Elena Ferrante, una amiga estupenda
¿Cómo podemos vivir ignorando de qué va la mejor novela del siglo XXI?
El New York Times proclamó el pasado mes de julio La amiga estupenda, primera parte de la tetralogía de Elena Ferrante, como el mejor libro de lo que va de siglo. Y, ya se sabe, lo que dice el New York Times suele ir a misa. Como ocurre con todas las listas, la elección no ha satisfecho todos los gustos. Cada lector tiene su propia lista. Incluso los no lectores no se privan de opinar. Dudo que sean muchos quienes hayan leído esos cien libros; yo, no. Ignoro si La amiga estupenda es el mejor título de lo que va del siglo XXI. De lo que no me cabe duda es de que se trata de una de las obras cumbre de nuestro tiempo y que su lectura no diré que es imprescindible, pero sí más que recomendable.
Cediendo a la tentación de la polémica, no me explico muy bien por qué los 503 expertos lectores que realizaron la elección han elegido por separado el primer libro de la tetralogía. Los otros tres –Un mal nombre, Las deudas del cuerpo y La niña perdida– aparecen entre los cien seleccionados, pero cada uno por su cuenta y sin gozar de los privilegios del cajón más alto del podio. En realidad, se trata de una obra única, difícil de disgregar. Y Elena Ferrnate, que es la única que nos podría sacar de dudas, no se pone muy a tiro.
Ese desmembramiento me recuerda a cuando se dice que la mejor novela en castellano es la segunda parte del Quijote, como si la primera parte fuera peor. A mi entender, solo hay un único Quijote que conforman sus dos partes. Y sólo hay una Saga Dos amigas, que es como Lumen ha bautizado los cuatro tomos, que arrojan un total de 1.976 páginas.
Me ha sorprendido el escaso eco que ha tenido la noticia en nuestro país. Claro que el verano es un mal momento, con los suplementos culturales a punto de cerrar por vacaciones, y con el páramo cultural de agosto devorando implacable los últimos brotes verdes de nuestra edición, nuestro cine, nuestras exposiciones y demás manifestaciones de alimento del espíritu. Como se puede leer en los escaparates de las floristerías en agosto: «En verano y con calor, las flores en el interior». Tal vez si se tratara un título español -o incluso norteamericano.- le hubiéramos hecho más caso.
De la tetralogía existe una serie de televisión extraordinaria que si en vez de italiana hubiera sido de Netflix, estoy seguro de que todo el mundo estaría hablando de ella. Falta por estrenar la cuarta y última temporada -sus diez episodios empezarán a estar disponibles a partir del 10 de septiembre-, que se corresponde con La niña perdida. Vale que la lectura de casi dos mil páginas puede hacerse un poco larga, pero 34 capítulos de una hora, «perfectos para maratonear», se liquidan en un pis pas. Y, al menos permiten hacerse una idea bastante aproximada de la obra de la Ferrante.
¿Cómo es que los seriéfilos apenas nos han hablado sobre esta serie? Tal vez porque está disponible gratis en RTVE Play y, ya se sabe que lo gratuito se aprecia menos, tal vez porque conocer una obra literaria a través de una serie no sea alta cultura. Pero no hay que olvidar que, gracias a las series, muchos conocen Los gozos y las sombras, La plaza del Diamante o La forja de un rebelde. Todas ellas, por cierto, disponibles gratis en la plataforma de TVE.
A propósito de TVE, resulta muy significativo el hecho de que la televisión pública haya cambiado el nombre de la antigua RTVE a la Carta por el de RTVE Play. Demuestra hasta qué punto nos ha invadido la lengua del imperio. Si no está en inglés, no mola. ¿Quién se hubiera resistido el título “My Brilliant Friend»? Tal vez por eso ha tenido que venir el New York Times a recordarnos que teníamos una joya aquí al lado, a mano, y no le habíamos hecho ni caso.
Estamos en agosto. Dense un homenaje. Lean la Saga de las dos amigas, o, si no, vean la serie a la que ha dado lugar. No se arrepentirán, Elena Ferrante es una amiga estupenda para el verano, Y tenemos la excusa perfecta. ¿Cómo podemos vivir ignorando de qué va la mejor novela del siglo XXI?