Camilleri y Montalbán: conversación entre la mesa y el crimen
‘Conversaciones sobre la escritura’ recoge los encuentros entre Andrea Camilleri y Manuel Vázquez Montalbán, creadores de dos detectives que han marcado el género negro en las últimas décadas
En los años setenta Rafael Alberti leía a poetas españoles, pero no a novelistas: «Los protagonistas necesitan cuarenta páginas para subir una escalera». En eso estaba entonces Manuel Vázquez Montalbán, empeñado en escribir novelas experimentales, alguna de éxito, cuando pensó, tras una apuesta etílica, regresar a la aparente sencillez de las novelas policiacas.
Fue así como nació Tatuaje, la primera de las obras de la serie detectivesca de Pepe Carvalho, un investigador privado atípico que, de militante del PCE y luchador antifranquista, acaba trabajando como agente de la CIA. Por el camino, y entre caso y caso, la mirada incisiva, lacónica y solitaria de Carvalho realiza un análisis de la España del momento: la autodestrucción del partido comunista, la transformación de la Barcelona preolímpica o la caída del felipismo, son el decorado entre el que se desarrollan los crímenes y que acaban convirtiendo una historia de suspense en «un instrumento de análisis y conocimiento de la sociedad» .La serie, quizás la más exitosa de nuestra literatura negra, dio lugar a multitud de adaptaciones cinematográficas, cautivó a cientos de miles de lectores y cruzó nuestras fronteras.
Mientras, en Italia, un guionista de amplia trayectoria se peleaba con la estructura de su primera novela. A Andrea Camilleri, que aún no era conocido fuera del ámbito televisivo y teatral de su país, El pianista, de Montalbán, le abrió los ojos: «¿Por qué tengo que escribir una novela que vaya de la A a la Z?» La historia del español comenzaba con un hecho e iba hacia atrás, hacia el pasado.
Fue así como nació la obra prima del italiano, La ópera de Vigàta, y posteriormente la reconocida serie del comisario Montalbano que, con sus veintiocho títulos, homenajea con el nombre de su protagonista tanto a Sicilia, donde Montalbano es un apellido habitual, como a Vázquez Montalbán, al que Camilleri reconoce de esta manera como maestro.
En Conversaciones sobre la escritura, a la venta desde el 2 de febrero, los dos autores dialogan sobre el oficio de escribir, mientras dan las claves que configuran sus historias y reflexionan, con ironía y sentido del humor, sobre la literatura, la sociedad y la vida con la espontaneidad que da la complicidad y la admiración mutua. En la edición se recogen los cuatro encuentros públicos que tuvieron los dos escritores, cuando sus escritos ya eran leídos en medio mundo.
El libro se publica dentro de la colección Tascabili, de la editorial Altamarea, que reúne obras de pequeño formato, editadas con un mimo exquisito, y en la que se han publicado recientemente otros dos títulos de Camilleri: Autodefensa de Caín y Conversación sobre Tiresias. La última apuesta de esta colección, junto con la publicación que aquí reseñamos, es Rebelión en Asturias, una breve pieza de teatro en la que Albert Camus da su visión sobre la revolución minera de 1934.
Une a Carvalho con Montalbano «la actitud melancólica ante el trabajo y ante la sociedad» y «una mirada distanciada e irónica». Ambos son cultos, mediterráneos y apasionados por la gastronomía, aunque no con los mismos gustos. Uno lee libros, Montalbano, mientras el otro, Carvalho, los quema para calentarse: «Arde Engels para provocar a los marxistas; arde Cervantes para provocar a los cervantistas», contestó el novelista cuando Camilleri le preguntó por esa manía del detective afincado en Barcelona. «Porque leerlos no le ha enseñado a vivir. Se trata de una ironía y de una broma», contestó en otro encuentro.
Al igual que sus protagonistas, los autores tienen muchas cosas en común, pero también múltiples diferencias que no interfieren en la amplia conexión que comparten. Provenientes de la izquierda, pasaron de intentar asaltar el Palacio de Invierno a asaltar la cocina. Del dilema de la Historia al de la cotidaneidad, del nosotros al yo, que reina en estos días. ¿Qué ha de hacer un escritor comprometido? Para Camilleri no es su tarea cambiar el mundo, sí la de ayudar al hombre a entenderse. Las aventuras de Montalbano y de Carvalho contribuyen, sin duda, a eso.
«El detective es un punto de vista. Es la búsqueda de la verdad final, la posibilidad del viaje filosófico de la investigación, que quiere decir prescindir de los personajes para llegar finalmente al núcleo de la verdad, con la complicidad del lector. Si no existe complicidad entre el escritor y el lector, este viaje hasta la razón última de la verdad no tiene lugar». Manuel Vázquez Montalbán, Conversaciones sobre la escritura.