual, tras la descarga de la audiodescripción de la obra que se está por representar, pueda seguir desde sus butacas de forma sincronizada la acción que transcurre en el escenario. Este sistema exitoso de audiodescripción ha sido implementado en 2015 y desde entonces suma cada vez más espectadores a sus funciones. También el Real ha trabajado para brindar accesibilidad auditiva a través de un novedoso sistema de bucles magnéticos, instalado en las taquillas y en el patio de butacas, que permite a las personas que llevan prótesis auditivas escuchar la música con mayor calidad mejorar la recepción del sonido. Además, existen bucles magnéticos individuales (receptores portátiles inalámbricos con un sistema de frecuencia modulada FM), para las personas con prótesis auditivas que así lo requieran.
En este juego de suma positiva gana el Teatro, gana la sociedad y también un género que se reinventa cada temporada sin perder su esencia. «Hay que normalizar la ópera. Tiene una historia de 400 años y el Teatro Real ha cumplido 200. No podemos decir que es un género ajeno a la sociedad. Es verdad que es algo menos conocido, por supuesto, que no es tan popular como puede ser el fútbol, pero tiene esas grandísimas pasiones que son la música, la voz, del teatro, del libreto. En definitiva, es un gran arte para disfrutar y ojalá quienes no lo conocen, lo conozcan», explica García-Belenguer. De este modo, se programan óperas clásicas y también otras más contemporáneas, para un público amplio, exigente, pero no elitista, y se trabaja en brindar más posibilidades para que el Teatro pueda crecer e incluir más voces y expresiones cada temporada.