Urtasun indigna a los creadores de cómics al privilegiar a las mujeres en las subvenciones
El Ministerio de Cultura concede automáticamente 15 puntos sobre 100 a las autoras que soliciten una ayuda pública

El ministro de Cultura, Ernest Urtasun, posa con un ejemplar de Camacuc, una revista infantil en valenciano publicada por la editorial homónima desde el año 1984. | X
El Ministerio de Cultura que dirige Ernest Urtasun ha soliviantado al mundo del cómic. En su última convocatoria para la concesión de subvenciones, la Dirección General del Libro, del Cómic y de la Lectura (DGLCL) ha prometido un millón de euros para un total de cuarenta obras, pero privilegiando enormemente a las mujeres que se presenten. Entre los criterios objetivos para su concesión, ha reservado 15 de los 100 puntos para combatir la «brecha de género» que existe en la industria de las viñetas, lo que supone un importante hándicap para los creadores varones, que pueden aspirar a una nota máxima de 8,5 sobre 10.
En la convocatoria, a la que ha tenido acceso THE OBJECTIVE, se establece que la comisión de evaluación otorgará un máximo de 100 puntos a cada proyecto: 60 por «calidad artística y técnica», 15 por «innovación y valor cultural», 15 por «brecha de género» y 10 por «compromiso editorial con editorial española».
Convocatoria subvenciones para la creación de cómic by The Objective
Por si fuera poco, el ministro ha reservado 12 de esas 40 ayudas para «proyectos en los que al menos el 40% de la participación corresponda a mujeres». Según explica la convocatoria, «se reservarán el 30% de las ayudas para proyectos en los que al menos un 40% de participantes sean mujeres» porque «existe una gran desigualdad de género en el ámbito de creación con apenas un 20% de mujeres creadoras».
Esto ha enfadado mucho al mundillo. Quien ha alzado la voz con un mayor eco ha sido Álber Vázquez, autor de seis cómics, que ha compartido un fragmento de la convocatoria para denunciar que «así están las cosas, amigos, en el mundo de las subvenciones y del dinero público». «Me tengo que resignar a ser un hombre blanco cargado de privilegios, por mucho que no se me ocurra una sola razón para que una mujer española no pueda, si lo desea, dedicarse al mundo del cómic en las mismas condiciones en las que lo hago yo», se ha quejado públicamente en su cuenta de X.
El creador ha afirmado haber sido «expulsado literalmente de convocatorias de ayudas por cuestiones que nada tienen que ver con lo artístico»: «Por ejemplo, quedé último en una convocatoria de ayudas de mi comunidad en la que se repartían montones de puntos por (1) ser mujer, (2) ser joven y (3) escribir en euskera. Como yo no soy o hago nada de esto, quedé el último. Protesté y me mandaron al carajo».
Plan de Igualdad
Lejos de tratarse de una anécdota, se trata de un modo de proceder perfectamente articulado por parte del Ministerio de Cultura desde que lo dirige Ernest Urtasun, que impulsa un Plan de Igualdad propio para su gabinete desde el año pasado. Entre las medidas que contempla dicho plan están la imposición de «cláusulas de género» para poder acceder a las subvenciones y a los contratos públicos con el objetivo de «incrementar el número de mujeres trabajadoras, emplear a mujeres en sectores masculinizados, eliminar las desigualdades salariales entre géneros, evitar el uso de lenguaje sexista, aumentar el número de mujeres en puestos de responsabilidad o emplear a mujeres vulnerables o con discapacidad».
En la elaboración de este plan, el Ministerio de Cultura contó con la participación de las asociaciones integradas en el Observatorio de Igualdad de Género en el Ámbito de la Cultura, entre las que se incluyen la Asociación de Mujeres de la Industria de la Música, Mujeres en las Artes Visuales o CIMA. También con representantes del sector editorial, de los videojuegos o de los festivales de música, entre otros.
Urtasun también ha impulsado una Unidad de prevención y atención contra la violencia machista en el sector audiovisual y cultural. En colaboración con la Academia del Cine, destina 60.000 euros anuales para dar respuesta a las situaciones de abuso y agresión sexual, presentes y futuras, dentro del sector. Además, el Ministerio de Cultura puso en marcha un teléfono gratuito y un correo electrónico con «total confidencialidad» y donde no exige una denuncia previa para señalar el caso.