'La infiltrada': la valiente policía que logró entrar en ETA con solo 20 años
La directora Arantxa Echevarría lleva al cine la historia de la única mujer que consiguió infiltrarse en la banda terrorista
En el historial de infiltrados en ETA, sobresale sobre los demás la figura de El Lobo, artífice del mayor golpe a la banda terrorista, pero su caso no es el único que merece atención. También destaca el de Arantxa Berradre, una valiente policía que sacrificó su juventud para debilitar a la banda terrorista.
Con el propósito de rescatar esta importante figura, la directora Arantxa Echevarría estrena este viernes en los cines su nueva película La infiltrada, ocho meses después de haber estrenado su anterior largometraje, Políticamente incorrectos. En esta ocasión se deshace totalmente del género de comedia para pasar al suspense y el drama al contar la historia de la única mujer de la policía que consiguió infiltrarse en ETA. El filme está protagonizado por la actriz Carolina Yuste, junto con otros conocidos compañeros como Luis Tosar, Víctor Clavijo, Pedro Casablanc o Nausicaa Bonnín.
La historia de la valiente policía empieza en 1990 cuando la ofrecen el trabajo de infiltrarse en la banda terrorista ETA, algo que acepta a pesar de saber que nunca podría llevarse un reconocimiento público. Así es como con poco más de 20 años y siendo una agente de policía prácticamente nueva, empieza el entrenamiento para infiltrarse, algo que ocurre un año después y que no terminaría hasta 1999.
Cambian su nombre verdadero por el de Arantxa Berradre. Así sería conocida por todas sus amistades y relaciones en San Sebastián, donde se integraría y trabajaría de varios oficios, como gogó de discoteca o camarera, por ejemplo. Durante cinco años consiguió información importante y esperó con paciencia hasta que el grupo criminal la contactara, algo que ocurrió en el sexto año de infiltración, cuando fue llamada para encontrarse con Kepa Etxebarria Sagarzazu, conocido por el intento de homicidio del funcionario de prisiones Juan José Baeza y ser miembro del ‘comando Donosti’.
Durante los dos últimos años de su cometido llegó incluso a vivir con Kepa y Sergio Polo. Este último fue el autor material del asesinato del comandante del Ejército de Tierra, Luciano Cortizo, utilizando una bomba-lapa que colocó debajo del asiento del conductor que el comandante ocuparía.
La infiltrada se centra sobre todo en estos dos últimos años, claves para la operación, narrándolo de la manera más fiel posible a la realidad. A través de los saltos temporales y las pequeñas señales que aparecen en el largometraje, el espectador es capaz de sentir lo duro que debió ser ese tiempo para la protagonista.
Tras el abrupto final de la misión, Berradre, que había conseguido salvar incluso a ocho de los objetivos de ETA, fue llevada inmediatamente a Madrid, aunque en los ocho años no había podido presentarse a ningún examen de promoción y siguió con el puesto que tenía antes de la misión.
La película precisamente se centra mucho en la sensación de frustración, agotamiento y desesperación por los que tuvo que pasar la infiltrada al tener que alejarse de su familia por tantos años y fingir empatizar con los terroristas a los que estaba investigando. También vemos a través de la película la tensión que se vivía en la policía, la competencia entre las distintas fuerzas policiales y el miedo que inspiraba la amenaza constante de ETA a través de escenas que retrataban la vida diaria de los policías como la de inspeccionar con cuidado sus coches antes de poder utilizarlos sin peligro.
Obligada a huir fuera de España
Debido a que su identidad real fue revelada por un periódico, la infiltrada se vio obligada a huir del país tras las amenazas a ella y su familia por los miembros restantes del grupo terrorista. Lo último que se sabe es que, tras refugiarse en varias embajadas, sigue en activo y ha formado una familia fuera de España.
Con este relato, la película sin duda consigue mantener la intriga durante los 118 minutos que dura, atrapando al público en la emoción y adrenalina que también sufre la protagonista al estar infiltrada. Logra crear ese ambiente de tensión que se vivía en la época, que muchos aún recordarán e incluso los que no llegaron a vivirlo pueden sentir.
La historia de Arantxa Berradre aunque es la única protagonizada por una mujer, no es la única que se recuerda sobre las infiltraciones en ETA. El caso de El lobo es otra de las grandes operaciones que se desarrollaron por la policía para terminar con la amenaza del terrorismo. La operación la protagonizó Mikel Lajarza, que fue clave para arrestar a 150 etarras en 1975.
El mismo Lajarza publicó junto con Fernando Rueda en 2019 un libro contando cómo ha estado infiltrado y buscando más etarras durante 50 años, incluso fuera de España. Debido a la operación de 1975 tuvo que someterse a una cirugía estética y pasar por hasta cinco nuevas identidades para poder escapar de las posibles represalias por su traición a la organización.
La contribución de policías implicados
La idea de hacer esta película surgió de la productora de la película, María luisa, quien escuchó la historia de otros policías y decidió en 2017 llevarla al cine, aunque la oportunidad no se produjo hasta el año 2021. Arantxa Echevarría se uniría un poco más tarde y finalmente el rodaje empezaría en febrero del 2024. Así lo contaron en un coloquio al que asistió THE OBJECTIVE.
Durante el proceso de creación se contactó con tres de los policías implicados en la operación, que incluso hablaron con los actores encargados de interpretarlos, que fueron Víctor Clavijo y Nausicaa Bonnín. Los actores ante este reto comentaban que siempre es distinto interpretar a un personaje ficticio a uno real e intentan no defraudar con el resultado final.
Aparte de los problemas por imitar el espacio de la década de los 90 en un País Vasco muy cambiado, el rodaje se realizó con total normalidad e incluso encontraron alguna sorpresa como conocer por casualidad al profesor de tango de la verdadera Arantxa, según comentó la directora.