THE OBJECTIVE
Arte

Paula Anta, fotógrafa de la transformación del paisaje

La editorial La Fábrica publica el libro ‘Series’, una recopilación de los trabajos de la artista en los últimos 20 años

Paula Anta, fotógrafa de la transformación del paisaje

Paula Anta. | Cortesía Paula Anta

THE OBJETIVE se reúne con Paula Anta con motivo de la reciente publicación del libro Series, una recopilación que muestra sus trabajos fotográficos de los últimos 20 años. Anta fue galardonada la XI edición con el Premio Bienal Internacional de Fotografía Pilar Citoler. «Fue un gran honor recibir el premio, Pilar Citoler es una coleccionista de arte muy importante, no solo de fotografía, de arte contemporáneo en general. La publicación y la muestra homónima, celebrada en La Sala Vimcorsa, han sido una retrospectiva de media carrera», nos cuenta. La fotógrafa participa actualmente en la muestra colectiva Über die Grenzen en el Palacio Quintanar. Además, presenta Akouédo en Casa África en Gran Canaria, una exposición que narra la catástrofe ecológica y humana ocurrida en 2006 en Abiyán.

PREGUNTA.- Desde sus inicios trabaja con series, siempre aborda los temas a través de la repetición, ¿por qué elige este método?

RESPUESTA.- Yo estudié Bellas Artes y piano, hice las dos carreras, pero me he desarrollado en las artes plásticas. El doctorado lo desarrollé entre la Universidad de Berlín y la de Saarbrücken; fue sobre el encuadre fotográfico y fue una tesis muy teórica. En Alemania he estado en total 16 años, creo que hay una influencia alemana muy fuerte en mi trabajo. La fotografía alemana siento que me ha marcado mucho y creo que trabajar en series, la forma de encuadrar o cómo me planteo ante la escena, me viene también de ahí. Luego hay otros aspectos en los que no, como la manera en la que intervengo en los espacios, sobre todo en el paisaje, o la forma en que trabajo con esculturas o con pequeñas intervenciones simbólicas.

P.- Series compila desde sus trabajos iniciales como Paraísos artificiales o Faunia, hasta los más recientes, donde combina la fotografía con escultura. ¿Qué otras imágenes encontramos?

R.- En el libro están prácticamente todas las series que he realizado. Empieza con el Palmehuset, que es un proyecto de casas de palmeras, el primero en el que trato el tema de la naturaleza y lo artificial, comenzó en Noruega, en el jardín botánico de Bergen, pero recorre también lugares en Lyón, Viena, Salzburgo, Berlín o Frankfurt. También se muestran trabajos como el de Nudos: Topologías de la memoria, en los que exploro con nuevos materiales. Uproot es una serie que hice en Washington, de raíces de árboles caídos, impresas en pan de oro. También se puede ver Thermal Nature, serie en la que imprimo sobre mantas térmicas y trato el tema del cambio climático y sobre ecosistemas muy sensibles a esta transformación. El libro termina con mis últimos proyectos, que a su vez son los primeros en los que intervengo sobre la superficie de la imagen.

P.- La línea conceptual de sus trabajaos casi siempre recae en el paisaje, y su significado como un hecho cultural en sí mismo…

R.- Siempre de trasfondo está el tema del paisaje y su transformación. Mis series siempre tratan la línea de lo natural y lo artificial, pero no necesariamente enfrentado, sino como algo que avanza paralelamente. Las intervenciones que hago del paisaje son también parte de la artificialidad. La sostenibilidad y la ecología como temática, creo que han aparecido de forma evidente, recién en los últimos años. Creo que es el resultado del vínculo que he ido creando con el paisaje o con el entorno, con lo que me he ido encontrando, es un poco inevitable.

P.- Actualmente participa en la muestra Über die Grenzen, en el Palacio Quintanar. El título remite al Laokoonte de Lessing…

R.- La exposición es comisariada por Miguel Cereceda, participamos 15 artistas mujeres y trata sobre la idea del límite. Hay obras que abordan el concepto a través de lo físico y lo conceptual o la superación de los límites y las barreras, tanto a nivel formal o técnico, dentro de las distintas disciplinas artísticas. Yo presento Khamekaye, una serie que hice en Senegal, que es también el nombre en wólof de unas estructuras que hay en las playas. Los khamekaye son hitos que se encuentran en el litoral, en una franja que va desde Dakar hasta San Luis, casi frontera con Mauritania, son construidos para dar orientación dentro del territorio. Los materiales con los que se construyen suelen ser troncos y demás desechos que devuelve el mar, son estructuras preciosas. Yo llegué por una residencia de la fundación Ankaria, documenté las estructuras y aprendí también a construirlas. 

Figura y charco © Paula Anta

P.- ¿Cómo llegó a trabajar al vertedero de Akouédo en Abiyán? El lugar fue impactado en 2006 con una descarga de 540.000 litros de residuos tóxicos, el desastre dejó muchos muertos y sigue impactando la zona… 

R.- Llegué a través del proyecto Cómo ser fotógrafa y de la Embajada de España en Costa de Marfil, para realizar un trabajo con el fotógrafo Ananias Leki Dago, quien fotografió el vertedero en 2018. Yo fui a fotografiarlo en plena transformación, porque lo están convirtiendo en un parque público. El vertedero fue un desastre que dejó muchos muertos y el gobierno decidió hacerse cargo del lugar. Actualmente se está haciendo una obra inmensa de ingeniería, que comprende más de cien hectáreas. 

P.- ¿Qué le interesó documentar del vertedero?

R.- Me interesó fotografiar el proceso de la obra. He visto el parque en diversos estadios de transformación, así que decidí organizarlo en accidentes geográficos y seleccionar las imágenes en montañas, ríos, mares, costas o acantilados; al final no deja de ser como un micromundo. En febrero se expondrá en Costa de Marfil en la Fundación Donwahi, promotora del proyecto de Akouédo. Actualmente, las fotos se están exhibiendo en la muestra Akouédo, comisariada por Marta Soul en Casa África, en Las Palmas de Gran Canaria. 

Nós. © Paula Anta

P.- La muestra Akouédo incluye un texto del artista marfileño Armad Gauz, en el que señala que para evolucionar existe el camino de la «línea» y el del «ciclo», siendo el lineal el voraz, mientras que el cíclico, el nutritivo…

R.– Armand Gauz, creo que tiene una gran lucidez para entender el daño que podemos hacernos como civilización. Explica cómo todo lo que la naturaleza ha ciclado y reciclado pacientemente, lo estamos «estiramos en línea recta en un raído callejón sin salida». Fue uno de los artistas con los que yo coincidí durante mi estancia en Abiyán y quise que sea parte de la muestra. Su texto también es como una sacudida, una denuncia de lo mal que estamos haciendo las cosas y la imposibilidad que mostramos para hacernos conscientes de que debemos respetar el medio que habitamos.

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