El Toisón de Oro: historia, poder y simbolismo del collar que Felipe VI impondrá a la reina Sofía
Se trata de una de las piezas más antiguas, exclusivas y simbólicas de toda la cultura política europea

El Toisón de Oro, la máxima distinción que concede la Familia Real española. | Mariscal (EFE)
Cuando este viernes el rey Felipe VI imponga a la reina Sofía el collar del Toisón de Oro, no estará entregando una simple condecoración honorífica, sino una de las piezas más antiguas, exclusivas y simbólicas de toda la cultura política europea. Un objeto que ha viajado por guerras, matrimonios dinásticos, conquistas, crisis sucesorias y transformaciones del poder monárquico durante casi seis siglos. Un emblema que sobrevive a la propia noción de realeza y que hoy, en pleno siglo XXI, sigue funcionando como señal de continuidad histórica. Para los que amamos la historia, es una mirada al pasado llena de un potentísimo significado.
En redes sociales o comentarios de medios de comunicación no falta nunca quien opina que todo esto es algo carente de sentido y propio de tiempos pasados. Del pasado sí es y precisamente por eso adquiere una grandísima relevancia, ya que nos recuerda el pasado de la nación que somos hoy día llena de tanta historia.
El gesto, cargado de mensaje interno y externo, envuelve a la reina Sofía en una tradición que solo unos pocos seres humanos han compartido: la de convertirse en miembro de la Insigne Orden del Toisón de Oro, uno de los linajes caballerescos más selectos del mundo. La concesión, aprobada «oído el Consejo de Ministros», es además la culminación de una serie de reconocimientos que Felipe VI ha ido realizando en la última década para reforzar el relato de continuidad dinástica, también hacia el pasado. Si en 2018 fue la princesa Leonor —heredera al trono— quien recibió el collar, este año recae sobre la figura institucionalmente más estable y constante de la monarquía española de las últimas décadas.
Pero ¿qué es exactamente el Toisón de Oro? ¿Por qué sigue teniendo importancia? ¿Quiénes lo han recibido? ¿Y por qué se concede? Para entender lo que supone este gesto, conviene sumergirse en una historia que arranca en la Europa borgoñona del siglo XV y que llega hasta las tensiones políticas de la monarquía parlamentaria española contemporánea.
Un origen medieval: política, prestigio y un duque ambicioso
La orden fue fundada en 1430 por Felipe III el Bueno, duque de Borgoña, con motivo de su matrimonio con su tercera esposa, Isabel de Portugal, hija de Felipa de Lancaster. Bajo la imagen romántica del amor cortés o el simbolismo caballeresco, la realidad era política: Felipe necesitaba consolidar su autoridad sobre una nobleza poderosa y a menudo indócil. Crear una orden selecta, vinculada directamente a su persona, era un modo de garantizar lealtades.
La Borgoña de la época era uno de los territorios más ricos y cosmopolitas de Europa, una potencia comercial y cultural que, aunque nominalmente parte del Sacro Imperio, funcionaba prácticamente como un Estado independiente. El duque entendió que una orden caballeresca exclusiva elevaría su figura al nivel de reyes y emperadores. Y para dotarla de un símbolo poderoso, escogió un relato mítico: el vellocino de oro que Jasón y los argonautas buscaban en la mitología griega.
Ese mito evocaba viaje, excelencia, heroicidad, sacrificio y triunfo. Era perfecto para un proyecto que pretendía unir a los nobles más destacados de su dominio bajo la idea de servicio y honor.
Del ducado a los Habsburgo y de ahí a España
La orden pronto adquirió prestigio internacional. El verdadero salto, sin embargo, llegó con los pactos matrimoniales que unieron a los duques borgoñones con los Habsburgo, es decir, la concertación matrimonial de una de las hijas de los Reyes Católicos, Juana de Trastámara, con el archiduque Felipe, conocido como El Hermoso. Con esa unión, el Toisón de Oro dejó de ser una orden regional para convertirse en una herramienta de prestigio dinástico de la mayor casa reinante de Europa.
