De Picasso a Barceló, un viaje único por la historia del arte español
La Fundación María Cristina Masaveu Peterson reúne en su sede de Madrid una exposición de cien obras imprescindibles
Contaba María Gainza en Un puñado de flechas (Anagrama), que una de las frases de Augusto II el Fuerte de Polonia, el mayor coleccionista de porcelana del siglo XVIII era que «el deseo de comprar se parece a la necesidad que tenía de chico por comer naranjas». Hoy se pueden discutir las motivaciones de los coleccionistas para hacerse con piezas de indiscutible valor, pero hay que festejar iniciativas como la de la Fundación María Cristina Masaveu que en la exposición Arte español del siglo XX. De Picasso a Barceló ha reunido en su sede de Madrid un total de cien obras destacadas del siglo pasado en nuestro país que se pueden visitar hasta el 20 de julio de manera completamente gratuita.
Una muestra generosa que atraviesa la historia más reciente de nuestro arte con piezas de Juan Gris, Pablo Picasso, María Blanchard, Joan Miró, Salvador Dalí, Antonio López, Antoni Tàpies, Eduardo Chillida, Soledad Sevilla o Miquel Barceló, entre otros muchos. Un catálogo de imprescindibles que hace de esta visita una experiencia maravillosa.
«El recorrido, en realidad, lo que hace es pasar por muchos de los episodios más importantes del arte español, no haciendo un mapa completo de todo lo que ocurre, sino intentando resaltar las líneas claves de lo que hay en la colección», cuenta la comisaria de la muestra, María Dolores Jiménez-Blanco.
Estructurada en catorce secciones, el itinerario, que no ofrece una narración historiográfica como tal, busca principalmente las afinidades que afloran entre las diferentes piezas. De las vanguardias históricas, con obras de Picasso, Juan Gris o María Blanchard, a su reverso con piezas de José Gutiérrez Solana, Joaquín Sunyer, o la Escuela de París, en esta muestra encontramos desde muestras realistas de Antonio López o Amalia Avia hasta la materia y fisicidad de las propuestas de Lucio Muñoz, Antoni Tàpies o Antonio Saura, así como una amplia representación del informalismo representado en obras de Juana Francés, Manolo Millares, Rafael Canogar, Luis Feito, Manuel Rivera, Martín Chirino, César Manrique y un espectacular y gigante Chillida, que esté año está de aniversario.
Un amplio recorrido que continúa con otras prácticas artísticas como el paisaje abstracto, el arte pop y el compromiso político de Equipo Crónica y Juan Genovés o la nueva figuración madrileña. Donde nuestro artista vivo más internacional, Miquel Barceló, por quien Pedro Masaveu Peterson apostó particularmente en los años 80, cuenta con una sección íntegramente dedicada a su obra. La exposición culmina con los últimos años del siglo XX y el arte de Juan Muñoz, Jaume Plensa o Cristina Iglesias, entre otros, y un recuerdo «a un personaje clave de toda la segunda mitad del siglo, y muy especialmente de Cataluña» como el singular Joan Brossa.
Piezas excepcionales
Entre sus piezas más importantes, Le violon (El violín) de Juan Gris ocupa una primera sala con pinturas de María Blanchard y Picasso. Esencial para entender el cubismo en toda su complejidad, este cuadro pintado durante la Primera Guerra Mundial, mientras el artista se encontraba bloqueado en Colliure, está dedicado a la persona que le hospedó como agradecimiento. «Es uno de los mejores Juan Gris de toda la producción del artista, un cuadro muy excepcional con una gran historia», afirma la comisaria, que también destaca en este recorrido los tres María Blanchard, la obra de Luis Gordillo o el Equipo 57 como piezas claves. «Por supuesto, también el Chillida —Abesti gogorra II ( Canto rudo II)— porque es una pieza fundamental en su producción, el Canogar que estuvo en la Bienal de Venecia del 58 o Burning red de José Guerrero».
Colección Masaveu. Arte español del siglo XX. De Picasso a Barceló aborda, además, aspectos menos conocidos de nuestra historia. «Hay dos Dalí muy juveniles que son paisajes de Cadaqués que los hemos puesto junto a Sorolla y muy cerca también de Sunyer, otro artista catalán que habla de toda esa naturaleza idealizada, que yo creo que van a ser un descubrimiento para muchos —continúa—. Tenemos tres piezas de Gargallo maravillosas que explican muy bien cómo un mismo artista podría estar trabajando en lenguajes muy diferentes en esa época. También hay un Joan Miró que está hecho sobre fibrocemento, un material poco habitual en las obras de arte, y un cuadro pequeñito que es un descubrimiento porque es el mismo tipo de imagen que había hecho Miró en el fresco del Pabellón del 37 en París, para el que se hizo también el Guernica, y que había desaparecido al derribarse el edificio. Aquí sirve de recordatorio de su presencia».
A lo largo de este recorrido, las piezas se integran con el espacio de la sede central de la Fundación María Cristina Masaveu Peterson de Madrid, un entorno del que, como a las naranjas que mencionaba Augusto II, sus responsables han sabido sacar jugo. Algo particularmente importante es el espacio cedido al impresionante cuadro de Salvador Dalí, Assumpta Corpuscularia Lapislazulina (1952), una obra de gran repercusión mediática en su época y que ha sido expuesta públicamente en contadas ocasiones, donde el artista exhibe, mediante la iconografía religiosa, sus preocupaciones individuales y su creciente interés científico.
«Esta pieza —señala Jiménez-Blanco— habla de un Dalí posterior a la Segunda Guerra Mundial y de sus preocupaciones científicas y religiosas. Es el mismo Dalí que regresa a España en los años 50. En su caso, esta pintura tiene una presencia tan abrumadora que la hemos dejado sola en una sala porque realmente necesita ese espacio y un banco delante para que la gente pueda tomarse su tiempo en observar cada uno de los detalles de la pintura».
La exposición, que podrá visitarse hasta el 20 de julio de 2025, cuenta además con un gabinete de obra sobre papel que, con rotación periódica por motivos de conservación, pone a disposición de los espectadores algunos dibujos de reconocidos artistas españoles como Picasso, Julio González, Luis Fernández, Benjamín Palencia, Nicolás de Lekuona, Ángel Ferrant, el propio Dalí o Maruja Mallo. Lo que hace de todo ello una ocasión única, con acceso para todos los públicos, de conocer algunas de las obras de los artistas más importantes de nuestra cultura.