Patrick Charpenel: «El Barroco no desapareció ni en el arte ni en el pensamiento contemporáneo»
Nos reunimos con Patrick Charpenel, actual director del Museo del Barrio de Nueva York, para conversar sobre la muestra Sustancia- SUSTANCIAS
El lugar de encuentro con Patrick es la Iglesia de San Martin, espacio que se ha intervenido por diecisiete artistas de diversas nacionalidades repartidas frente al imponente altar Barroco del siglo XVIII. Actualmente Charpenel, es una de las voces más reputadas del arte hispano y latino contemporáneo. La muestra tiene el propósito de anunciar un ciclo de actividades artísticas denominada Abierto por Obras, se lleva a cabo como preludio a la inauguración del museo de arte contemporáneo Collegium en Arévalo.
P: ¿En qué te basaste para hacer la curaduría, tomando en cuenta que se contraponía arte que se considera profano y sagrado?
R: Me centré en el debate teológico que se dio durante el conflicto de la Reforma protestante y la Contrarreforma del Concilio de Trento en torno al principio de «identidad». Charpenel nos habla del debate planteado por el griego Parménidez y articulado en la filosofía de Aristóteles, que señala que una «cosa», por el simple hecho de ser, está obligada a permanecer en su propia identidad y nunca debe cambiar. «Pero en la tradición Cristina según el dogma católico ocurre la «transustanciación», la conversión del pan en cuerpo de Cristo y el vino en su sangre; de esta capacidad se supera el principio de identidad, encontrando su fundamento en la fe.Para los agnósticos, esta idea metafísica no puede ser aceptada y debe ser entendida como un gesto simbólico de la cultura y las creencias religiosas».
¿Qué caminos crees que encuentran las ideas contemporáneas frente a este debate?
Para la antropología posestructuralista, el significado de nuestra realidad no se puede fijar desde los parámetros de una teoría universal, sino en función de variables culturales. Esta muestra intenta poner en evidencia justamente eso. En el Barroco, a diferencia del estilo Neoclásico, los límites entre los elementos no estaban definidos. Para mí, el Barroco no ha desaparecido ni en el arte ni en el pensamiento contemporáneo. La complejidad con la que tenemos que pensar y conocer nuestra realidad nos obliga a generar una serie de conexiones que son tan complejas que no nos permiten tener esa definición clara de lo que percibimos, sino que nos obliga a tener una percepción compleja llena de capas y que es la condición posmoderna de nuestro tiempo.
¿Cómo se articula la muestra?
Desde dos ejes, el primero con la serie completa de los ochenta grabados de los Caprichos de Goya y el segundo con el cuerpo de obras contemporáneas. Esta conversación permite jugar con códigos de representación tradicionales, proyectando una visión más abierta. Goya es el artista español, que en mi opinión cambió las reglas del juego: el verdadero padre del arte moderno, quien sentó los pasos para los movimientos posteriores. Ambas partes intentan revalorizar una dimensión crítica de nuestra condición como humanos y como mundo.
¿Porqué se eligió Arévalo para la construcción de Collegium y las muestras que se exhibirán en zonas aledañas durante su construcción?
Es una ciudad con una fuerte carga cultural e importante pasado histórico. Estuvo el humanismo renacentista cristiano, convivieron cultos de distintas religiones. En el siglo XVI se fundó el Colegio de Santiago, de la Compañía de Jesús, precisamente en este mismo lugar será el museo. Acá creció Isabel la Católica, quien impulsó la expedición de Colón, intercambio que no se volvería a cortar más entre América y Europa. Además, se dio el primer modelo pedagógico global; antes de San Ignacio de Loyola, las universidades estaban en lugares muy puntuales. Tatiana Bilbao, la encargada del proyecto arquitectónico, se ha basado en escritos oficiales que describen sucesos en relación directa con la distribución espacial del complejo Jesuita durante los siglos XVI y XVII. Rescatará el cuerpo de la Iglesia y del colegio desde claustro central, elemento que potenciará de manera contemporánea la propuesta conceptual.
Durante el recorrido de la exhibición, resaltan obras que están al límite entre lo simbólico y lo material, como el panel de plumas de pavos reales de Carol Bove, o el «nudo» de Jorge Eduardo Eielson, que alude al sistema matemático prehispánico peruano, ante el altar Barroco de la Iglesia.
Las vertientes políticas las vemos representadas en artistas como Moyra Davey; quien trabaja el retrato de Lincoln grabado en las monedas de pennys y su degradación por el tiempo y el espacio. Teresa Margolles evidencia la violencia del narcotráfico mexicano con sus «brazaletes» hechos de residuos de vidrios recogidos del lugar del los atentados, mostrando la reliquia como barbarie. La temática de género es cuestionada por obras como la de Hayv Kahraman. «Me parecía importante introducirlo en el debate no solo porque es un tema presente en la sociedad, sino porque Arévalo fue un lugar de tolerancia y apertura religiosa y de pensamiento, creo que es algo que se debe visibilizar», señala Charpenel.
También podemos encontrar la maravillosa obra de Mathias Goeritz, célebre artista y filósofo, conocido también por su aporte al pensamiento arquitectónico y su amistad con personajes como Luis Barragán y Alexander Calder. Ocupa un lugar primordial el lienzo de David Hammons que, desde botes con una pelota de basketball, crea claroscuros y manifiesta la idea de precariedad y vulnerabilidad de la población afroamericana, mientras las palomas de Maurizio Catellan nos observan desde lo alto del techo durante este vigoroso trayecto. No se la pierdan.
Del 22 febrero de 2022 al 12 de junio de 2022 · Sustancia – SUSTANCIAS · Iglesia de San Martín, Calle de la Alhóndiga, 20. Arévalo, Ávila.