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De aquel polvo, este polvo. El nuevo disco del maestro Sho-Hai

Sho-Hai se abre en esta entrevista en la que habla de la escena musical actual, pero también de la muerte de su hermano, la depresión y el efecto positivo del rap

De aquel polvo, este polvo. El nuevo disco del maestro Sho-Hai

El rapero Sho-Hai | Promociones Sin Fronteras

Sergio Rodríguez, alias Sho-Hai, alias Hate, alias tantos otros nombres, ha firmado un disco redondo. Tan concéntrico, como los culos de los vasos sobre los que lleva rapeando toda la vida. Reducir, no obstante, las barras de esta leyenda etrusca de la música española al universo etílico, sería pecar de una ceguera tan grande como de las que todavía sigue hablando en sus canciones. Himnos generacionales que, en esta nueva entrega, parecen encontrar un relevo. Prueba de ello son las buenas sensaciones que El rey de las cantinas percibe pocos días después de la publicación del disco.

«La verdad es que está yendo de lujo. Con esto de la promo no he tenido mucho tiempo, pero todo están siendo felicitaciones. La verdad es que ando alucinado», dice Sho-Hai, sin faltar a su característico «co», que tanto marca sus orígenes y el final de sus frases. «Son sensaciones muy buenas las que nos estamos llevando. Y, por ejemplo, ha sorprendido tremendamente que se están vendiendo más vinilos que cedés». Parece que el fetiche del objeto, en una sociedad de tan fácil acceso musical, ha hecho mella en los corazones de los fans. Cosa respecto a la que el artista confiesa: «Yo no tengo plato, pero entiendo a la gente que le gusta el ritual que hay detrás de ello. Es algo romántico y bonito».

Todos sabemos que hacer un disco no es cosa fácil. Requiere tiempo y dedicación. Para Polvo, en concreto, Sho-Hai ha dedicado: «Más de dos años pensando en muchas de las canciones. Aunque no fue hasta el año pasado que entré con R de Rumba a grabar en el estudio. Debo admitir que en este disco, aunque siempre hemos sido muy perfeccionistas, nos hemos puesto un poco esquizos. Hemos medido realmente cada detalle. Con los años me he hecho cada vez más tiquismiquis, aunque, claro, también cada año aprendes más y eso, supongo, se traduce en más esfuerzo».

«El Auto-Tune, por ejemplo, creo que es bueno en su justa medida»

De hecho, los años pasan, los tiempos cambian, pero el Gran Mago Beodo se mantiene en su estilo. Como reza un hashtag que usa con frecuencia ahora ‘Alguien lo tiene que hacer’. Por otro lado, las voces robóticas y artificiales invaden la escena y una de las patas del trípode de Doble V no está exenta de opinión al respecto. «Yo, con el Auto-Tune, por ejemplo, creo que es bueno en su justa medida. Desde los 80′ ya me gustaban las voces robóticas, como el talk box, pero una sobredosis me parece que merma la calidad. Hoke, por ejemplo, es uno de los que lo hace muy bien y no parece un gallo chafado. También me gusta mucho como se usa en el reggae».

Hablando de reggae, uno de los versos de su nuevo disco reconoce en Pepe Colubi un referente melómano de este género: «Sí», admite el músico, «de hecho me felicitó por redes y sé que es un fan». Y, de esta entrevista, nace una petición abierta para llevar al Mago Beodo a Ilustres Ignorantes, una cita que, seguro, será bien acogida. Siguiendo con el género de Bob Marley, Sho-Hai admite: «He estado escuchando mucho reggae durante la pandemia porque es la música de la vida y la alegría del alma. En una época muy oscura, me ha dado mucha energía».

De hecho, cuando Sergio habla de oscuridad, no lo dice por decir. Dos días antes del inicio de la pandemia, su hermano murió. Rebel, quien lo instruyó en su juventud para lo que ha sido su medio de vida, falleció en uno de los peores momentos posibles. «Mi madre estaba sola en casa y eso me jodía. Al principio, pensaba que lo llevaba bien, pero luego se me cayó todo encima. No me enteraba de lo que hacía. Además, me quedé afónico. Hay gente a la que le salen úlceras, pues a mí me cogió la voz. Y resultó que era todo mental porque, llegado el momento, me junté con los brothers que hacía tiempo que no veía, nos pusimos como ratatouilles y, al día siguiente, se me deshizo el nudo».

