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'Amateur', un espía vengador y sin experiencia

La película, protagonizada por Rami Malek, ofrece dos horas de entretenimiento y acción a un ritmo trepidante

‘Amateur’, un espía vengador y sin experiencia

Rami Malek en 'The Amateur'. | 20th Century Studios

La escena más espectacular de Amateur sucede en Madrid. El protagonista, un espía de la CIA que busca venganza (Rami Malek), liquida a uno de los culpables de la muerte de su esposa resquebrajando el fondo de cristal de una piscina suspendida a gran altura entre dos edificios en un hotel de lujo. O ando yo muy despistado o ese hotel y esa piscina no existen. Toda la película es un poco así: si aceptas las peliculeras andanzas que te propone vas a pasar un muy buen rato; si te vas a poner muy exigente con la veracidad, mejor compra entrada para otra sala.

Amateur se basa en un libro de Robert Littell, nonagenario periodista estadounidense instalado en París y autor de varias novelas de espías. Esta en concreto ya se había llevado al cine en 1981, en una no muy conocida producción canadiense que aquí titularon Servicios secretos paralelos, cuyos actores principales eran John Savage y Christopher Plummer. Fun fact o dato curioso: Robert Littell es el padre de Jonathan Littell, que hace un par de décadas fue todo un fenómeno editorial con su premiada y muy vendida novela Las benévolas, sobre un exoficial de las SS.

Amateur tiene este título porque su protagonista es un analista y desencriptador de la CIA que trabaja en un sótano de la agencia, pero no tiene ningún tipo de experiencia como agente sobre el terreno. Cuando su mujer es asesinada en un ataque terrorista en Londres, donde había ido para asistir a una convención, el analista decide vengarse, pese a que no ha empuñado una pistola en su vida, de modo que como liquidador es un simple aficionado.

Para conseguir una mínima formación, chantajea a sus corruptos superiores, amenazándolos con divulgar información delicada para conseguir que lo entrenen (lo hace Laurence Fishburne en plan sargento de hierro). Cuando el analista descubre que sus jefes han descubierto la información confidencial que guardaba y pretenden eliminarlo, se da a la fuga e inicia su venganza (y Fishburne parte en su persecución). Uno de los elementos más sugestivos de la cinta es justamente el contraste entre su dominio de los ordenadores y las técnicas de desencriptado de secretos y su inexperiencia sobre el terreno como hombre de acción. Eso da pie a una de las mejores escenas de la película, en la que tiene que colarse en un apartamento parisino y, para abrir la cerradura, no tiene otro remedio que seguir las instrucciones de un tutorial de YouTube que consulta en su móvil. Es una pena que la propuesta no siga por ahí, porque, conforme avanza el metraje, el guion se va olvidando de que el tipo no es Jason Bourne y no tarda en convertirlo en algo muy parecido a una implacable y ultraeficaz máquina de matar.

Amateur es una mezcla de varios ingredientes. Por un lado, las cintas de espías conspiranoicas en las que las altas esferas de la propia CIA no son muy de fiar (una de las mejores en esta línea sigue siendo la setentera Los tres días del cóndor con Robert Redford), Por otro, las películas de espías con mucha acción (tipo James Bond o la saga Bourne). Y por último, los largometrajes de vengadores, ese género que inauguraron en los años setenta Clint Eastwood (en versión poli expeditivo) y Charles Bronson (en versión ciudadano cabreado que se toma la justicia por su mano), y que después heredó Liam Neeson, quien ha interpretado ese papel un millón de veces en títulos que, salvo honrosas excepciones, parecen clonados.

Sin dilemas morales

La principal pega de Amateur es que no acaba de decidirse sobre con cuál de estas tres barajas quiere jugar. Ni consigue ser del todo realista en la plasmación de las maquinaciones del mundo del espionaje, ni sus escenas de acción son tan espectaculares como en otras propuestas más fantasiosas, ni los dilemas morales del personaje –que va dejando un reguero de cadáveres, incluidos algunos inocentes– se exprimen a fondo. Aun así, la película sí logra mantener en todo momento un ritmo ágil y hasta trepidante.

Rami Malek no es el héroe de acción más esperable –no es Harrison Ford interpretando a Jack Ryan–, pero aporta un toque geek y rarito adecuado para el personaje (recordemos que saltó al estrellato con la serie Mr. Robot, en la que interpretaba a un informático metido en líos de ciberseguridad).

Ambientada en localizaciones cosmopolitas –Londres, París, Marsella, Madrid (donde en realidad no se ha rodado ninguna escena), Estambul y el Mar Báltico–, la película maneja de forma bastante previsible a los villanos, que cumplen su función sin grandes sorpresas. En cambio, construye a un aliado que sí consigue sorprender: un informante apodado «el inquilino», con el que el protagonista lleva años en contacto sin haberle visto nunca la cara y al que le pide ayuda. Las escenas en las que aparece este personaje son las mejores y es una lástima que «el inquilino» no aparezca más.

En resumen: no se esperen ni El topo ni Misión imposible. Amateur está en algún lugar a medio camino entre una y otra y ofrece dos horas de disfrutable entretenimiento.

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