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'Malas mujeres' revisa el relato que la historia ha hecho de la mujer y su papel en la sociedad

‘Malas Mujeres’ es el quinto libro ilustrado de la artista sevillana María Hesse. En él plasma su mirada feminista trenzando dibujos y textos que revisan el relato que la historia ha hecho de la mujer y su papel en la sociedad

‘Malas mujeres’ revisa el relato que la historia ha hecho de la mujer y su papel en la sociedad

María Hesse acaba de publicar su quinto libro ilustrado y está tan agotada como pletórica. Malas Mujeres revisa el relato histórico que, en incontables ocasiones, ha encorsetado a la mujer y la ha relegado al papel de princesa indefensa que necesita el rescate de un apuesto varón. En palabras de la contra: «Desde la aparición de los primeros mitos, lo universal ha sido la narración de los hombres, esa visión masculina que dibujó a unos y a otras, nos dijo cómo debíamos ser -puras, dóciles, amorosas- y previno al mundo de las malas mujeres». María alumbra estos personajes, que van desde Afrodita o Pandora hasta Monica Lewinsky o Elisabeth Moss (la actriz que encarna a June Osborne en El cuento de la criada) mediante la técnica de gouache y acuarela, y siente que el dibujo es «la parte más orgánica de su trabajo», la que más rápido o de forma más innata nace: «Escribir me genera más pudor, me cuesta más trabajo; pero dibujar está muy conectado conmigo, va evolucionando con cómo me siento y lo que quiero contar, y refleja muy bien mi personalidad».

Y no solo la suya. Las miradas de cada una de las protagonistas de Malas mujeres está cargada, provoca, evoca. Se lo digo y María me cuenta que esa era su intención: «Las miradas siempre han sido importantes para mí, pero creo que han ido ganando expresividad a raíz del libro de Marilyn, porque con Marilyn para mí era muy importante captar la mirada que ella tenía y que fue mutando a lo largo de su vida y se fue entristeciendo. Y con Malas me apetecía que esa mirada tuviera mucha intensidad y cierta oscuridad, que de alguna manera causara algo en el espectador». Un espectador que, de primeras, puede creer que sus ilustraciones son, por lo colorido y sus formas, inocentes: «La primera visión que tiene el público de mis dibujos suele ser de algo muy dulce, muy naíf, pero detrás de esa capa de maquillaje hay mucho más, y yo creo que en este libro es mucho más evidente que en otros». 

Imagen vía Editorial Lumen.

Malas mujeres a través de la historia: desde los inicios de la cultura grecolatina al siglo XXI

En su obra, María pone la lupa en el relato que los hombres han conformado de las mujeres a lo largo de la historia. Y los filósofos clásicos, como Platón y Aristóteles, no se libran. Platón opinó que la mujer era «en todo más débil que el hombre», y Aristóteles dio un paso más definiendo directamente a las mujeres como seres inferiores, pensamientos tales para los que aducían, incluso, razones biológicas. «Eso no nos lo contaron cuando dimos Filosofía en el cole, le digo a María». «No, eso no nos lo contaron, te hablaban del mito de la caverna, pero no de eso. Hay que ver. ¿Y qué pasa, que no eran importantes estas cosas? ¡Si eso ha marcado la historia! Nos ha situado en el lugar en el que estamos. Y en religión tampoco nos contaban que Santo Tomás de Aquino decía de nosotras que éramos ‘seres incompletos’. Y sin llegar a eso, en la Biblia las mujeres éramos monedas de cambio para todo», dice con su mezcla de firmeza y simpatía. 

«En religión no nos contaban que Santo Tomás de Aquino decía de nosotras que éramos ‘seres incompletos’»

También los cuentos clásicos son objeto aquí de análisis. Un fragmento del libro dice así: «Aurora, Blancanieves, Cenicienta. Todas eran jóvenes, bellas, pasivas y dóciles; y los príncipes, enérgicos, aventureros, potentes y, sí, quizá algo maniacos, por aquello de tomarlas como suyas sin preguntarles siquiera. ¿A quién podía ocurrírsele cuestionar esos romances? (…) Nuestra meta era el amor del príncipe, y si para ello había que ser buenas, pues seríamos buenas, lo cual no significa protagonistas». Después de leerlo, le pregunto a su autora cuándo se dejó ella de cuentos de hadas y renunció a pedir rescate alguno, al darse cuenta de que su vida no era un secuestro: «Tardé mucho, no sabría decirte exactamente cuánto, porque una cosa es tomar conciencia y otra ser capaz, y es difícil ser capaz, porque lo tenemos tan interiorizado que luchamos muchísimo por el amor, incluso cuando no tiene remedio. Yo en 2013 tuve una ruptura de una pareja con la que había estado diez años y creo que ahí fue cuando me di cuenta de verdad de que era mucho más feliz estando sola que estando con alguien a quien, por mucho que quisiera, me hacía sentir muy infeliz y me había consumido». 

