Ciudad de México avanza en la prohibición del toreo mientras La Monumental llena las gradas

El debate sobre la fiesta taurina no es algo exclusivo de la agenda mediática española, todos los países en los que el toreo se erigió como un espectáculo de masas se encuentran en un estado de revisionismo que pone en duda la moralidad de una tradición con siglos de arraigo.

Al otro lado del charco, en Ciudad de México, «la fiesta brava» podría tener sus días contados. La Comisión de Bienestar Animal aprobó el lunes 6 de diciembre un dictamen para prohibir «espectáculos públicos en los cuales se maltrate, torture o prive de la vida a los toros, novillos y becerros».

La iniciativa salió adelante con cuatro votos a favor y una abstención y, aunque la ausencia de cuatro diputados podría dejar sin efecto legal la votación, sus integrantes no dudan en que llegará al Pleno del Congreso para que este decida finalmente si lo aprueba o lo desecha.

La Monumental sigue llenándose a pesar de la polémica prohibición

La situación parlamentaria contrasta con lo que se ha vivido una semana después de la votación en la plaza de toros más grande del mundo. El español Antonio Ferrera cortó dos orejas, mientras que los mexicanos Diego Silveti y Diego San Román lograron una cada uno en la Corrida Guadalupana de la plaza Monumental de la Ciudad de México, con un lleno casi absoluto en los tendidos.

A pesar de que la noticia de la posible prohibición ha acaparado diversos titulares y fue celebrada por los grupos animalistas, la realidad se antoja más complicada de lo que parece. El asunto se encuentra en standby. El cierre de la plaza de toros en la comisión de Bienestar Animal quedó aprobado, pero también se acordó que hasta que no hablen con todas las partes implicadas no lo registrarán para que pase al Pleno.

La economía, el principal escollo para la prohibición

El punto débil de este asunto, como casi siempre, se encuentra en el terreno económico. El diputado del grupo Verde, Jesús Sesma, y los otros cuatro diputados que lo secundaron, admiten que son sensibles al temor de miles de familias que dependen de esta actividad. Por otra parte, la Asociación Tauromaquia Mexicana asegura que esta actividad genera un flujo económico de 6.900 millones de pesos, 800 millones en impuestos, más de 80.000 empleos directos y 146.000 indirectos. Todo esto se traduce en un riesgo para los ingresos de muchas familias en un país muy castigado por la crisis pandémica.

Otro de los problemas que inciden directamente en el éxito o el fracaso de esta medida se encuentra en el modo en el que se pretende disuadir de la celebración de las corridas, la cuantía de las multas. El borrador contempla multas de hasta 5 millones de pesos (unos 210.000 euros) para quien «organice, difunda y realice corridas de toros o espectáculos similares que impliquen maltrato animal». Teniendo en cuenta que los ingresos económicos de los espectáculos relacionados con la Tauromaquia superan por mucho a las multas propuestas, los organizadores de los eventos podrían seguir por el mismo camino, sin importar el castigo monetario.

División en México, prohibir la tauromaquia o protegerla

Actualmente, los festejos taurinos están prohibidos en los estados de Guerrero, Sonora, Coahuila y Quintana Roo, así como en algunos municipios de Veracruz, Michoacán, el Estado de México y Nuevo León. Una realidad que contrasta con otros estados como Hidalgo, Guanajuato, Zacatecas, Querétaro y Tlaxcala, en los que la tauromaquia ha sido declarada como Patrimonio Cultural Inmaterial, una decisión que blinda la celebración, impide que se puedan abolir y obliga además a los gobiernos estatales a invertir en ellas y difundir sus contenidos.

México es el segundo país del mundo con mayor número de plazas, con 216, celebra una media de 800 eventos taurinos al año y tiene en todo su territorio un total de 262 ganaderías dedicadas al toro de lidia. Aunque tradicionalmente se trata de uno de los países con mayor arraigo de la tauromaquia, en los últimos tiempos la polémica sobre si se trata de arte o maltrato ha generado una fuerte división. Según una encuesta elaborada por el diario Reforma, el 59% de los mexicanos está a favor de la prohibición de las corridas de toros, un 73% lo considera «un acto de crueldad» y solo el 25% sostienen que es «arte y tradición».

El debate entre tradición o barbarie continúa poniendo en duda la legalidad de un festejo centenario mientras en La Monumental de Ciudad de México los tendidos continúan llenándose, como ocurrió este lunes, con el español Antonio Ferrera como gran triunfador de la tarde. Sin embrago, la tendencia histórica amenaza con relegar a la plaza de toros más grande del mundo a un destino parecido al de su homónima en Barcelona, clausurada para este tipo de eventos hace ya más de 11 años.