Lo mejor del cine en 2024
Un listado de las diez mejores películas estrenadas en España en 2024, así como diversas menciones honoríficas
Diez películas:
Perfect Days, Wim Wenders
Una propuesta de apariencia muy modesta que oculta una película conmovedora y bellísima. Supone además –¡gran noticia!– el regreso a la plena forma en la ficción del alemán Wim Wenders, que últimamente solo acertaba con sus documentales. Rodada en Tokio y protagonizada por un excelso Kôji Yakusho (premio de interpretación en Cannes), narra el día a día de un hombre que ha renunciado al triunfo social, vive con lo mínimo y trabaja limpiando con metódica disciplina lavabos públicos. Unos lavabos muy modernos y fotogénicos, eso sí, de diseño y tecnología punta. Porque el origen de la cinta fue la invitación que le hizo un productor japonés al cineasta de rodar un corto documental sobre los ultramodernos lavabos públicos creados para las olimpiadas que deslució la pandemia. El director optó por armar una historia de ficción hecha de encuentros e instantes, con una celebración de lo analógico frente a lo digital y Lou Reed, los Kinks, Van Morrison, Nina Simone y otros en la maravillosa banda sonora. Resultado: la película de zen de Wenders, cine con alma de haiku.
La zona de interés, Jonathan Glazer
Cuando apareció, la novela La zona de interés de Martin Amis provocó escándalo y algunos de sus editores internacionales se negaron a publicarla. Su adaptación al cine más que escándalo ha generado conmoción, Y entusiasmo. No es para menos. ¿Cómo contar por enésima vez la monstruosidad del Holocausto sin recurrir a lo mil veces visto? Pues mostrando el reverso: la apacible cotidianeidad burguesa de la familia del comandante del campo de Auschwitz. Los vemos bañándose en un río en el que de pronto las aguas bajan turbias de cenizas o cultivando el jardín junto a un muro tras el que hay chimeneas que siempre humean y de tanto en tanto se oyen gritos desgarradores. Glazer hace un manejo excepcional de una doble realidad, como si la película se desdoblara en dos: las imágenes (el horror que no vemos porque está del otro lado) y la banda de sonido (lo que sí oímos: el ruido de las chimeneas, los disparos, los gritos). Consigue su objetivo, porque el resultado es perturbador.
Pobres criaturas/Kinds of Kindness, Yorgos Lanthimos
El iconoclasta director griego ha hecho doblete este año. Una sobredosis y un suplicio para sus haters. Sin embargo, ni siquiera ellos podrán negarle la ambición y radicalidad de sus propuestas, la brillantez de su puesta en escena y su habilidad para convencer a estrellas consagradas de participar en sus producciones (algunas incluso se hacen adictas, como Emma Stone, que lleva tres seguidas entregada a la causa). En tiempos de algoritmos, superhéroes, secuelas y precuelas, se agradece la presencia de alguien tan provocador, dedicado a mostrarnos lo raros que somos los seres humanos. En Pobres criaturas –cuatro Oscars, uno para Emma Stone– propone una revisitación del mito de Frankenstein en versión femenina y en Kinds of Kindnes presenta tres historias –a cuál más desquiciada– sobre obsesiones destructivas, dominación y dependencia, no aptas para pusilánimes.
Secretos de un escándalo, Todd Haynes
¿Quién maneja el relato? ¿Dónde está la verdad? Una ambiciosa actriz visita durante unos días a la mujer a la que va a interpretar en una película. Años atrás, esa mujer, cuando era profesora se lio con un alumno menor de edad y acabó en la cárcel. Cuando salió se casó con él, tuvieron tres hijos y viven en apariencia muy felices. ¿Lo sucedido fue un abuso de menores? ¿O una modélica historia de amor? Inspirada de forma muy libre en un caso real sucedido en Estados Unidos, la película despliega un retorcido juego de espejos y soterradas manipulaciones. Contiene abundantes ejemplos del virtuosismo de Haynes, como esa escenas en la que la actriz visita al grupo de teatro del instituto local y, ante la impertinente pregunta de un alumno, explica lo que para ella supone rodar una escena de sexo –¿simula que goza o disimula el goce?–, ante la creciente incomodidad del público.
