Val Kilmer, el actor que enseñó a disparar a los Marines
La escena del atraco en ‘Heat’ se utiliza en las academias militares a modo de ejemplo

Escena de 'Heat'. | Warner Bros
El actor Val Kilmer se ha marchado. Una neumonía con ciertas complicaciones se lo llevó esta semana, y solamente nos quedarán sus películas. Pero una muy especial, Heat (Michael Mann, 1995), va a quedar durante décadas en las estanterías de las escuelas de guerra de más de un ejército. Para solaz de miles de soldados, el actor estadounidense y no sus instructores, será el que les enseñe de manera inesperada cómo manejar su arma reglamentaria.
Val Edward Kilmer, nació en Los Ángeles en 1959, y protagonizó decenas de películas. Hizo de Jim Morrison en la cinta biográfica del cantante de The Doors, de El Santo en la película del mismo nombre, pasó por la divertidísima Top Secret, y su paso por Kiss Kiss Bang Bang, junto a Robert Downey Jr, fue premiado. Pero la película que han visto y van a seguir viendo miles de soldados de todo el mundo, será Heat.
Estrenada en el año 1995, Kilmer se unió al extraordinario elenco de actores que protagonizaron una de las mejores películas de atracos de la historia. En ella, un eficiente e hiperprofesionalizado equipo de atracadores organizaba asaltos a bancos, almacenes de metales preciosos, o vehículos blindados que transportaban valores. El actor, en el papel de Chris Shiherlys, era el amigo y protegido del cabecilla, papel que encarnaba Robert De Niro.

El filme estaba basado en una película para la televisión, L.A. Takedown, que el propio director dirigió años antes. Michael Mann elevó al nivel de arte la misma historia, pero cuando se pasó al cine, contó con mejor elenco actoral y más medios. Heat está considerada como una de las mejores películas de acción de las últimas décadas, y marcó un hito por su perfección técnica y un sólido guion.
Sin embargo, fue la espectacular escena del atraco, que la banda de Robert De Niro ejecuta con maestría en el «Banco del Lejano Oriente a las 11:30», como dice uno de los actores durante la cinta, la que marcó un verdadero antes y después, tanto en la ficción como en la vida real.
La ensalada de tiros —y no hay mejor definición— se produce a la salida, con el botín empaquetado en enormes bolsas negras de lona. Un equipo de la policía los está esperando al otro lado de la calle, y se ejecuta una trepidante escena rayana en la acción bélica, con un tiroteo propio de las calles de Baghdad en plena guerra del Golfo. La diferencia es que en la ficción, la balacera ocurre por las calles de downtown en la ciudad de Los Ángeles.
Esta escena, que dura exactamente 11 minutos en pantalla con 111 planos, se tardó en rodar seis semanas. En ella se dispararon entre 800 y 1.000 proyectiles de fogueo en cada toma, y contó con el asesoramiento técnico de varios militares, como el antiguo sargento del SAS Andy McNab y el experto en armas Mick Gould. Mann preparó a sus actores un programa de entrenamiento de tres meses, que se llevó a cabo en el campo de tiro de la policía de Los Ángeles, donde los actores practicaron con munición real para familiarizarse con el peso y el sonido de las armas.
El director se enfrentó a un problema inesperado: las autoridades locales no querían ceder las calles angelinas durante la semana laboral para rodar la escena clave de la cinta. El corte de tráfico de las principales avenidas hubiera supuesto un caos circulatorio de calibre bíblico. Como respuesta a las peticiones, les concedieron permiso para rodar durante los fines de semana.
Durante aquellas fechas, un nutrido grupo de jubiladas se daba cita en una terraza aledaña, y cada sábado montaban un buen jaleo con miembros de la producción. La congregación aplaudía y jaleaba cada acción de los actores. Si caía un herido o se desplomaba un muerto ficticio en aquel tiroteo, aquellas señoras estallaban en aplausos, y vitoreaban a los actores, llamándoles hasta por sus nombres. Las decenas de micrófonos distribuidos para tomar el sonido, acababan recogiendo el inoportuno ruido, y tenían que repetir la toma. Y esa fue una de las claves de la escena: el sonido.
Realismo a toda costa
Mann quería que todo fuese lo más real posible, y la cinta no fue doblada en el estudio de sonido, que es lo habitual, sino que las detonaciones que suenan en la película, son los que las propias que las actores dispararon. Esa es la razón por la que el visionado de la escena resulta apabullante, no solo por los estallidos, sino por el eco y el retumbar de las detonaciones en un entorno urbano.
Tal fue el acierto de Val Kilmer al recargar de munición su carabina Colt CAR-15 Commando, que en las clases teóricas que el ejército americano da a sus Marines, les ponen el video y les dicen sin ningún tipo de cortapisa: «si no eres capaz de recargar como lo hace este actor, no te quiero en mi ejército». Val Kilmer, en más de una entrevista, sonreía al contar que los Marines de la base de San Diego, o los británicos de Sandhurst, han usado su escena como parte de material didáctico.
Un legado letal
La película Heat y su espectacular tiroteo ha dejado su legado en el cine y también en la vida real. El caso más palmario, literalmente, fue el protagonizado dos años después de su estreno en el conocido caso del «Atraco de North Hollywood». En 1997, Larry Phillips, Jr. y Emil Mătăsăreanu robaron armados hasta los dientes la sucursal del North Hollywood Bank of America. Los dos atracadores murieron en el asalto a manos de la policía tras uno de los tiroteos más intensos a los que se ha enfrentado la policía de Los Ángeles en toda su historia.
Muchas de las jugadas, movimientos y tácticas usadas parecían idénticas a las vistas en la famosa escena. Más tarde se descubrió que Phillips poseía una copia de la película. Los medios de comunicación también han invocado a esta película en países tan diversos como Sudáfrica, Colombia, Dinamarca y Noruega para describir atrevidos atracos de vehículos blindados. Al parecer, sus protagonistas reales encontraron inspiración técnica en lo que vieron en pantalla.
Un actor muy explosivo
El actor estadounidense, no solo ha disparado rifles para la gran pantalla, sino también misiles. En la película Top Gun, uno de los grandes éxitos y blockbusters de los años 90, acompañó en patrulla los cielos de un enemigo imaginario, al lado de Tom Cruise.
Los —en la ficción— rivales dentro de su propio escuadrón, debieron quedar como grandes amigos en la vida real. Tom Cruise, productor de todas sus películas, le ofreció un papel muy especial en la segunda parte de Top Gun: Maverick al personaje de Tom «Iceman» Kazanski.
A pesar de que Val Kilmer, aquejado de un cáncer de garganta años antes, no podía hablar, se las compusieron para dotarle de voz gracias a la inteligencia artificial, y que pudiera salir en alguna escena hablando de una forma relativamente natural. Cuentan que Cruise tuvo que insistir para que su amigo quisiera participar en la historia a pesar de su estado. Lo dicen los soldados: hermanos de armas, hermanos para siempre. En el cine, a veces, también.