'Amazonía Contemporánea': la riqueza artística de la selva peruana desembarca en Madrid
La Colección Hochschild-Correa presenta esta muestra de arte étnico en el Museo Lázaro Galdiano

Detalle de 'El bufeo colorado entre los bora', de Smith Churay. | Colección Hochschild-Correa
La más completa colección de arte contemporáneo de la Amazonia peruana llega a Madrid de la mano de la Colección Hochschild-Correa, que presenta Amazonía contemporánea. La muestra se presenta en el Museo Lázaro Galdiano hasta el 6 de abril.
THE OBJECTIVE conversa con Christian Bendayán, curador de la muestra Amazonía contemporánea. «La exposición presenta un recorrido transversal por distintas generaciones y por primera vez se hace énfasis en el hecho de que el arte amazónico contemporáneo tiene una historia», nos cuenta.
PREGUNTA.- La curaduría se ha hecho junto Luis Pérez-Oramas, ¿cómo se ha planteado el recorrido de las obras?
RESPUESTA.- Luis Pérez-Oramas tiene mucha experiencia en el tema, ha sido curador del MoMA por muchos años y es el asesor de la colección Hochschild-Correa. En 2012 la colección lanzó un concurso de arte contemporáneo amazónico, la convocatoria se hizo en toda la región, y se adquirió toda la obra de los finalistas. Es sin duda la colección más amplia de arte amazónica peruano, tiene piezas históricas y obra contemporánea, esa temporalidad es la que hemos querido resaltar en la muestra. Este grupo de piezas se va adquiriendo especialmente en los últimos cinco años, en el momento en que se consolida la presencia de los artistas amazónicos y se internacionalizan.
P.- ¿Qué piezas históricas se pueden ver?
R.- Presentamos por ejemplo una obra de Otto Michael, que llegó a finales del siglo XIX a Iquitos, fue el primer paisajista de la modernidad o el primer paisajista de imágenes urbanas de la Amazonia. La acuarela se llama Puerto Iquitos, es de 1910 y es el punto de partida de la muestra. La exposición, si bien está enfocada en el arte contemporáneo y lo que se está produciendo en estos últimos años, tiene una tercera parte que está dedicada a una línea de tiempo. También tenemos obra del escritor y pintor Calvo de Araújo, y de los años treinta hay una pieza de Víctor Morey Peña, quien fue uno de los fundadores de la escuela de Bellas Artes de Iquitos. De fotografía tenemos algunas de Antonio Wong Rengifo, una serie que exhibió en los años cuarenta, y paisajes de Manuel Bernuy Ortiz, y de los setenta hasta los años noventa encontramos fotografía de Augusto Falconi.

P.- ¿Qué temáticas de la Amazonia trataba el arte moderno?
R.- La Amazonia siempre ha tenido sus propias corrientes, al margen de las preocupaciones que se están dando en el centro oficial del arte, o de las ciudades capitalinas. Son el resultado de sus propias preocupaciones socioculturales. De hecho, el arte moderno en Iquitos surge después de una época terrible, que es la de la explotación del caucho y que vino acompañada de mucha distribución de imágenes. En ese tiempo se intentaba generar o establecer un imaginario sobre los hombres y mujeres de la Amazonia, representándolos como hombres salvajes que tenían que ser domesticados. Yo creo que la primera corriente en tiempos modernos va a ser la de los años cuarenta que surge en Iquitos con Calvo de Araújo, Américo Pinasco o Antonio Wong Rengifo, quienes intentaron muy conscientemente de proyectar por primera vez, una imagen digna del hombre amazónico. Luego en los sesenta, a partir de la presencia del grupo literario Bubinzana, que hace una especie de tratado estético o primer manifiesto sobre el hombre moderno de la Amazonia, aparecen figuras centrales como Yando Ríos, Augusto Falconi o Agustín Rivas. En este momento, ya se pueden ver temáticas sobre luchas laborales o sociales. Se proponen dejar a tras el «selvismo» y ese retratar la Amazonia de forma tan «exotizada» para que surjan nuevas miradas, en la que los humanos sean el centro de esta producción artística. Yando Ríos, por ejemplo, fue quien dio inicio al arte abstracto y posteriormente al surrealismo amazónico, luego incorpora el pop en su trabajo, es un artista que marca cambios muy fuertes.
