Cinco cosas que aún no sabías sobre 'El padrino'
Se cumplen 50 años de que la obra maestra de Francis Ford Coppola llegase a unas privilegiadas salas en Nueva York. Te contamos detalles del detrás de cámara de este especial rodaje
Sí, ya han pasado 50 años desde que Marlon Brando asumió la identidad de Vito Corleone y Al Pacino el de Michael, y la historia del cine cambió. Todo en el relato de cómo se hizo El padrino es destacable y mucho son casualidades afortunadas y la insistencia de un director joven, osado y con poco que perder (es difícil imaginarlo pero en ese tiempo su nombre no le sonaba a nadie) en hacer lo que quería. Brando, Pacino, incluso el propio Francis Ford Coppola, no eran ni de lejos las primeras opciones del estudio… pero la casualidad quiso que terminaran juntos en esta adaptación de la novela de Mario Puzo sobre la mafia italiana.
Originalmente, iba a desarrollarse en el presente, iba a ser una película de gángsters a la vieja usanza y iba a dirigirla Sergio Leone. Pero la adaptación de Puzo no le interesó al cineasta y al final fue Coppola el que terminó con el guion en las manos… uno que descartó sin contemplación para terminar con la historia que ya conocemos. El caso de Brando y Pacino, como saben todos los que hayan leído algo de la película, fue insistencia de un Coppola con poco peso en la industria pero bastante osadía (sus amigos, Steven Spielberg y George Lucas, eran del mismo palo).
Tras un primer estreno en pocas salas en Nueva York, un 15 de marzo de 1972, la película fue alabada de inmediato
Lo cierto es que, tras un primer estreno en pocas salas en Nueva York, un 15 de marzo de 1972, la película fue alabada de inmediato como una obra maestra y el nombre de Coppola (que había estado cerca de ser despedido en varias ocasiones) se convirtió para siempre en un símbolo.
Hay mucho que saber sobre el detrás de cámaras de este clásico, por lo que vamos a enumerar algunos de los hechos que tal vez no conozcas (o sí, pero que son tan descabellados o impresionantes que merece la pena revisitar).
La cabeza de caballo era real
Sí, este hecho puede que lo conocieras, pero es que es tan indescriptible y sorprendente que merece la pena destacarlo (para recordarlo y para dejar KO a quien aún no lo sepa). La historia es la siguiente: John Marley, que interpreta a Jack Woltz, había ensayado la escena varias veces con una cabeza falsa… y cuando llegó la hora de rodar Coppola no le avisó que usarían una real. La reacción de Woltz, y de Marley, tiene mucho de real. Y hace de la escena una memorable, aunque por un tiempo Coppola pensó no meterla en la película, ya que no le había gustado demasiado en el libro.
«Hay mucha gente que muere en esta película, pero todo el mundo se preocupa por el caballo. Incluso en el set»
Francis Ford Coppola
Lo cierto es que optar por un caballo real hizo que asociaciones animalistas denunciaran la película. A lo que Coppola respondió: «Hay mucha gente que muere en esta película, pero todo el mundo se preocupa por el caballo. Incluso en el set. Cuando llegó la cabeza, los miembros del equipo se sintieron afectados porque son amantes de los animales, aman a sus perritos. Lo que no saben es que la cabeza venía de una fábrica de comida para animales que mata 200 caballos al día para hacer la comida de sus perritos».
Brando hizo muchas cosas muy raras durante el rodaje
El famoso algodón metido en la boca no es cierto, por ejemplo. O por lo menos no durante el rodaje. La cosa es aún más rara. El actor utilizó algodón para su audición, pero luego encargó una pieza dental que se metía en la boca para darle ese look de bulldog que tanto marcó el aspecto de Vito Corleone… es de suponer que el algodón no le era suficiente. ¿Qué más hizo? No se aprendió ni una línea, pensaba que leerlas le hacía parecer más natural, así que el set (y en muchos casos hasta los actores) estaba lleno de tarjetas con sus líneas para que pudiese leerlas en cada escena. ¿Más? Basó su voz en un verdadero mafioso (un valiente, el Brando): Frank Costello. Brando lo había visto en televisión en unas audiencias de investigación sobre crimen organizado en 1951 y copió su tono de voz.
Pero no todo era seriedad. Brando, así como los demás miembros de la ficticia familia Corleone, se dedicaron a gastarse bromas durante todo el rodaje. De hecho se ha llegado a decir que era casi imposible entrar en alguna habitación del set y no encontrarte un culo al aire. Brando se lo tomó tan en serio (que su intensidad no solo se dedicaba al trabajo) que lo bautizaron el rey de los calvos.
