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'The Alto Knights': De Niro contra De Niro

El actor interpreta a los mafiosos Frank Costello y Vito Genovese en la última película de Barry Levinson

‘The Alto Knights’: De Niro contra De Niro

Robert De Niro interpretando a los mafiosos Frank Costello y Vito Genovese. | Warner Bros España

Si hablamos de historias de mafiosos, el podio lo ocupan la trilogía de El Padrino de Coppola, el ciclo de ScorseseMalas calles, Uno de los nuestros, Casino, Infiltrados, El irlandés– y Los Soprano de David Chase. En los tres casos, son propuestas que más allá del retrato criminal. Hablan de la familia, de la historia de Estados Unidos y de la lucha por el poder, con unos aires que podemos calificar de shakesperianos sin miedo a hacer el ridículo. 

The Alto Knights de Barry Levison no va a disputarles un puesto en lo más alto, pero tiene suficientes puntos de interés como para ser incorporada al canon de las películas sobre la mafia americana. El director ya había realizado una aproximación anterior a este mundo: Bugsy, que romantizaba a Bugsy Siegel, el fundador de Las Vegas, poniéndole el rostro de Warren Beatty. Junto a él aparecían también otros dos mafiosos de leyenda, Meyer Lansky y Lucky Luciano. 

A Luciano se lo menciona varias veces en The Alto Knights porque son sus herederos quienes se enfrentan en la pantalla. Dos figuras históricas de la mafia neoyorquina: Frank Costello y Vito Genovese. El primero ejerce de narrador desde su retiro y la película se estructura como una sucesión de flashbacks en un formato no muy alejado del de Casino o El irlandés, solo que Levison no es Scorsese y no posee el virtuosismo de este para imprimir un ritmo trepidante y cautivante a la historia.

The Alto Knights se centra fundamentalmente en los años cincuenta, cuando, después de haberse enriquecido en el pasado con la ley seca, la mafia extiende sus tentáculos hacia la política y se dota de una fachada de respetabilidad. Costello y Genovese se conocían desde jóvenes, cuando frecuentaban el club social de los mafiosos que da título a la cinta. Ambos ascendieron juntos, pero sus caracteres antitéticos los separaron. Genovese tuvo que huir a Italia en 1936 durante varios años, porque la justicia lo perseguía por un doble asesinato. Y entonces Costello se hizo con el poder. Cuando Genovese regresa justo después de acabar la guerra –él y Luciano echaron una mano en el desembarco estadounidense en Sicilia, aunque esto la película no lo menciona–, reclama lo que considera que es suyo. 

Ambos mafiosos representan dos maneras muy diferentes de entender el negocio criminal: Costello busca la respetabilidad y el parapeto de los negocios legales, a lo que suma el discreto soborno y manejo de políticos relevantes. Genovese es un perro callejero, violento y explosivo, empeñado en meterse en el negocio de la heroína, que Costello quiere evitar a toda costa. Será el gatillo fácil de Costello y sus líos maritales –cherchez la femme– los que empezarán a sacar a la luz los trapos sucios y pondrán en apuros a la organización. 

Juego de tronos mafioso

La película arranca de forma potente con el intento de asesinato de Costello en mayo de 1957, reconstruye en flashbacks lo sucedido hasta llegar a ese momento y culmina con la histórica reunión de todos los jefes mafiosos en noviembre de 1957 en Apalachin, Nueva York, que fue detectada por la policía. Sobre lo sucedido en ese encuentro de capos, la cinta se toma algunas licencias, en el esfuerzo por sintetizar las complejas maniobras por el poder en el seno de las cinco familias de la mafia neoyorquina. 

Este juego de tronos mafioso incluye el sacrificio de piezas en el tablero de ajedrez, como Albert Anastasia (interpretado por Michael Rispoli, uno de los actores de Los Soprano), asesinado en una barbería. Es una escena célebre, inmortalizada por fotografías periodísticas de la época, que la película recrea de forma minuciosa. 

Si Rispoli supone una conexión con Los Soprano, hay una conexión todavía más fuerte con Scorsese a través del guionista, Nicholas Pileggi. Dos de sus libros están en el origen de sendos títulos del cineasta, con el que colaboró en el guion: Wiseguy: Life in the Mafia Family dio pie a Uno de los nuestros, y Casino: Love and Honor in Las Vegas a Casino. El guion de The Alto Knights lo escribió Pileggi en los años setenta, con el título inicial de Wise Guy. El proyecto lleva desde entonces merodeando por los estudios, sin que llegara a buen puerto hasta ahora. 

Levison consigue reconstruir con solvencia las líneas maestras de esta historia de enfrentamiento entre mafiosos, pero sin llegar a adentrarse con la profundidad de Coppola, Scorsese y Chase en los territorios de las relaciones familiares, la corrupción del sistema político, los códigos de honor y las luchas por el poder. 

Tics previsibles

Uno de los alicientes de The Alto Knights es que presenta un duelo en las alturas de Robert De Niro contra Robert De Niro. El ya octogenario actor interpreta a Costello y Genovese. Tanto él como su colega Al Pacino eran mejores actores en su juventud y con el tiempo han desarrollado todo un repertorio de tics previsibles. Cuesta no ver a De Niro detrás de cada personaje que interpreta. Sucede de forma muy clara en Día Cero, la serie que acaba de estrenar Netflix en la que interpreta a un expresidente que debe salvar al país de una conspiración golpista. 

Lo cierto es que en The Alto Knights está muy bien caracterizado en ambos papeles y se nota el esfuerzo por imprimir un carácter muy diferente a cada uno de ellos. Si en Heat pudimos ver por primera vez a De Niro y Pacino compartiendo una escena (habían coincidido en la segunda parte de El Padrino, pero cada uno estaba en un arco temporal distinto), ahora tenemos a Robert De Niro compartiendo tres escenas consigo mismo.

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