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Cultura

¿Por qué llevamos a los niños al cine?

«Algunos padres van contando las escenas políticamente correctas que salen, para sentirse progenitores estupendos»

Escena de 'Minions: nace un villano'.

Nunca, que yo sepa, se ha cancelado un programa infantil de televisión por baja audiencia. Es un dato que puede decirnos algo sobre el criterio audiovisual de los niños: no tienen. Mi generación pasó de Los payasos de la tele a La bola de cristal, y luego de Miriam Díaz Aroca a Leticia Sabater, sin pestañear siquiera. Nos valía cualquier cosa, unos payasos de cincuenta años, una joven delgada con ropa ceñida, gags, dibujos, canciones, circo y discoteca. Ser niño es que todo te parece bien mientras meriendas.

Ahora los niños viven en Disney +. Frozen es un mito de su infancia. También Vaiana. En otras plataformas hay películas malísimas que también les gustan mucho. Todas van un poco de lo mismo, magia, amistad, volar, animales de colores y ser buena persona. Lo único que queda de todo eso, cuando creces, es lo de volar.

Son los padres los que piden (o creen que piden) películas con valores. Uno no sabe si las películas para niños se hacen pensando en los niños, pensando en los padres o pensando una escena para cada uno, y así dejar contentos a ambos. Muchos padres permiten a sus hijos de cinco años ver películas de superhéroes donde uno le arranca la cabeza a otro o le atraviesa el pecho con el poste de una farola. Luego agradecen que algún personaje de la trama sea gay. Esos son un poco los valores de los padres.

El caso es que llega un día en el que llevas a tu hijo al cine. Es un día muy bonito. Ir al cine no es lo mismo que ver películas en casa, porque ir al cine constituye un ritual, y no siempre ha sido uno el maestro de ceremonias de nada. La película da un poco lo mismo, es la que toque. Normalmente toca a los tres años, pero a lo mejor a ver cabezas arrancadas se los lleva antes, no lo sé.

Es gracioso ver una sala de cine cuando la película es para niños. Están los espectadores propiamente dichos, que son los niños, y luego un número similar de adultos pensando en su hipoteca. Algunos padres van contando las escenas políticamente correctas que salen, para sentirse progenitores estupendos. Otros echarán en falta más escenas políticamente correctas. Otros, en fin, se pasan el filme consultando a sus hijos si les está gustando, como si no pudieran soportar que los niños lo pasen mal y no lo digan. Los niños en general no se enteran de la trama, tampoco de las referencias culturales o de los guiños apropiacionistas. Sólo ven la magia, el color, la acción y una sensación general de vivir en un mundo bueno.

«Si vamos a catecismos, vamos a catecismos; si vamos a hacer buenas películas, vamos a hacer buenas películas. Las dos cosas a la vez no puede ser»

Minions: nace un villano es, a todos los efectos, una película maravillosa para ir con los niños. Hacer una reseña de ella me parece sencillo: mis hijos lo pasaron estupendamente y todo lo demás me trae sin cuidado. Ahora seguiré escribiendo porque me pagan por llegar hasta el final.

La película, si vamos a hilar correcciones políticas, es bastante floja por ahí. El prota es malo y varón, los minions son todos chicos o lo parecen, la mala más mala es mujer y negra, y encima se pasan toda la historia robándose una piedra unos a otros y dándose puñetazos. Yo diría que sus creadores (Kyle Balda, Brad Ableson y Jonathan de Val) han pensando en hacer una película muy divertida y, por lo que sea, se han olvidado de dar lecciones morales. Que una cosa tenga relación directa con la otra es algo que les invito a considerar. Minions: nace un villano es un éxito de taquilla en todas partes, y tiene un 7,1 en Imdb y, sobre todo, ya les digo que es muy buena. Lightyear, película que continúa la extraordinaria saga de Toy Story, está siendo, por lo que he leído, un fracaso. Tiene un 5,3 en Imdb. Todo lo que sé de esta película es que se besan dos chicas, y que, inopinadamente, mi hija se salió del cine. ¿Es facha mi hija? No, todavía no. La película debe de ser muy mala.

Si vamos a catecismos, vamos a catecismos; si vamos a hacer buenas películas, vamos a hacer buenas películas. Las dos cosas a la vez no puede ser.

Todos los niños del cine lo pasaron en grande con los sketchs de estos bichos amarillos con peto vaquero que no se sabe qué silabario utilizan para hablar. Ninguno de los niños tenía ni la menor idea de toda la cultura que ha sido necesaria para que los creadores de Minions: nace el villano hagan su película. Influencias de Matrix, de Indiana Jones, del blaxploitation, del cine de artes marciales; música disco, moda de los 70, You can´t always get what you want, de The Rolling Stones para cerrar. Todo trepidante, dosificado, hermoso. A los niños les gusta la cultura, aunque no lo sepan.

Es una película que hace feliz a la gente, y eso es lo importante.

¿Por qué llevamos a los niños al cine?

Para que sepan que queremos hacerles felices.

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7 comentarios
  1. Apeiron

    La frase final es magistral y creo que es verdad.
    Ir al cine es caro, incómodo y la mayoría de las veces nos vemos obligados a tragarnos auténticos tostones. Pero ellos lo viven con tanta emoción y felicidad, que uno también se siente muy feliz a su lado.
    Parte del encanto creo que se debe a no convertirlo en algo habitual o rutinario. Así, siempre es un día especial y emocionante.

  2. vilasanche

    El articulo es muy bueno
    pero Vengo de leer un articulo de Vidal Foch
    Asi que es buenisimo
    Parece escrito por un genio
    Perdon por comparar

  3. FerdinandBardamu

    Mis hijos ya son jóvenes o adolescentes. Les llevo al cine desde que cumplían 4 o 5 años para que no dieran el c*ñazo a otros espectadores, pero creo que el acto de ir al cine es otro rito iniciático en sociedad y un hábito que aporta cultura a los críos, sin pararse a pensar como dices en el artículo en todas las referencias culturales que en ese momento no van a captar, pero que a la edad de los míos sí que pillan muchas, cuando han vivido algo más y se han acercado a libros y pelis antiguas y nuevas. En mi casa aún manejamos ciertas cosas en formato físico (libros en papel, cómics de grapa, CDs y vinilos, algún bluray) y tenemos la costumbre de ir al cine cuando la peli parece que merece la pena. Y sí, adoptamos las plataformas de streaming hace años, así como las de música, que pagamos religiosamente.

    Pero hagamos que ellos también amen esos ritos culturales que han hecho a nuestra sociedad como la que es: ir al cine, escuchar buena música atentamente, ir a comprar un libro y ojear lo que hay en las estanterías, ver una buena serie (si es con un buen proyector y un buen sonido mejor)… no como ruido de fondo. Dedicarle algunas a la semana a leer… Asistir a música en vivo, visitar alguna exposición con alguien que sepa y te guíe… Y disfrutar con todo ello, que es a lo que vamos.

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