¿Te sientes vigilado? Seis series que te recuerdan que siempre te están observando
La vigilancia, tanto de los gobiernos como de las empresas tecnológicas es una constante y, como muestran estas series, siempre puede ser peor
Para nadie es un secreto que nuestros dispositivos nos espían, tampoco que nuestros datos se almacenan e intercambian. Realmente nunca estamos completamente a solas. Esta situación es más perturbadora si piensas que el control no solo viene de compañías interesadas en venderte productos de manera más directa, sino también de los gobiernos que tienen a su disposición tecnología para identificar y seguir a sus ciudadanos con la defensa de la seguridad.
En Reino Unido, por ejemplo, CCTV (un circuito cerrado de cámaras) existe sin que la mayoría se cuestione que a todas horas de todos los días están siendo grabado y monitoreado por su propio gobierno en su paso por la calle (algo similar existe también en Rusia y China, por supuesto). También son destacables los escándalos que han explotado en Estados Unidos gracias al espionaje descarado -y generalmente ilegal- de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA, por sus siglas en inglés) a ciudadanos, tanto americanos como no.
No es raro entonces que muchas series hayan captado esta preocupación real y la hayan incluido en sus tramas. El cine lleva ya un buen rato planteándolo y en todas sus versiones (incluso hay clásicos antiguos sobre el tema como La conversación) y de hecho hace unos días HBO Max estrenó Kimi, en que un dispositivo al estilo de Alexa graba un asesinato y la compañía que lo comercializa intenta impedir que esto se sepa.
Si, por alguna razón, quieres sentir más paranoia de la que te pudo haber provocado el párrafo anterior, te recomendamos que veas estas series (y luego si te planteas convertirte en un ermitaño evita irte a zonas de cabañas llenas de caníbales).
Suspicion
Con solo unos pocos episodios esta serie de Apple TV+ deja claro que la hipervigilancia no acarrea las mejores consecuencias. La historia es sencilla, o lo parece inicialmente: el hijo de una influyente experta en relaciones públicas que acaba de ser nombrada embajadora de Estados Unidos en Reino Unido es secuestrado por cuatro personas cubiertas con máscaras que representan a la familia real. Mientras tanto en Inglaterra cuatro ciudadanos normales que no se conocen son detenidos e interrogados como sospechosos en el crimen, luego, les dejan ir y son espiados por la policía, que sigue cada uno de sus movimientos.
Tensa, interesante y sorprendente, esta serie (que cuenta con Uma Thurman, Noah Emmerich y Kunal Nayyar) deja claro el poder que tienen las fuerzas de seguridad para inmiscuirse en la vida de cualquier ciudadano, sea legal o no. En esta instancia, como el secuestrado es hijo de alguien con tanta influencia, los derechos de los sospechosos pasan a un segundo plano. Las secuencias de vídeos de calle siguiendo a estos ciudadanos, no demasiado diferentes a la realidad, son capaces de ponerte los pelos de punta. Imagina si no que fueses tú quien estaba en el lugar equivocado en el peor momento y que por ello toda tu vida pudiese ser registrada y escudriñada sin tu permiso.
Person of Interest
Si hay un ejemplo perfecto de cómo al brazo de la hipervigilancia puede írsele la situación de las manos, es esta serie. Emitida en CBS entre 2011 y 2016, esta serie de Jonathan Nolan (hermano de Christopher y creador de Westworld), sigue las andanzas de un excéntrico millonario que crea un aparato, llamado La Máquina, que puede «predecir» actos de terrorismo y otros delitos, y determinar quiénes serán los culpables, cruzando información de todas las bases de datos del mundo. Cuando el gobierno descarta su invento, el millonario se alía con un ex agente de la CIA (al que se cree muerto) para que resuelva los «cabos sueltos» de los que informa La Máquina.
Problemas morales y éticos son parte de la trama desde el principio y luego todo se hace más complicado para los pobres ciudadanos que al parecer viven sin saber que una máquina puede señalarlos como culpables de un crimen futuro que no han cometido. Una especie de mezcla de Minority Report y el programa que desarrolla Bruce Wayne en El caballero oscuro, la serie se ganó alabanzas crecientes de la crítica y merece mucho la pena.