Anora, Sean Baker
Ganadora de la Palma de Oro en el Festival de Cannes, es una suerte de versión moderna –y nada ingenua– de Cenicienta con stripper. Escort veinteañera conoce a su presunto príncipe azul en forma de niñato ruso hijo de un oligarca multimillonario. Y se acaban casando en Las Vengas. Los padres de él se enteran, cogen el jet privado desde Moscú para deshacer el matrimonio y, mientras llegan, mandan a controlar a la pareja a los matones que tienen a su servicio en Nueva York. Sean Baker ha dedicado toda su obra al retrato de los seres marginales, sin caer jamás ni en el paternalismo ni en el exhibicionismo de la sordidez. Anora es un ejemplo perfecto de la humanidad que sabe insuflar a sus personajes. Y además es trepidante, intensa y a ratos muy divertida. La larguísima escena en la que los no muy aterradores matones retienen a la joven stripper es la prueba del talento superlativo de Baker: logra combinar con absoluta fluidez tensión dramática y comicidad.
Dream Scenario, Kristoffer Borgli
Una de las propuestas más extravagantes, chifladas y seductoras del año. Y la demostración de que Nicolas Cage es mucho más que un histrión y un friki. Es un actor que, en películas como esta, pone su fama y tirón en taquilla al servicio de un proyecto audaz y arriesgado. Su director, el noruego Borgli, ya sorprendió el año pasado con Sick of Myself, sobre una perturbada que, para hacerse famosa en las redes, se provocaba una afección cutánea con un medicamento prohibido que adquiría en el mercado negro. En Dream Scenario sigue explorando los dislates de la obsesión de nuestros días por la popularidad instantánea y espuria. El protagonista de esta retorcida moderna fábula surrealista es un timorato profesor que –vaya usted a saber por qué– empieza a aparecerse en sueños ajenos y eso lo convierte de la noche a la mañana en una celebrity. Sin embargo, el disfrute de esta inesperada fama no tarda en torcerse y convertirse para él en una pesadilla, que le sirve al cineasta para cuestionar la cultura de la cancelación.
Segundo premio, Isaki Lacuesta y Pol Rodríguez
La película española más deslumbrante y creativa del año. Frente a los edulcorados y cansinos biopics de estrellas del rock habituales, esta cinta muestra desde el principio sus cartas. Nos anuncia que lo que vamos a ver no es un largometraje al uso sobre el grupo indie granadino Los Planetas, sino sobre «la leyenda» de Los Planetas. Eso no significa carta blanca para contar trolas, sino carta de libertad para aproximarse a la verdad sin las constricciones del corsé de la narración clásica. El resultado es una obra libérrima y magnética, con toques arty y aires de poema visual. Cuenta la caótica grabación del tercer álbum de la banda, el celebradísimo Una semana en el motor del autobús. Pero lo verdaderamente importante son las andanzas, amores, desamores, conflictos, pulsiones autodestructivas y adicciones de unos jóvenes temerarios con aspiraciones a malditos.
Los que se quedan, Alexander Payne
Con discreción y sin ademanes de genio, este cineasta ha ido forjando una obra con pocos patinazos, que apuesta por pequeñas historias sobre gente corriente. Entre copas, Los descendientes y Nebraska están entre lo mejor de su filmografía. Los que se quedan, futuro clásico navideño, es su obra más redonda. Ambientada en los años setenta, nos presenta a la improvisada y disfuncional familia que forman los tres pringados obligados a quedarse durante las vacaciones navideñas en un colegio de élite de la costa este. Un profesor severo y antipático al que todos detestan, un alumno desnortado cuyos padres divorciados han dejado allí aparcado y una cocinera negra que ha perdido a su hijo en Vietnam. Cine de estirpe clásica que sabe retratar con sensibilidad flaquezas y esperanzas. Esta película inauguró la cartelera de 2024, ahora que el año termina es un buen momento para revisitarla o descubrirla. Lo dicho: tiene madera de clásico navideño, a la altura de Qué bello es vivir o Love Actually.
The Apprentice. La historia de Trump, Ali Abbasi
Tiene relevancia histórica, porque se estrenó en las últimas semanas de las elecciones estadounidenses con la vana esperanza de que actuase como un torpedo contra Trump, cuyos abogados intentaron retrasar su llegada a los cines sin conseguirlo. Más allá de este uso político, es una excelente película. Dirige el iraní nacionalizado danés Abbasi, que ya nos había deslumnrado con el espeluznante thriller Holy Spider, sobre la miseria moral del Irán de los ayatolas. Aquí cuenta el aprendizaje del joven Trump como futuro líder y monstruo, bajo la tutela del siniestro abogado Roy Cohn que le enseñó sus máximas para triunfar: «Regla número 1: En lugar de defenderte, ataca, ataca, ataca. Regla número 2: Jamás admitas nada. Niégalo todo. Cada uno tiene su verdad. Regla número 3: Declárate siempre ganador, jamás admitas una derrota». Al final, claro, el discípulo superó al maestro.
