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Ilustres olvidados

Carlos Villarías, el 'Drácula español' que superó al mítico Bela Lugosi

Este actor cordobés protagonizó en 1931 la celebrada versión en español de este clásico del género de terror

Carlos Villarías, el ‘Drácula español’ que superó al mítico Bela Lugosi

Carlos Villarías como 'Drácula' (1931). | Universal

España siempre ha gozado de una buena posición en la joven historia del séptimo arte. En efecto, directores como Luis Buñuel, Luis García Berlanga, Carlos Saura, Víctor Erice, Juan Antonio Bardem, José Luis Garci o, más recientemente, Pedro Almodóvar, Isabel Coixet y Alejandro Amenábar, entre otros, figuran por pleno derecho en las páginas de casi cualquier manual de historia del cine.

Y, más allá de esos grandes realizadores, que desarrollaron su actividad fundamentalmente desde nuestro país, algunos españoles también han conseguido dar el salto a Hollywood. Los que más rápido vienen a la cabeza son los actores —un Antonio Banderas, una Penélope Cruz, un Javier Bardem—, pero también hubo quienes se colaron en otros gremios de la industria cinematográfica estadounidense. Hace poco, por ejemplo, hablamos en esta misma sección de los ganadores del Oscar Néstor Almendros, Antonio del Castillo o Gil Parrondo. Y, por supuesto, del primer español que ganó la estatuilla dorada, Juan de la Cierva y Hoces, aunque este no tuviera una relación directa con el séptimo arte.

Pero hubo pioneros españoles aún más precoces en dar el salto a Hollywood. Un buen ejemplo es el de Sara Montiel, que en los años cincuenta apareció en más de una docena de películas norteamericanas, compartiendo cartel con figuras como Gary Cooper o Burt Lancaster. Y, con todo, a Sarita Montiel se le puede considerar de la segunda hornada de españoles en Hollywood. Porque, cuando ella sólo tenía tres añitos, ya hubo un español que la estaba petando en la colina de los sueños. Hablamos de nuestro protagonista de esta semana, de nombre Carlos Villarías.

Carlos Villarías, un abogado en Hollywood

Carlos Villarías Llano nació un día de San Fermín de 1892 en Córdoba. El hecho de que su padre fuese militar propició que, durante su infancia y juventud, su familia se moviese por diversos lugares de España. De esta forma, estudió entre San Sebastián y Valladolid. De la ciudad del Pisuerga salió con un título en Derecho, pero Villarías pronto cambiaría el estrado por las tablas y la toga por el disfraz. En efecto, el joven se dejó llevar de su pasión por el teatro y, como algo cantaba, formó parte de algunas compañías de zarzuela e incluso llegó a actuar en París.

El estallido de la Primera Guerra Mundial, sin embargo, amenazó con cortar la progresión de Villarías como intérprete. Es por eso que decide, como tantos otros antes que él, probar suerte en las Américas. El joven llega a Nueva York en 1915 con un dominio del inglés que le ayudaría a abrirse paso. Tras batirse el cobre durante unos años en la Gran Manzana, pone rumbo a Los Ángeles a buscarse la vida en la incipiente industria hollywoodiense.

En aquellos años del cine mudo, el actor cordobés consigue hacerse un hueco y llega a compartir escena con estrellas de la época como Rodolfo Valentino. Llega entonces una fecha clave, que lo cambiaría todo. El 6 de octubre de 1927, se estrena El cantante de jazz, la primera película hablada de la historia del cine. Lo que en un principio parecía una moda pasajera, se convirtió rápidamente en un formato que el público demandaba, lo que provocó una auténtica revolución en los estudios (los que hayan visto Cantando bajo la lluvia se hacen una buena idea de ello).

La llegada del cine sonoro y la producción de Drácula

El caso es que las majors de Hollywood se encontraron con una dificultad añadida. Hasta ese momento, la distribución internacional de las películas mudas era muy sencilla, bastaba con traducir las cartelas escritas en las que la audiencia leía los diálogos. El formato hablado, sin embargo, presentaba un desafío mucho mayor. Hoy en día, la solución nos parece evidente: doblar las películas. Sin embargo, a finales de los años veinte, esta tecnología todavía no estaba del todo asentada. Algunos estudios, entonces, optaron por un remedio particular: filmar una película varias veces en distintos idiomas.

Fue así como a Carlos Villarías le llegó su gran oportunidad. En 1931, Universal estrenó el que hoy es uno de los grandes clásicos del cine de terror, Drácula. La versión estadounidense fue la protagonizada por el mítico Bela Lugosi. ¿Y quién fue el encargado de interpretar al icónico personaje de Bram Stoker en la versión en castellano? Pues no otro que nuestro cordobés. La película en español se grababa por las noches, cuando los decorados de la versión original quedaban libres. Hoy en día, muchos críticos la sitúan como artísticamente superior a la protagonizada por Bela Lugosi.

Después de aquel hit, Carlos Villarías seguiría dando guerra durante muchos años. Su filmografía incluye el mareante número de 89 películas en las que aparece acreditado. Falleció en Los Ángeles en 1976, con 83 años.

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