THE OBJECTIVE
Arte

‘Spirit of Japan’: un baño de encanto para conocer el alma japonesa

El Museo Nomad de Madrid ofrece una versión inmersiva del movimiento Ukiyo-e, que forjó nuestra imagen del país

‘Spirit of Japan’: un baño de encanto para conocer el alma japonesa

Fragmento dedicado a 'La gran ola de Kanagawa' en la exposición 'The spirit of Japan' del Museo Nomad.

Japón. El encanto distinto de una tradición milenaria y la tecnología de última generación. No parece mal destino para apurar un verano que ya se va haciendo un poco más largo de la cuenta. Queda un poco lejos, eso sí. En kilómetros y en euros. La exposición The Spirit of Japan ofrece un interesante sucedáneo en pleno centro de Madrid

El museo inmersivo Nomad pretende atrapar la esencia de ese espíritu con la exposición Spirit of Japan sobre el movimiento artístico Ukiyo-e. Traducible al español como mundo flotante, el Ukiyo-e extendió por todo el Periodo Edo, desde el siglo XVII a los albores del XX, una estética muy particular, fundamentalmente a través de sus grabados en madera mediante xilografía.

Las estampas resultantes forjaron buena parte de la imaginería con la que los occidentales pensamos y soñamos Japón. El gran arquetipo de ese impacto quizá sea la sensación que aún nos provoca la espuma rampante de La gran ola de Kanagawa, cuyo autor, el maestro Hokusai, es considerado el corazón del Ukiyo-e. La exposición del Nomad ha ensamblado en un audiovisual inmersivo varias de sus obras, además de la de otros autores menos conocidos pero básicos en el desarrollo del movimiento, como Kuniyoshi, Utamaro o Kunisada. 

En total, más de 400 obras procedentes de 20 museos de todo el mundo componen la experiencia de Spirit of Japan, que ya ha girado por Tokio, São Paulo, Shanghai, Montreal y Milán antes de llegar a Madrid. Además del audiovisual, varios kimonos del estilo Uchi-kake, cortesía de Eiko Kishi, vicepresidenta de la asociación de Ikebana en España, y un par de propuestas interactivas: la contemplación de obras concretas con gafas de realidad y la interacción en un panel virtual.

El núcleo de la experiencia lo constituye la proyección del audiovisual. Obra de la productora francesa Danny Rose Studio, necesita unas instalaciones muy concretas. A ellas accede el visitante del Museo Nomad desde el poco estimulante recibidor y a través del Pasillo infinito, de nombre quizá un tanto excesivo, pero con el diseño necesario para situar el estado de ánimo en la dirección oportuna hasta dar a la sala principal, donde miles de linternas voladoras de papel llenan las paredes e incluso el suelo.   

Un viaje por el espíritu nipón

Los visitantes se acomodan por toda la sala en puffs más o menos cómodos (algún espectador poco dado a la modernez puede echar de menos el respaldo) hasta que comienza un vídeo repleto de imágenes sugerentes sutilmente acompañadas por el sonido envolvente de la mejor música japonesa de autores como Ryuichi Sakamoto, Hiroshi Yoshimura o Takashi Yoshimatsu, perfectamente armonizada con obras occidentales como la composición La Mer, de Claude Debussy, elegida para acompañar la aparición de la famosa gran ola de Hokusai.

El visitante se convierte en el centro de un escenario de 360 grados por el que desfilan abanicos, flores, pájaros, bosques mágicos habitados por los espíritus Yokai, palacios con elegantes geishas, teatros con actores de Kabuki, poderosos samuráis que aparecen al ritmo atronador de los tambores, solemnes cortesanos y entrañables familias de campesinos y artesanos, estudios con artistas absortos en su minuciosa labor… Una sucesión de escenarios con hitos de intensidad como el mar de olas rebosantes de espuma en cuyas profundidades habitan extrañas criaturas, incluida una inmensa ballena, o los cielos poblados de cigüeñas entre nubes oscuras del que surge, triunfante, el inevitable sol naciente. 

La realización acierta a conectar con la exquisita factura de las estampas, su particular forma, entre naif y mítica, de expresar la realidad. La sala adquiere una atmósfera como de caja de música, esa delicadeza onírica del movimiento Ukiyo-e que fascinó a Van Gogh, a Gaugin y a tantos otros artistas, más allá de la evidente evolución en suelo nipón hacia el manga y el anime. 

Un breve pero nutritivo viaje por el espíritu del Japón de nuestros sueños al fresco del aire acondicionado en los estertores del agosto madrileño. Se agradece, por cierto, que el Nomad permanezca abierto hasta las 22 horas. La experiencia onírica, sutil, encantadora del Periodo Edo tiene un excelente prólogo en la Era de las Terrazas del casticismo contemporáneo. A modo de transición, por ejemplo.

Publicidad
MyTO

Crea tu cuenta en The Objective

Mostrar contraseña
Mostrar contraseña

Recupera tu contraseña

Ingresa el correo electrónico con el que te registraste en The Objective

L M M J V S D