Hit Man. Asesino por casualidad, Richard Linklater
Una comedia de equívocos sobre la identidad, con mucha miga, mucho humor y mucha sensualidad. Una sagaz reflexión sobre lo que creemos ser y qué somos en realidad. Inspirada de forma muy libre en una historia real, cuenta las andanzas de un insulso profesor de filosofía que, en sus ratos libres, colabora con la policía haciéndose pasar por asesino a sueldo que ofrece sus servicios por internet. Cuando lo contactan los pirados que quieren deshacerse de alguien, los cita disfrazado y provisto de un micro, y los agentes camuflados procede a detener in fraganti al aspirante a criminal. Hasta que aparece una joven muy bella y de aspecto ingenuo, decidida a eliminar al marido que la maltrata. Él queda prendado, se salta el protocolo y se lía con ella, pero… ¿es ella tan cándida como parece, y tiene él verdadera madera de sicario?
Quince menciones honoríficas
Tres secuelas con aspiraciones a ‘blockbuster’
Dune: Parte Dos (Denis Villeneuve): Segunda entrega –queda una tercera– de una saga destinada a convertirse en clásico de la ciencia ficción.
Joker: Folie à Deux (Todd Philips): La amas o la odias, pero tiene el mérito de ser inesperada. Con toques de extravagante musical, es una sombría mirada sobre la obsesión contemporánea por crear ídolos con pies de barro.
Furiosa: De la saga de Mad Max (George Miller): Tan adrenalínica como Mad Max. Furia en la carretera, y con eso basta para disfrutarla.
Tres buenas películas españolas
La virgen roja (Paula Ortiz): Estilizada versión del caso Hildegart, la historia de aquella madre psicópata que, en tiempos de la República, quiso crear a la revolucionaria perfecta y acabó asesinando a su propia hija.
Marco (Aitor Arregi y Jon Garaño): La historia del impostor que se hizo pasar por superviviente de los campos de exterminio nazis y engañó a todo el mundo durante años. Gran interpretación de Eduard Fernández.
Volveréis (Jonás Trueba): Una comedia que juega a ser ligera, pero es profunda. Una película sobre el amor que se acaba y la complicidad que queda.
Tres perlas para amantes del terror
Nosferatu (David Eggers): ¿Era necesaria una nueva versión de Nosferatu?, pues tal vez no, pero la fuerza estética de las imágenes es tan deslumbrante que mejor déjense de preguntas y disfruten.
El último late night (Cameron y Colin Caimes): El supuesto rescate de la grabación de un programa televisivo de los setenta que acabó en tragedia. Este falso documental australiano maneja con ingenio, ironía y tensión creciente una historia diabólica.
Longlegs (Osgood Perkins): El director es hijo de Anthony Perkins y un cineasta experto en generar atmósferas desasosegantes y enfermizas. Brilla Nicolas Cage en uno de sus papeles más perturbadores.
Dos estimulantes relecturas femeninas de géneros tradicionalmente masculinos
La sustancia (Coralie Fargeat): Una locura de ciencia ficción muy gore sobre la presión por mantenerse siempre joven y el miedo a envejecer. La veterana Demi Moore y la ascendente Margaret Qualey lo dan todo.
Sangre en los labios (Rose Glass): Un thriller erótico y salvaje centrado en la historia de amor entre la encargada de un gimnasio (Kristen Stewart, siempre dispuesta a asumir papeles retadores) y una culturista. Ed Harris como el malo de la función da mucho miedo.
Dos biopics sobre iconos del siglo XX
Priscilla (Sofia Coppola): Elvis visto a través de los ojos de la novia adolescente con la que se casó y a la que se llevó a Graceland. El mito en la intimidad no sale muy bien parado. Coppola maneja un preciosismo visual exquisito.
Daaaaaalí! (Quentin Dupieux): Bueno, un biopic exactamente no es. Es una chifladura deliciosa, con Dalí interpretado por varios actores. Un homenaje muy surrealista al genio del surrealismo y primer gran showman del mundo del arte.
Dos películas deportivas que en realidad no hablan de deportes
Ferrari (Michael Mann): Los que la vieron como una cinta sobre carreas de coches quedaron decepcionados. Y es que Ferrari es Michael Mann en estado puro. Es decir, el retrato de un hombre movido por una obsesión y por el empeño del trabajo bien hecho. En este caso, que sus coches sean los más rápidos del mundo.
Rivales (Luca Guadagnino): Los protagonistas juegan al tenis, pero lo que le interesa al director es el ménage à trois entre dos chavales y la chica de la que están perdidamente enamorados. Sexy, juguetona y con más calado de lo que parece a primera vista.