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Arte

Nuria Formenti mezcla abstracción y literatura en su exposición 'Donde ya no me busco'

La artista gijonesa presenta su mundo interior en Madrid mediante imágenes oníricas rodeadas de poesía

Nuria Formenti mezcla abstracción y literatura en su exposición ‘Donde ya no me busco’

Fragmento de la obra 'Soy corta de frase y larga de pensamiento' (acuarela, tinta y grafito sobre papel). | Nuria Formenti

La galería Ars Histórica, ubicada en la calle Espalter 13 de Madrid, acoge la exposición Donde ya no me busco, la más reciente muestra de la artista gijonesa Nuria Formenti. Tras una etapa figurativa, Formenti ha querido explorar la capacidad expresiva única de la abstracción para plasmar una serie de obras que funcionan como mapas emocionales, donde la tinta y el papel se entrelazan con la palabra escrita para crear un paisaje psíquico en perpetuo movimiento.

La obra de Formenti parte de la abstracción, pero no se conforma con ser solo una explosión de color y forma. Sus manchas de acuarela, sus hilos de tinta y sus diminutas inscripciones textuales conforman una expresión poética que evoca mapas neuronales, ríos de conciencia y paisajes psíquicos. Cada pieza es una pequeña ventana al caos ordenado de su imaginación, donde el gesto pictórico se vuelve una excusa para escribir, para esconder pensamientos entre trazos y para invocar mundos paralelos que solo existen en la mente del espectador.

En su técnica se pueden reconocer patrones orgánicos, casi fractales. Las formas crecen y se retuercen en el papel como si fueran extensiones de redes sinápticas o ramas de un árbol imaginario. Como en las curvas de Mandelbrot, su universo es autosemejante: una espiral infinita de palabras y figuras en la que el detalle más diminuto refleja la totalidad de la obra. Formenti parece explorar la idea de que el arte, como la naturaleza, se rige por un orden caótico en el que cada pequeña parte contiene la esencia del todo.

Su uso del texto dentro de la composición pictórica refuerza esta sensación de mapa mental. Las frases, a veces decoradas con tachones que evocan la futilidad de evitar siempre los errores, funcionan como pistas que conducen a una narrativa fragmentada. Más que un mero complemento visual, la escritura se integra en la obra como un eco interno, una forma de dar sentido a las manchas y trazos que, sin ella, quedarían suspendidos en el vacío. Es un lenguaje que oscila entre lo íntimo y lo críptico, una confesión velada que deja espacio para la interpretación del espectador.

Muestra de la exposición. | Nuria Formenti (Galería Ars Histórica)

El diálogo entre el arte de Formenti y las piezas arqueológicas de la galería, especializada en arte antiguo, genera un contraste revelador. Mientras que las cerámicas romanas y las esculturas de la antigua India parecen contener la historia de civilizaciones extintas, las pinturas de Formenti nos llevan al presente más efímero, al instante exacto en que la mente se fragmenta en recuerdos y sensaciones. Sin embargo, ambas formas de arte comparten un mismo impulso: la búsqueda de lo humano, de lo esencial, de aquello que nos define más allá del tiempo y el espacio.

Las composiciones de Formenti no solo apelan a la contemplación estética, sino que invitan a una lectura activa. Como si de un códice contemporáneo se tratara, sus obras exigen un ejercicio de decodificación en el que cada trazo y cada palabra parecen formar parte de un mensaje oculto. No hay una única interpretación posible: el espectador debe deambular entre formas y versos, encontrando sus propios significados en el caos armónico de la tinta. En este sentido, su trabajo recuerda a los experimentos literarios del OuLiPo o a los juegos visuales de los caligramas, donde la escritura y la imagen se entrelazan en una danza indescifrable.

Muestra de la exposición. | Nuria Formenti (Galería Ars Histórica)

Esta tensión entre lo espontáneo y lo meticuloso es también una de las claves de su lenguaje plástico. Aunque sus manchas parecen surgir de un gesto impulsivo, hay en su disposición una arquitectura subyacente, un orden que se desvela en la repetición de formas y ritmos. Formenti domina la ambigüedad entre lo azaroso y lo calculado, logrando que sus composiciones respiren con la naturalidad de un paisaje en movimiento. Su universo gráfico, poblado de vestigios de escritura y rastros de pensamiento, nos recuerda que la mente no es lineal, sino un campo fértil de asociaciones erráticas, un collage de recuerdos, emociones y fragmentos de ideas en constante recomposición.

Donde ya no me busco es un viaje hacia lo inasible, una invitación a recorrer los paisajes internos de la artista con la misma actitud con la que se estudian los mapas antiguos: con curiosidad, con deseo de descifrar lo desconocido y con la certeza de que cada trazo, cada palabra, nos acerca un poco más a lo que significa existir en un mundo de formas y significados en perpetuo cambio. La exposición permanecerá abierta al público hasta el 15 de marzo de 2025.

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