Isabel II y la familia real española: una relación muy estrecha tan solo enturbiada una vez por el contencioso de Gibraltar
La decisión de la familia real británica de comenzar en Gibraltar su viaje de novios, que motivó la ausencia de la Casa Real en la boda de Carlos de Inglaterra y Diana de Gales, es la única mancha de una amistad envidiable
La decisión de la familia real británica de comenzar en Gibraltar su viaje de novios, que motivó la ausencia de la Casa Real en la boda de Carlos de Inglaterra y Diana de Gales, es la única mancha de una amistad envidiable
Isabel II sólo estuvo una vez en España, con motivo de la visita de Estado que protagonizó junto con su esposo, Felipe de Edimburgo, en octubre de 1988, invitados por los reyes Juan Carlos y Sofía, aunque durante su reinado trató de fomentar la relación entre los dos países a través de los lazos personales que le unían a la familia real española.
Lilibet, como los Borbones siempre la han llamado de manera cariñosa, ejerció de anfitriona en sendas visitas de alto nivel tanto de don Juan Carlos y Sofía en abril de 1986 como de los reyes Felipe y Letizia en julio de 2017, como gesto de reciprocidad de la única vez que pisó España.
“Esta visita de Estado es una expresión del profundo respeto y amistad que describe la relación entre España y el Reino Unido”, dijo el 12 de julio de 2017 al recibir a los actuales reyes en el Palacio de Buckingham Palace.
La última vez que don Felipe y doña Letizia estuvieron con la reina fue el pasado mes de marzo, cuando acudieron en Londres a la ceremonia de tributo por el duque de Edimburgo, el difunto marido de Isabel II fallecido en abril de 2021 y que por culpa de la pandemia tuvo un funeral muy restringido.
La presencia de los monarcas españoles se unió en la abadía de Westminster a la de otros miembros de familias reales, en la que se considera la mayor congregación de la realeza europea desde que estalló la crisis de la covid-19.
Los vínculos de los Windsor con la monarquía española proceden de la reina Victoria, conocida como la abuela de Europa, por la vasta genealogía a la que dio pie y que fue la soberana con más tiempo en el trono (1837-1901) hasta que la superó Isabel de Inglaterra.
Ésta, el duque de Edimburgo, don Juan Carlos y doña Sofía son tataranietos por distintas ramas de la reina Victoria, abuela a su vez de Victoria Eugenia de Battenberg, quien pasó a ser reina tras su matrimonio con Alfonso XIII, además de ser años después la madrina de Felipe de Borbón.
Un hecho que también recordó Isabel II en la cena de gala ofrecida a Felipe VI en 2017, como el que su abuelo, don Juan de Borbón, sirviera para la Marina británica, donde terminó sus estudios de marino.
La afinidad entre ambas familias fomentada por Isabel II sólo ha estado enturbiada por el contencioso de Gibraltar, que impidió que los reyes Juan Carlos y Sofía asistieran a la boda del príncipe Carlos y Diana de Gales en 1981 ante la decisión de la familia real británica de comenzar en Gibraltar su viaje de novios, que justificó en que se trataba de un viaje privado.
La española fue la única casa real europea en no asistir al enlace, en el momento más complicado que ha tenido la relación entre los Borbones y los Windsor.
La herida se restañó en 1986, cuando Isabel II invitó a don Juan Carlos y doña Sofía a protagonizar la primera visita de Estado de un monarca español en más de 80 años, tras la que llevó a cabo Alfonso XIII en 1905 cuando conoció a Victoria Eugenia.
Una visita fraguada dos años antes, cuando Isabel II invitó a almorzar en Londres a don Juan de Borbón, lo que marcó el inicio de la normalización de las relaciones diplomáticas entre ambos países.
Como gesto para realzar el viaje y como reconocimiento a su papel en la transición a la democracia, Juan Carlos I fue el primer monarca extranjero en dirigirse al Parlamento del Reino Unido.
La reina le concedió la Orden de la Jarretera, la máxima distinción otorgada por la Corona británica, que también otorgó en 2017 a Felipe VI, por lo que Juan Carlos I regresó en 1989 al solemne acto en el castillo de Windsor.
Dos años después, en octubre de 1988, Isabel II pisó por primera y última vez España, junto a su esposo, en otro hito histórico al ser la primera visita de máximo nivel de un jefe de Estado británico y en la que Juan Carlos I le hizo entrega del Toisón de Oro.
Juanito, como Isabel II llamaba cariñosamente al rey, y la reina Sofía se volcaron durante las cinco jornadas que duró la visita, repartidas entre Madrid, con visita a El Escorial para ver la tumba de Felipe II, Sevilla y Barcelona, a las que la soberana y su marido añadieron dos días de estancia privada en Mallorca a bordo del yate real Britannia.
En los años posteriores, se sucedieron a uno y otro país diversas visitas de menor rango, por bodas y funerales o de ocio, como las protagonizadas al Palacio de Marivent de Palma por Carlos de Inglaterra y su esposa Diana para pasar unos días de vacaciones, dejando atrás la polémica que suscitó su luna de miel.
Los reyes y el príncipe Felipe también estuvieron en abril de 2002 en Londres tras la muerte de la madre de Isabel II, la reina madre, y en junio, en el 50 aniversario de la llegada al trono.
Tras la abdicación de Juan Carlos I en 2014, la reina británica volvió a estrechar los lazos con los Borbones con la visita de Estado de los reyes Felipe y Letizia en 2017, retrasada un año debido al bloqueo político en España.
La reina británica tuvo el detalle de alojarlos en el Palacio de Buckingham, cuando en 1986, la residencia fue el Palacio de Windsor, a las afueras de Londres, aunque en ambos casos llegaron a bordo de carruajes de época por deferencia de la soberana.
“Una invitación que refleja la cordialidad y el afecto mutuos entre los pueblos español y británico así como la estrecha relación y la amistad entre nuestras familias”, dijo Felipe VI a Isabel II en la cena de gala de la visita, la última en la que participó el duque de Edimburgo antes de retirarse de la vida pública con 96 años que tenía entonces.
Fuente: EFE