P.- Además de gestor cultural es artista, su pintura también viene de esta tradición, su padre fue el poeta y antropólogo Teddy Bendayán, también miembro del grupo Bubinzana…
R.- Nunca lo he pensado o por lo menos no de forma consciente. En el 96 hice la muestra Vírgenes, putas y travestis, en 2003 empecé a pintar gente enferma, el mundo urbano, moderno y nocturno fue lo primero. A veces mi propia obra me horroriza, pero finalmente es lo que surge, y el resultado cobra otro sentido. Un ejemplo de ello fue la muestra Indios Antropófagos, que representó al pabellón del Perú en la Bienal de Venecia de 2019.
P.- Su obra también se expone en la muestra, la crítica lo describe como un artista transgresor, ¿cómo es el proceso de creación?
R.- Suelo dar muchas vueltas a las ideas y termino pintando cuando me siento muy seguro de ellas, algunas veces espero tiempo antes de mostrarlas. Creo que actualmente hay una corriente muy conservadora y eso reduce los espacios de exhibición. Con el grupo Bufeo, muchas veces hacemos curadurías que nos sorprenden que no nos las canceles, como si hubiésemos normalizado la censura. Ahora en Iquitos tengo la Balsa Bufeo, una especie de espacio cultural flotante que recorre los ríos donde se expone, se hacen conciertos y talleres. Su función está muy vinculado a la Amazonia, porque tiene mucho impacto. Mi obra plástica es también el resultado de estos otros proyectos que siempre están vinculados con la selva.
P.- El arte amazónico vive su mejor momento…
R.- Sí, y se ha luchado y trabajado mucho para que llegue este momento y se reivindique a los artistas. El arte amazónico abarca muchas líneas de producción, como el arte popular urbano, que también era desconocido y rechazado. Actualmente el tema de la producción indígena amazónica tiene una especial atención. Creo que es una deuda histórica y que todos celebramos. Aun así, no creo en los discursos puristas, no creo que el arte indígena sea puro, creo que está lleno de influencias, como todo arte, y creo que todo arte se enriquece cuanto más conoce y abarca. Los artistas indígenas de la Amazonia de algún modo han recibido muchas influencias de otros artistas indígenas, mestizos o extranjeros, creo que es una gran cadena de crecimiento o de intercambios y oponerse o no considerar válido las relaciones entre las diferentes artes, va en contra del origen de todas estas creaciones.
P.- El arte indígena siempre ha sido muy vulnerado, ya sea por la apropiación cultural o por el rechazo que ha tenido durante décadas por los espacios culturales hegemónicos…
R.- Yo siempre he sido muy crítico con el tema de la extracción, la expropiación, la explotación o la «exotización». Y siguen siendo tiempos en los que todos deberíamos estar atentos. Sobre todo, desde la parte legal, porque hay muchos vacíos legales y las diferencias siguen siendo abismales, y el patrimonializar una producción ancestral de una producción artística, no es la solución precisamente para proteger la propiedad intelectual y cuidar las tradiciones que siempre son cambiantes. Para no permitir estas explotaciones ni malos usos que se han dado comúnmente, hay un trabajo muy pendiente de parte de todos. Es importante que se siga creciendo en buenas relaciones, dentro de un circuito donde sí es posible hacer colaboraciones fructíferas y siempre desde el respeto. La Bienal de arte de Venecia del año pasado, bajo la curaduría de Adriano Pedrosa, ha sido fundamental para poner en valor el arte indígena en general y que ARCO tenga este año como tema central la Amazonia, es también una gran oportunidad.