THE OBJECTIVE
Cultura

Colección Costakis: el chófer que salvó el 'arte degenerado' soviético

El Museo Ruso de Málaga expone, por primera vez en España, 470 obras imprescindibles del arte de las vanguardias

Colección Costakis: el chófer que salvó el ‘arte degenerado’ soviético

Utopía y vanguardia. Arte ruso en la Colección Costakis, en el Museo Ruso de Málaga.

George Costakis (Moscú, 1913-Atenas, 1990) no había estudiado arte, ni pertenecía a una familia de coleccionistas. Ruso de origen griego, trabajó como conductor en la embajada de su país de origen hasta que la Segunda Guerra Mundial acabó con las relaciones diplomáticas entre ambos países. ¿Cómo un simple chófer acabaría convirtiéndose en uno de los mayores coleccionistas de arte? La respuesta es fácil: en la Unión Soviética nadie tenía interés, ni valoraba, el arte de las vanguardias. Sólo él se preocupó por conservar las obras que eran parte importante de la historia del arte universal, llegando a reunir miles de piezas, buena parte de las cuales pueden visitarse hoy en el Museo Ruso de Málaga.

Desde este mes de julio, y hasta dentro de un año, el Museo Ruso de la ciudad andaluza acoge la exposición, Utopía y vanguardia. Arte ruso en la Colección Costakis, que reúne, con el apoyo de la Fundación Unicaja, gran parte de los fondos del coleccionista greco-ruso procedentes del MOMus, el Museo de Arte Moderno de Salónica, en Grecia.

Comisariada por Maria Tsantsanoglou, directora del centro heleno, la exposición ofrece la oportunidad de conocer el desarrollo del arte ruso del siglo XX, desde el simbolismo y el postimpresionismo hasta el suprematismo y el constructivismo. Destacan obras de artistas influyentes como Kazimir Malevich, Liubov Popova, Ivan Kliun, Gustav Klucis, Mikhail Larionov o Pavel Filonov, entre otros, y muestra cómo estos movimientos artísticos influyeron profundamente en la evolución cultural del siglo XX. 

Todos ellos aportaron su esfuerzo en la evolución del arte moderno y contribuyeron a imaginar un futuro en el que el arte trasciende las fronteras para influir también en la arquitectura y en el diseño de objetos cotidianos. Las ideas utópicas de los pintores de las vanguardias se basaban en la creencia de que el arte podía también impulsar el progreso social y cambiar el mundo.

Banners Bus Stations

En esta ocasión, y por primera vez en España, se exhiben 470 obras de arte y un centenar de objetos de archivo originales que testimonian la pasión coleccionista de George Costakis y nos facilitan una aproximación a su mirada como coleccionista. Como parte del acuerdo entre el Ayuntamiento de Málaga y el MOMus se ha inaugurado, también recientemente en este segundo museo, la exposición Exilio y nostalgia, con dibujos, grabados y cerámicas que abordan temas como el Mediterráneo, la tauromaquia o el exilio y que proceden de la malagueña Casa Natal de Pablo Ruiz Picasso.

‘Un griego excéntrico’

En 1946, una obra de Olga Rozanova trastornó poderosamente a George Costakis, cambiando su vida: el vigoroso efecto de los colores y las geometrías le hablaban directamente a los sentidos. En ese instante sintió el deber de redescubrir el arte suprematista y constructivista, vanguardias que habían quedado olvidadas en los estudios y sótanos de Moscú y Leningrado, boicoteados por el Estado soviético que las consideraba un arte degenerado que no servía a sus ideales políticos.

Desde entonces se dedicó a rescatar las obras de la vanguardia rusa, consiguiendo reunir una notable y numerosa colección sin preocupar a su gobierno, que lo consideraba  un «griego excéntrico que compra basura inútil». Él estaba convencido de que «algún día la gente necesitará y aprenderá a valorar este arte». 

Desde su trabajo en la embajada canadiense, que le facilitaba el contacto con el mundo más allá de las fronteras soviéticas, Costakis llegó a convertir, durante los años sesenta y setenta, su apartamento de Moscú en el museo no oficial del arte de vanguardia ruso. Todavía hoy muchos intelectuales y artistas recuerdan aquella casa de la avenida Vernadskii, que atraía a pintores, estudiantes, diplomáticos, políticos extranjeros y escritores, y donde había más de 3.000 obras de arte. En 1977, el coleccionista regresó a Grecia, dejando parte de su legado en la Galería Tretiakov de Moscú. 

La otra parte de su colección, que constaba de unas 1.277 obras, fue adquirida por el Estado griego en el año 2000 y se convirtió en la colección principal del Museo de Arte Moderno de Salónica. Además, la familia del coleccionista ofreció como regalo al espacio museístico su archivo, con importantes documentos del período de la vanguardia rusa.

Publicidad
MyTO

Crea tu cuenta en The Objective

Mostrar contraseña
Mostrar contraseña

Recupera tu contraseña

Ingresa el correo electrónico con el que te registraste en The Objective

L M M J V S D