Cuando los Habsburgo asumieron la Corona española con Carlos I, el Toisón se convirtió también en parte del patrimonio simbólico de la monarquía hispánica. Durante siglos, los reyes españoles concedieron la orden como herramienta diplomática y como reconocimiento a las figuras más importantes de la nobleza europea.
La Guerra de Sucesión española, a comienzos del siglo XVIII, dividió la orden en dos ramas: la rama española, bajo los Borbones, y la rama austriaca, que mantuvieron los Habsburgo. Ambas siguen existiendo hoy, cada una con sus propios miembros y su propio gran maestre. En España, el puesto de gran maestre corresponde al rey.
Qué significa llevar un Toisón de Oro
Aunque en apariencia sea una joya —un pequeño carnero de oro macizo suspendido de un collar formado por eslabones flamígeros y letras B por Borgoña—, el Toisón es mucho más que un adorno.
Quien lo recibe lo hace de por vida, pero sus herederos deben devolverlo tras su muerte ya que no pasa a estos, sino que vuelve a la Casa Real, que lo asigna al siguiente miembro elegido. Hay collares actuales con varios siglos de antigüedad que han pasado de hombros nobles a emperadores, reyes, militares o incluso políticos contemporáneos.
Una distinción de máxima exclusividad
La orden siempre ha tenido un número muy restringido de miembros. En algunos periodos, no superaban el centenar. Hoy, la rama española mantiene un grupo pequeño y selecto, con concesiones muy espaciadas.
Un sentido de honor caballeresco
Originalmente, los caballeros del Toisón debían jurar servir a su soberano, ser justos, no huir del combate, asistir a capítulos de la orden y resolver disputas bajo sus normas. Con el tiempo, estos compromisos han perdido contenido práctico, pero el componente simbólico permanece: ser distinguido con el Toisón es formar parte de una élite histórica.
Un símbolo de continuidad dinástica
El rey lo concede directamente, y su otorgamiento suele enmarcarse en momentos con fuerte carga institucional: proclamaciones, aniversarios, hitos históricos o reconocimientos a figuras centrales del Estado.
Hombres y mujeres del Toisón de Oro
Durante siglos, la orden fue exclusivamente masculina. Solo en tiempos recientes ha habido excepciones puntuales; la reina Isabel II del Reino Unido, Beatriz de los Países Bajos y Margarita II de Dinamarca. En España, la princesa Leonor se convirtió en una de las mujeres más jóvenes en ser nombrada caballera y su abuela, la reina Sofía, será la quinta mujer en recibirlo.
Entre las figuras históricas que han recibido el Toisón destacan monarcas europeos como Carlos V, Felipe II, III y IV, Luis XIV (rama española), Leopoldo I de Austria, Alfonso XIII, Juan Carlos I y Felipe VI (recibido por ser príncipe heredero).
Políticos y líderes contemporáneos
En las últimas décadas, los reyes españoles han otorgado la distinción a responsables políticos y diplomáticos de relevancia internacional. Entre ellos: Nicolas Sarkozy, Adolfo Suárez (en calidad simbólica, aunque no llegó a recibir físicamente el collar), Javier Solana o Felipe González.
La reina Sofía recibirá así una distinción que no solo la vincula a una de las tradiciones caballerescas más antiguas del continente, sino que la sitúa dentro del relato histórico que Felipe VI ha querido reforzar desde el inicio de su reinado. El Toisón de Oro no concede privilegios ni altera el equilibrio político de la monarquía parlamentaria, pero sí recuerda algo esencial: que las instituciones se sostienen también sobre símbolos, memoria y continuidad. En un país tan dado a discutir su pasado, este gesto subraya que la historia —la bien entendida— no es un lastre, sino una herencia que explica quiénes somos. Y que, a veces, un collar de oro puede decir más sobre un Estado que una larga lista de discursos.