«Siempre me ha molado usar el humor negro. Meterme conmigo mismo»

Esta anécdota deja claro que no hay como la compañía para hacer frente a los crueles navajazos de la existencia. Y la muerte de un hermano es, sin duda, uno de los peores. «La verdad es que le debo mucho a ese gacho», confiesa. Sho-Hai habla de su hermano como de un compadre, cosa que se siente en la tristeza peleada que tienta con apoderarse de su voz al hablar de él. Pero, como dice, «ya estoy mejor. Bueno, bien no estoy porque estoy chalado (ríe), pero está bien echar la vista atrás y ver lo que hemos mejorado». El músico se reconoce además como: «Un tipo muy sensible. Cuando estoy bien estoy de puta madre y cuando estoy mal… pocas medias tintas».

Será esta capacidad de vivir las cosas en los extremos lo que también le permite reírse de sí mismo en las letras, ser, como él dice, su peor enemigo. «Siempre me ha molado usar el humor negro. Meterme conmigo mismo. A ver, si me tengo que chulear también lo hago, pero lo vivo como algo sano». Un saneamiento mental que queda para la posteridad en este nuevo disco con canciones como Terapia, una verdadera catarsis que demuestra que «el rap te salva la vida. Lo dicho, es la mejor terapia. Yo, aparte de liberar la mente, sigo con la ilusión de acabar una letra y decir ‘jodo, qué bien’. Es un sentimiento de realización increíble. Personalmente, le recomiendo mucho a la gente que escriba, es muy útil».

Pero la mente es un territorio escurridizo y Sergio no dudó, en su momento, en ponerla en manos de un profesional. «Lo mejor son la familia y los colegas, a veces una buena melopea ayuda, pero al ser un depresivo nato, sí llegué a acudir a un psicólogo. Un gacho que se mete en tu cabeza, porque es un profesional de ello, y los resultados fueron buenísimos. Me vino muy bien y me ordenó. Es necesario a veces que haya alguien que te reconduzca».

«Meloni merece un sartenazo en la cabeza»

Navegando en esos tenebrosos abismos del cerebro, cualquiera hubiera rascado en lo profundo de su dolor para exorcizar la angustia en versos de una infinita desdicha. «Durante aquel momento conocí a un yo que me dio miedo. De verdad. A veces he estado muy jodido, pero aquello me asustó de verdad». Pero Hate no se dejó someter por el drama. Armado con su legendaria voz de vaquero de Marlboro, se decidió por la fuerza de la positividad y el buen rollo. El rapero conoce el sentimiento de contemplarse abatido, derrotado, con la mirada puesta en un precipicio del que sólo interesa el vacío que se conquista al estrellarse contra el fondo. Pero, la guardia alzada que mantuvo contra ese sentimiento se tradujo en canciones como Luz Escondida, con colaboración de FyahBwoy, un alegato de fortaleza y lucha contra el autodesprecio.

Dentro de todo ese caos, Sergio reconoce en su gente la clave del éxito. R de Rumba, Kase. O y Lírico, los Violadores del Verso, pero también otros como Xhelazz o Hazhe, han sido capitales para alumbrar, no sólo este, sino todos sus discos. Dicho esto, no nos confundamos, Maestro Sho-Hai no vive en el pasado y reconoce en la escena actual grandes y prometedoras voces. «Ayax y Prok, Foyone, Natos y Waor, etc., son gente muy raper. Lo están haciendo genial y son cojonudos. Tienen muy merecido todo lo que están consiguiendo y son una peña encantadora y con mucho aprecio por quienes venimos antes».

Como colofón, El rey de las cantinas confiesa que en la canción Estúpido ha volcado mucha rabia y que, sin ser nadie para hablar de política, hay cosas que no se puede callar. Como, por ejemplo, que «Meloni merece un sartenazo en la cabeza» o que puede entenderlo todo, «salvo quien vota a Vox. Gente que odia a quien viene de fuera y que son auténticos monstruos por ello». 

En definitiva, Sho-Hai presenta un disco profundo, variado, con colaboraciones privilegiadas, trabajado hasta el milímetro y que, si no es tan grande como él, se le acerca.

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