El Pony Pisador y la moda de los cánticos marineros que arrasa en Tik Tok
Entrevistamos a la banda barcelonesa El Pony Pisador con motivo de su último disco, ‘It’s Never Too Late For Sea Shanties’ (Guspira Records 2021), dedicado en exclusiva las canciones de marineros
En castellano se llaman salomas a los cánticos de marineros usados para coordinar la actividad a bordo o mitigar el aburrimiento para reducir los riesgos de motín que han pervivido gracias a la tradición oral. Sin embargo, será necesario usar la expresión inglesa sea shanty para acceder al submundo virtual en el que adolescentes zoomers corean estribillos sobre tesoros ocultos y dulce ron.
Esta moda que a primera vista parece dadaísta ha recuperado en vídeos vistos por millones de personas algunos de los cánticos más populares de los piratas, marineros y soldados de Gran Bretaña, Nueva Zelanda o los puertos americanos, algunos de ellos anteriores al siglo XIX.
Hay una banda de cinco amigos de Barcelona y cercanías que han navegado también hacia la fama en paralelo a este fenómeno. Ya en sus inicios con Jaja Salu2 (2013) empezaron a tocar música tradicional marinera que les permitió acceder a festivales como Eurofolk (Alemania), Harwich Santy o Falmouth Sea Santy (Reino Unido). Su último disco, It’s Never Too Late For Sea Shanties (Nunca es demasiado tarde para las salomas, Guspira Records, 2021) aborda en exclusiva este género después de una dilatada trayectoria por las músicas regionales.
Su éxito parece confirmarse en sus últimos conciertos en Cataluña y por ello nos sentamos con Miquel Pérez después de escuchar el álbum, que entrega todo lo que promete con grandes dosis de humor (visible en temas como La noble vila de Su o El llom del diplodocus). Hay también una balada y un poco de reggae-dub. Mis primeras preguntas son para saber cómo ha podido reunirse un grupo de cinco personas con tantas peculiaridades: «La formación de la banda fue un proceso progresivo y dilatado en el tiempo. La idea de hacer una banda llamada El Pony Pisador fue de Ramón y Adrià, guitarrista y mandolina, cuando iban juntos al bachillerato. Allí se les ocurrió que querían hacer un grupo que reflejara la sonoridad de la fiesta de aniversario de Bilbo en El Señor de los Anillos (La comunidad del anillo, 2001). Muy en plan frikada del instituto. Esa primera idea fracasó y luego tuvieron una banda para fiestas mayores, pero al morir ese proyecto se acordaron de su idea tan guay del bachillerato. En esa época entró Guillem al banjo, más tarde llegó Martí y el último fui yo al violín. Entonces empezamos a preparar el primer disco hará ya unos siete años», me responde.
«Empezamos a abrirnos al humor y hablando con otras bandas de folk nos dimos cuenta que uno de los temas que la música tradicional siempre ha tratado es la sátira»
Podría decirse de ellos que comparten cierta cultura tabernaria, la del humor con cierta musicalidad, que se entremezcla con las referencias friki o los homenajes pop. «El humor es un rasgo distintivo bastante compartido. Cada persona lidera un género musical en concreto pero el humor es algo que compartíamos por igual. Al inicio no lo añadíamos a la parte comunicativa de la banda porque era algo que quedaba entre nosotros. Poco a poco empezamos a abrirnos al humor y parece que a la gente le ha gustado. Luego hablando con otras bandas de folk nos dimos cuenta que uno de los temas que la música tradicional siempre ha tratado es la sátira».
Hablamos con Miguel sobre la proximidad del circuito de habaneras y sobre ese otro circuito de música regional internacional, ambos bastante distanciados, y el modo en el que el disco también funciona para proyectarse en esos panoramas y nos cuenta que «la gracia del nuevo álbum es que todas las canciones son de cultura marinera, ya sean en inglés o en catalán. Desde el inicio de la banda uno de los motivos que más nos ha llevado a viajar por el mundo son los festivales de sea shanties. Que nosotros tengamos constancia somos la primera banda en hacer este género en la península. Teníamos ese título pero necesitábamos un producto musical que ofrecer como álbum».
Añade con experiencia sobre ese mismo tema: «Nosotros no estoy seguro que formemos parte al 100% de ninguno de los dos circuitos (el internacional o el catalán). Hemos visto que cuando empiezas tocando en una banda, por ejemplo de reggae, lo haces sobre una escena ya creada. Nosotros hemos tenido que ir creando esa escena, si nos hubiéramos dedicado solo a las habaneras no sería así».
Tik Tok y cánticos virales
Ya rastreaba hace un tiempo el New York Times esta fama de los cánticos marineros en el territorio estadounidense y encontraba parte de su génesis en el influencer TikToker escocés Nathan Evans. Analizando los vídeos más populares lo que puede llegar a verse es que ya existía un poso cultural anterior en forma de cultura popular.
La sincronía hace que esas mismas conexiones pop se reproduzcan entre los miembros de la banda: «Nuestra relación con el mar es mucho más inocente. A Guillem le gusta el mar y la navegación, el Martí es nacido en Premià… pero todo esto no es tan importante como la fascinación que pudimos haber sentido siendo pequeños con películas como Piratas del Caribe (2003) o los piratas de Astérix y Obélix. Tiene algo de cultura popular y fascinación infantil por los piratas. A mí me influenció un juego que se llama Assassins Creed: Black Flag (2013) que trata de la piratería en el Caribe. En el juego subes al barco para ir de una isla a otra, del mismo modo que en el GTA subías al coche y cambiabas la radio, de modo que en ese juego la tripulación empezaba a cantar sea shanties y, a medida que avanzaba el juego, aprendían algunos nuevos».
Al final los misterios de la viralización de estos cánticos nos son revelados por Miquel pero supongo que ya algunos se podrían haber adelantado con la conclusión de que el medio es el mensaje: «En esa red tú grabas un vídeo y otra persona puede responderte, después una tercera persona puede añadir su voz, etc. Los sea shanties siempre han sido algo colaborativo: está la figura del shantieman que dice una frase él solo y luego está la tripulación que responde cantando todos juntos. Que alguien se grabe haciendo de shantieman y el resto de la gente use ese vídeo para añadir más y más voces es una forma muy fácil de hacerlos de forma colaborativa y a distancia. Tik Tok no está diseñado para esto pero casi lo parece por la gran facilidad con la que puede hacerse».
En cuanto al nombre del disco, Miguel nos cuenta que es precisamente la moda la que hasta cierto punto motiva el título de su álbum, aunque «tiene triple motivación: nunca es demasiado tarde en el día, porque los festivales suelen ser de noche; nunca es demasiado tarde históricamente porque es música del siglo XVII y XVIII sonando en el siglo XXI; el último tiene que ver con Tik Tok porque si hubiéramos llegado a tiempo a lo mejor se hubiera viralizado más el proyecto, pero siempre comentamos que llegamos un poco tarde».
Por último, Miquel me confiesa que, como buenos marineros, la banda también tiene sus tradiciones y supersticiones, y me hace apuntar tres palabras antes de partir. Yo tomo nota poco antes de escribir esto con su disco transportándome a algún lejano bergantín: «Piroclasto, pistilo y funicular».