Ilustración: María Hesse vía Editorial Lumen.

Avanzando por los siglos, Malas Mujeres llega hasta la Edad Media y desgrana cómo, con el sistema feudal, la mujer quedó relegada «a las labores domésticas y a la procreación, y si no renunciaban, todas aquellas que antes habían ejercido como curanderas o matronas -un poder que ya no les correspondía- eran acusadas de brujería y llevadas a la hoguera». Le pregunto a quien firma estas líneas si hay caza de brujas todavía hoy, en el siglo XXI: «Hombre, claro. Ahora no te llevan a la hoguera pero te cancelan», dice María, y ríe con pesar.

«Ahora a las mujeres se nos exige muchísimo más, si nos equivocamos las críticas recibidas son mucho más feroces. Y si eres mujer y si eres feminista, se te perdona todavía menos. De repente, te tienes que convertir en un ser de luz. Fíjate lo que se castigó a Leticia Dolera, o Isa Calderón, que también ha sufrido mucha polémica en Twitter. Yo por ejemplo tengo una comunidad muy bonita, pero de vez en cuando también me ha llegado algún mensaje diciendo que he decepcionado a alguien por cosas ridículas. A mí particularmente me afecta mucho, quizá porque en el cole me hacían bullying y este tipo de cosas me llevan a ese lugar».

María Hesse vía Editorial Lumen

Todo ha ido sumando en la vida de María hasta llegar a ser la artista y la mujer que hoy es. La documentación profusa que este libro recoge es fruto de un proceso «de muchos años leyendo literatura y ensayo feminista». Hoy pisa y pinta firme, pero, como muchas otras mujeres, sufrió por salirse del camino marcado. De hecho, en el patio de su colegio la llamaban «María La Loca» (¿les suena?) por jugar a saltar en los charcos, paraguas abierto en mano, emulando a Mary Poppins.

Otros chicos, y también otras chicas, se burlaban de su creatividad: «El año pasado por casualidad hubo una chica del cole que me contactó por redes sociales y hablamos, y era una de esas compañeras que no me trataban muy bien. Y ella no es consciente. Yo lo veo con mis sobrinos o mis hijastros y es muy difícil porque los patrones se siguen repitiendo, y hay que estar continuamente alerta y hay que educarles en el hecho de que, cuando la otra persona no se ríe, es que no tiene gracia. Un niño no nace con la empatía, hay que educarle en la empatía», dice con didáctica. A ella le hubiera gustado que en el colegio, los profesores, estuvieran más al quite para inculcar esa capacidad en sus compañeros. 

It’s Britney, b*tch. | Ilustración: María Hesse vía Editorial Lumen

La mirada de María Hesse analiza también las consecuencias que el avance del feminismo está trayendo a las relaciones de pareja: «Superada la treintena vi cómo muchas de nosotras perdíamos a nuestras parejas y cómo a las solteras heterosexuales les costaba cada vez más encontrar a alguien que no se asustara de su empoderamiento», dice en el libro. Sentadas frente a frente, le pregunto cómo podríamos trabajar para que esto no sucediera: «¿Nosotras? No, no, nosotras no tenemos la responsabilidad», me contesta. «¿Y ellos?», le pregunto de nuevo. «Ellos tienen que hacer lo que estamos haciendo nosotras, deconstruirse y asumir que el mundo tal y como lo conocemos no está bien planteado. Tienen que leer y hablar y hacer lo que estamos haciendo nosotras, pero desde luego no es nuestra responsabilidad». 

«Ellos tienen que hacer lo que estamos haciendo nosotras, deconstruirse y asumir que el mundo tal y como lo conocemos no está bien planteado. Tienen que leer y hablar y hacer lo que estamos haciendo nosotras, pero desde luego no es nuestra responsabilidad»

Por el momento, María pone su granito o su montaña de arena a la causa y sus ilustraciones le han valido recientemente un hermoso reconocimiento: ha sido elegida como una de las cien mejores ilustradoras del mundo por la editorial alemana Taschen. «A todo el tema de las listas no le presto mucha atención porque al final es la selección de unas personas que las hacen bajo su gusto y su criterio. Me hace ilusión pero tampoco creo que tenga mucha importancia, para mí lo importante es que a día de hoy puedo vivir de lo que me gusta, y eso sí que es bonito», concluye.

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