Elementary
Esta reinterpretación de Sherlock Holmes en el presente, en Nueva York y acompañado de una doctora Watson, no prometía demasiado inicialmente (a pesar de la calidad de su reparto), pero resultó ser de las mejores series de su especie (eso es: un procedimental con dos protagonistas, hombre y mujer y casos episódicos).
Inteligente, con humor negro y bastante anti-establishment (obvio que tiene sus momentos de amor a la policía, como todas las demás, pero en esta es bastante menos extremo), esta serie tiene una larga trama que involucra a la Agencia Nacional de Seguridad (omnipresente y opresiva) y que, en su última temporada, crea un villano invencible, incluso para Holmes, en la figura de un millonario de la tecnología que utiliza sus plataformas, chips y demás inventos para espiar a los ciudadanos y asesinar a los que él decide, por sus comunicaciones e interacciones, que van a cometer un delito. Aterrador y, lo que es peor, viable, este giro de la trama solo empeora lo que ya se sabía durante toda la serie (con el ejemplo de la NSA): que estamos siempre vigilados.
The Good Wife (y The Good Fight)
¿Una serie de abogados protagonzida por la esposa ama de casa de un político corrupto que vuelve a ejercer su profesión cuando él es metido en la cárcel? ¿Qué tiene que ver esto con vigilancia? Pues como en Elementary aquí la NSA también tiene metidos sus brazos (y oídos largos). La agencia espía, sin ninguna legalidad, a los personajes de la historia y las conspiraciones y peligros son cada vez mayores.
De hecho el papel de la agencia y sus aburridos empleados (que escuchan las conversaciones y hacen informes) es tan importante, que cuando se estrenó The Good Fight, un spin-of de la original, que incluye a algunos de sus personajes originales, han seguido formando parte de la trama. Ambas series toman ejemplos de los temas de actualidad para desarrollar sus episodios y el reflejo de la NSA aquí puede que sea el más fehaciente de todos.
Black Mirror
Era imposible no incluir esta serie antológica en esta lista. Puede que algunos de sus episodios vayan de otra cosa (no todo lo perturbador de la tecnología tiene que ver con vigilancia) pero lo cierto es que hay muchos que dejan claro que ya estamos a merced de nuestros dispositivos y la tecnología y que, lo que nos espera es mucho peor.
La privacidad se ha convertido es un lujo casi inexistente y la recopilación de datos sobre cada individuo llega a extremos de saber sus pulsaciones, sus rutas y sus contraseñas… Episodios como The Entire History of You (La completa historia de tu vida), en que una pareja revive una y otra vez una noche con amigos en que ella coqueteó con uno de invitados, a través de un implante que graba todo lo que se vive; o Arkangel, en que una madre implanta un chip de rastreo a su hijas; o Crocodile, en que una tecnología es capaz de meterse en el cerebro y descubrir los secretos más personales… estos son solo algunos ejemplos, pero es claro que la vigilancia y la invasión de privacidad son una preocupación real en Black Mirror. ¿La razón? Que la posibilidad de que la vida real alcance estos extremos está cada vez más cerca.
Made for Love
Un millonario inventor de tecnología vive aislado en un hub de su invención junto a su esposa. Todo parece idílico, pero la verdad es otra. Obsesionado por controlar todo, el millonario graba cada instante y lo evalúa (y exige a su esposa que haga lo mismo… incluso con sus orgasmos), tiene un delfín con un chip en el cerebro encerrado en una piscina para su entretenimiento y pretende instalar uno en la cabeza de su amada para ver todo lo que ella ve. Esa es su nueva invención, un chip que las parejas implantarán en la cabeza del otro para saber todo lo que sienten y piensan. ¿Perturbador? Sí, y mucho. Más si se piensa que Elon Musk ya está trabajando en implantes cerebrales para controlar acciones externas con el pensamiento.