«Subir arriba» o «bajar abajo»: estos términos ahora podrían ser correctos, según la RAE
La RAE acepta que, en el contexto adecuado, estas expresiones resultan útiles para enfatizar o precisar

Un diccionario. | Canva
Normalmente cuando escuchamos a alguien decir «subir arriba» o «bajar abajo», pensamos que se ha cometido un error, ya que subir ya implica de por si ir hacia arriba, y bajar significa descender. Durante años, muchos lo consideraron una falta de estilo o un pleonasmo innecesario. Sin embargo, la teoría prescriptiva está cambiando.
Recientemente, la Real Academia Española (RAE) aclaró que expresiones como éstas no solo son comunes en el idioma oral, sino también válidas y útiles según el contexto, aportando matices de énfasis o un refuerzo semántico.
¿Por qué pueden ser correctas «subir arriba» y «bajar abajo»?
La RAE explica que, aunque estas construcciones puedan parecer redundantes, muchas veces desempeñan una función pragmática. Cuando alguien dice «sube arriba, que te esperan», no está corrigiendo una dirección, sino enfatizando el destino: subir a la planta de arriba, subir hacia ese nivel específico.
La institución aclara que el pleonasmo es habitual en el habla diaria, y que estas oraciones pueden resultar redundantes, pero la información que aportan los adverbios suele ser necesaria en determinados contextos. La RAE añade que no debe censurarse su uso oral o coloquial, pues aporta claridad y énfasis que no siempre está presente en el verbo por sí solo.
Otras expresiones parecidas
Existen múltiples construcciones similares que la RAE también considera aceptables según su uso expresivo: «entrar adentro», «salir afuera», «subir para arriba», «bajar para abajo», «caer escalera abajo» o «volver a repetir».
Todas ellas comparten el mismo mecanismo, un verbo que ya denota dirección o ubicación, reforzado por un adverbio que aporta énfasis o precisión en el contexto. La RAE señala que estas expresiones tienen valor en el habla cotidiana e incluso en la literatura, cuando se busca claridad o expresividad.
Qué es un pleonasmo
Según la RAE: Un pleonasmo es una expresión lingüística en la que aparecen uno o más términos redundantes, que podrían omitirse sin variar el sentido denotativo. Algunos ejemplos son los casos de: «lo vi con mis propios ojos», «entrar adentro», «salir afuera», «bajar abajo» y «subir arriba».
Es decir, que se trata de una figura retórica que consiste en añadir palabras innecesarias, porque el sentido ya estaría presente, con el objetivo de enfatizar o embellecer el discurso. En contextos formales escritos, la tendencia es evitarlo, pero en la oralidad o en la literatura, su uso es frecuente.
Qué es la redundancia
La redundancia ocurre cuando se repiten contenidos que ya están implícitos, sin aportar información nueva. No siempre implica un pleonasmo retórico (expresivo), y suele verse como un defecto en la comunicación escrita. No obstante, también existen redundancias expresivas que cumplen propósito estilístico.
Algunos ejemplos son el caso de: «regalo gratis», «testigo presencial», «repetir otra vez», «cadáver sin vida», «personalmente, en mi opinión» y «conclusiones finales». En muchos casos, se trata de errores de estilo; en otros, de pleonasmos que pueden tener su razón de ser cuando queremos destacar un mensaje.
Diferencia entre pleonasmo y redundancia
Aunque en el lenguaje coloquial ambas se usan como sinónimos, existe una distinción técnica:
- Pleonasmo: figura retórica, su efecto buscado es darle fuerza o expresividad.
- Redundancia: vicio del lenguaje, es la reiteración involuntaria de información que no aporta nada nuevo.
Por lo que, el pleonasmo es un tipo de redundancia donde se usan repetidamente términos o sinónimos del mismo concepto con fines expresivos. Mientras que, sino hay intención expresiva, se trata de redundancia viciada.
La opinión de la RAE
La RAE enfatiza que no todas las reiteraciones son malas. En la sección Dudas rápidas responden que el pleonasmo expresivo es un fenómeno normal en la lengua y no debe censurarse. La Nueva Gramática de la lengua española, diferencia entre: redundancias de dirección («subir hacia arriba») y redundancias de destino («subir arriba»).
En textos formales escritos, mejor evitarlos. Pero en el lenguaje oral o coloquial, se aceptan plenamente, especialmente para reforzar o clarificar. En conclusión, estos términos ya no son considerados meras incorrecciones, sino construcciones válidas dentro de la variedad expresiva del español.
Y es que no todo exceso verbal es involuntario, a veces se busca transmitir energía y emoción. En esos casos, asignar la etiqueta de error puede ser arbitrario. Por eso RAE nos invita a valorar la flexibilidad del lenguaje y comprender cuándo la repetición es un exceso innecesario y cuando, en cambio, es un recurso genuino para dar fuerza al mensaje.