Jordan Peterson dimite como profesor por la "destrucción" de la universidad por parte de la ideología 'woke'
«Académicamente, soy una persona non grata debido a mis posiciones filosóficas», se queja el intelectual
«Académicamente, soy una persona non grata debido a mis posiciones filosóficas», se queja el intelectual
El polemista y escritor Jordan Peterson, autor del superventas 12 reglas para vivir: un antídoto al caos, anunció este miércoles su dimisión como profesor titular de la Universidad de Toronto (Canadá) por la conquista del mundo académico por parte de la llamada ideología woke, centrada en la visibilidad de las minorías.
En una carta abierta publicada en el diario canadiense National Post, el intelectual, conocido por su cuestionamiento de ciertas corrientes de pensamiento dominantes, denuncia la «terrible ideología que actualmente está destruyendo las universidades y, en última instancia, la cultura en general».
Peterson afirma que le hubiese gustado seguir dando clases «hasta que tuvieran que transportar su esqueleto fuera del despacho», pero no ha sido posible. Su salida se explica en parte por el hecho de que el pensador llega ahora a una audiencia mundial a través de sus clases y podcasts online, pero el hasta ahora profesor apunta a que los motivos van mucho más allá.
El psicólogo clínico menciona, por ejemplo, que sus estudiantes que no pertenecen a alguna minoría (es decir, hombres blancos y heterosexuales) «se enfrentan a una probabilidad despreciable de que les ofrezcan un puesto como investigadores, pese a sus estelares currículos científicos». Esta circunstancia, explica Peterson, se da porque la universidad se ha «corrompido» al haber «impuesto» como prioridad la contratación de personas «diversas, inclusivas e igualitarias».
Pero no solo eso. Al margen de su raza, su sexo o su identidad sexual, algunos estudiantes son mal vistos por el mero hecho de ser alumnos de Peterson. «Académicamente, soy una persona non grata debido a mis inaceptables posiciones filosóficas», afirma el polemista, que se pregunta: «¿Cómo puedo aceptar (dirigir) a futuros investigadores y enseñarles sabiendo que sus salidas profesionales serán mínimas (por haberse dirigido conmigo)?».
Sin embargo, dejando a un lado los efectos que esta cuestión tiene sobre sí mismo, Peterson hace una advertencia general: «Estamos produciendo una generación de investigadores absolutamente incapacitada para la profesión».