Hay mucha improvisación y errores que llegaron a la versión final
La línea «Deja el arma, coge los cannoli» no estaba escrita, era solo «deja el arma». Pero la esposa de Clemenza había mencionado los cannoli antes en la escena y al actor le pareció gracioso nombrarlos… el resto es historia. En el caso de la escena de Luca Brasi con Vito se trata más de nervios y no tener ninguna toma buena. El actor estaba tan intimidado por compartir escena con Brando que no lograba decir bien sus líneas y las practicaba angustiado… Coppola usó su miedo real como el de su personaje.
¿Otro ejemplo? El gato que Vito acaricia en su despacho es un gato callejero que apareció por allí y Brando decidió coger. Por su parte, James Caan improvisó darle una golpiza al agente del FBI y luego tirarle dinero por romper su cámara. Lo mismo, en mayor escala, pasa con la larga escena de la boda inicial. El director optó por rodar estilo guerrilla entre los 700 extras y sus protagonistas, a los que les pidió que improvisasen y se quedasen en personaje… porque no sabían cuándo aparecerían en cámara.
La figura de un padrino o un Don no existe como en la película
El escritor y guionista Mario Puzo, el autor de las novelas, a pesar de ser descendiente de italianos y haber pasado a la historia como «el literato de la mafia», no hablaba italiano ni tenía contacto con nadie del mundo de la mafia o del hampa. Puzo se crió en el Hell’s Kitchen, una zona del bajo Manhattan donde abundaba el crimen y los inmigrantes italianos, y entre el conocimiento de lo ilegal por su cercanía al mundo del juego y las apuestas y sus recuerdos de infancia, nació El padrino.
«Cada vez que escribía un diálogo de Vito Corleone, tenía la voz de mi madre en mi oído»
Mario Puzo
Eso sí, un Padrino no existe como figura (o no existía, la película ha tenido muchísima influencia fuera de la pantalla y el crimen organizado terminó copiando a El Padrino) y la palabra Don es tío en italiano. Puzo la incluyó porque le parecía imponente y nadie lo discutió demasiado (aunque Coppola estaba en desacuerdo con usarla, la final la dejó en el guion).
La película tuvo resistencia
No solo se trataba del estudio poniendo trabas al trabajo de Coppola, tanto la Liga de Derechos Civiles Italiano-Americana como la mafia tuvieron sus problemas con la cinta. La primera protestó durante el rodaje e incluso llegó a reunir 500.000 dólares con los que presionar para que se parase la grabación.
«No queremos romper tu cara bonita o lastimar a tu recién nacido. Vete de la ciudad y no ruedes ninguna puta película sobre la familia»
Por su parte, la mafia tampoco estaba especialmente alegre de verse en pantalla. De hecho hubo varias amenazas, una de ellas al productor Robert Evans, su esposa Ali McGraw y su bebé recién nacido. Durante su estadía en un hotel en Nueva York recibieron una llamada: «No queremos romper tu cara bonita o lastimar a tu recién nacido. Vete de la ciudad y no ruedes ninguna puta película sobre la familia». De hecho, la razón por la que en ningún momento de la película se menciona la palabra mafia es porque la liga presionó para que se eliminase del guión por completo.
Ni Brando ni Pacino estaban felices con el Óscar
Las críticas a los premios de la Academia existen desde que existen los Óscar. En el caso de El padrino, sus dos protagonistas estaban bastante molestos con la organización el año en que la película, y ellos compitieron. Brando rechazó su estatuilla por la racista representación de los nativos americanos en el cine y Pacino intentó boicotear los premios porque lo postularon en la categoría de Mejor Actor Secundario, cuando claramente su papel es un coprotagonista. Vamos, que sin importar incluso que te den o no el premio, la Academia siempre ha sabido ganarse enemigos.
Hay mucho más por saber y por explorar, pero lo cierto es que la historia de la familia Corleone, del padrino que la comanda y de la ascención al poder de un hijo que nunca quiso el negocio familiar, no es solo una película de mafia, es un drama humano y familiar complejo que se extiende más allá de tiroteos y amenazas. Es un estudio del poder, la violencia y la corrupción, también de la tradición, el amor y la exigencia familiar. Entre muchas cosas más. Esta cinta resume la experiencia humana en personajes sólidos y tridimensionales que a pesar de sus vidas parecen estar muy lejos de la realidad de sus espectadores, resultan completamente reconocibles. Por eso es un clásico.