Jordan Peterson llega a Madrid: el gurú de la autoayuda contra la izquierda 'woke'
Para algunos, es una suerte de mesías para una juventud perdida; para otros, un charlatán que coquetea con la extrema derecha
El WiZink de Madrid ha colgado el cartel de ‘no hay billetes’ para el evento que tendrá lugar este lunes por la tarde. No se trata del concierto de una conocida banda internacional ni de un partido del Real Madrid de baloncesto, sino de la conferencia de un psicólogo clínico de 61 años. Pero ¿cómo es que un evento de esas características llena un pabellón de miles de localidades? La respuesta es que no hablamos de un personaje cualquiera, sino de Jordan Peterson.
Este profesor canadiense saltó a la fama mundial en 2018, con la publicación de su libro 12 reglas para vivir, que rápidamente se convirtió en un best-seller que hasta ahora ha vendido más de seis millones de ejemplares en todo el planeta. Sus 12 máximas van desde el eco de los preceptos bíblicos —«di la verdad o al menos no mientas»— a lo aparentemente excéntrico —«si te encuentras un gato por la calle, acarícialo»— y, sin embargo, Peterson es algo más que un gurú de la auto-ayuda.
El escritor comenzó a darse a conocer en su país en 2016, cuando el Gobierno de Justin Trudeau se propuso aprobar una ley que perseguía como «discurso de odio» la negativa a usar los pronombres preferidos por las personas transgénero. Peterson se opuso a la medida —que sería ratificada posteriormente— aduciendo que violaba la libertad de expresión. En este sentido, fue muy celebrada la sentencia que le espetó a cierta periodista durante una entrevista: «Para poder pensar, hay que correr el riesgo de ofender a alguien».
Peterson también critica a las universidades anglosajonas por la imposición de la llamada cultura de la cancelación, es escéptico con los discursos alarmistas sobre el cambio climático y rechaza el «marxismo cultural» presente en Occidente. Así, en los últimos años, el pensador ha ido politizando gradualmente sus manifestaciones públicas y es muy habitual leerle críticas a Trudeau o al Partido Demócrata estadounidense.
Si bien en lo político no hay dudas en colocarle en la derecha —es particularmente beligerante con la llamada izquierda woke—, en lo psicológico y social Peterson habla a una audiencia mucho más amplia: gente joven, sobre todo hombres, en busca de sentido vital y crecimiento personal.
Porque el ensayista decididamente reivindica la masculinidad en un mundo que considera cada vez más feminizado. «Las mujeres quieren profundamente un hombre que sea competente y poderoso. Y no me refiero a poder en el sentido de que ejerzan un control tiránico sobre otros. Eso no es poder. Eso es sencillamente corrupción», tuiteaba hace sólo unos días.
Familia y religión
Una de las ideas que Peterson más repite en los últimos tiempos es que formar una familia no es sólo el proyecto más importante en la vida de una persona, sino, en cierto modo, el sentido de toda la existencia. De forma particular, el psicólogo clínico rechaza de plano la creciente tendencia a escoger no tener descendencia: «Si no quieres hijos, probablemente estés engañado o seas inmaduro. Puedes pensar ‘el planeta ya tiene demasiada gente’. Bueno, suerte con eso. Cada uno de tus ancestros se reprodujo en una sucesión ininterrumpida de millones de años. ¿Todos se equivocan y tú tienes razón? No lo creo».
En esta línea, Peterson alaba el modelo húngaro, que ofrece sustanciales ventajas fiscales para las madres según el número de hijos.
Peterson también tiene un gran interés por la religión y mucho se ha especulado sobre su potencial conversión al cristianismo. Al margen de rumores, su serie de conferencias sobre los elementos arquetípicos presentes en la Biblia acumula millones de visitas en YouTube. «Creo que, cuando el Dios de la tradición judeo-cristiana muere, surgen necesariamente todo tipo de sinsentidos», ha llegado a escribir el pensador, que sin embargo no duda en mostrarse en desacuerdo con el papa Francisco.
Para algunos, Peterson es una suerte de mesías para una juventud perdida; para otros, un charlatán que coquetea con la extrema derecha. Probablemente, habría que tratar de encontrar los grises en el retrato. En cualquier caso, su éxito no admite discusión: no muchos psicólogos llenan el WiZink.