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'Misterioso asesinato en la montaña': comedia negra con oso y un montón de cadáveres

El actor Frank Dubosc dirige una película en la estela de los hermanos Coen, que ha arrasado en taquilla en Francia

‘Misterioso asesinato en la montaña’: comedia negra con oso y un montón de cadáveres

'Misterioso asesinato en la montaña'. | A Contracorriente Films

«No hay osos en el Jura» insisten perplejos varios de los protagonistas. Pero resulta que ese día sí había un oso paseándose por los bosques de ese departamento francés que tiene frontera con Suiza. A la incredulidad de los habitantes de la zona hace referencia el título original francés, Un ours dan le Jura, que aquí se ha traducido -o más bien se ha reinventado por completo– como Misterioso asesinato en la montaña.

Se trata de una comedia negra planteada como un thriller, dirigida por el actor Frank Dubosc, que también interpreta a uno de los personajes principales. En Francia -donde se estrenó en enero- ha arrasado en taquilla, superando el millón y medio de espectadores. Es comprensible, porque este divertimento es francamente divertido.

La película pone en práctica un esquema que los hermanos Coen llevaron a la perfección absoluta: lo que podríamos llamar la mecánica del desastre. Consiste en que un desliz lleva a otro y este a otro y así sucesivamente, hasta que se acaba produciendo una reacción en cadena que aboca al caos. Todo lo que puede salir mal sale mal. Los Coen además lo han manejado en dos registros: dramático y cómico. Lo exploraron ya en su primer largometraje –Sangre fácil-, lo llevaron a la cumbre en Fargo y está también presente en otros títulos como El gran Lebowski, El hombre que nunca estuvo allí, Quemar después de leer

Misterioso asesinato en la montaña no llega a la precisión milimétrica que despliegan los Coen en los engranajes del guion, en el dibujo complejo de los personajes y en el rigor en la puesta en escena, todo lo cual les permite ofrecernos inclementes retratos de la condición humana. Dubosc está en otra liga, pero aun así consigue resultados muy estimulantes.

En la película que nos ocupa, el caos se desencadena en el Jura del siguiente modo: aunque se supone que allí no hay osos, ese día sí hay uno, que primero aterroriza a un guía con un grupo de inmigrantes ilegales que están atravesando el bosque. Después el animal se cruza en la carretera y provoca que un cultivador de abetos navideños -interpretado por el director de la cinta- tenga que dar un volantazo para esquivarlo y choque con un coche detenido en el arcén. El accidente acaba con un hombre empalado en un árbol y una mujer con el culo al aire y una brecha en la cabeza. Dos cadáveres que parecen turistas, pero no lo son. En el maletero del vehículo hay una bolsa con dos millones de euros.

Club de ‘swingers’

Para complicar las cosas, la esposa del de los abetos (interpretada por Laure Calamy, una actriz con una gran vis cómica) es aficionada a las novelas policiacas y empieza a tener ideas disparatadas sobre qué hacer con el botín y cómo deshacerse de los cadáveres. Entonces se suman los gendarmes locales, a cuyo jefe pone cara el actor belga Benoît Poelvoorde, también muy dotado para la comicidad. Los aficionados al terror lo recordaran, porque debutó en el cine en 1992 como protagonista y codirector de Ocurrió cerca de tu casa, obra de culto y muy controvertida, porque se presentaba como un documental rodado por un equipo de televisión que grababa las andanzas y opiniones de un asesino en serie.

En Misterioso asesinato en la montaña el gendarme al que interpreta tiene una hija díscola que también pone su granito de arena para enredar la madeja, a lo cual también se suman un club de swingers, un sicario latinoamericano y un creciente número de cadáveres. Tantos que en cierto momento el jefe de los gendarmes suelta esto: «A este paso va a acabar habiendo en la región más cadáveres que habitantes».

En Francia ha sorprendido el giro que ha dado con este largometraje Franck Dubosc, un actor célebre por sus apariciones en comedias tan tontorronas que ni siquiera han llegado a España. Por ejemplo, la saga Camping -llevan ya tres- de Fabien Onteniente, de la que seguro que ni han oído hablar, porque forman parte del cine popular de consumo interno, que no se exporta porque no viaja bien. Las dos primeras tentativas como director de Dubosc iban en esta línea y por eso ha llamado la atención la ambición que demuestra con Misterioso asesinato en la montaña.

Humor eficaz

Es cierto que algunos personajes secundarios aportan poco y huelen demasiado a cliché -por ejemplo, el cura del pueblo- y que algunos giros y azares pueden ser un poco rebuscados, pero en su conjunto la película funciona como la seda, sin altibajos de ritmo, con un humor eficaz y un absurdo in crescendo. Como la idea de bombero que se le ocurre a la lectora de novelas policiacas: intentar deshacerse de los cadáveres untándolos con miel para que se los coma el oso, lo cual lleva a que, cuando son descubiertos por los gendarmes, estos sospechen de algún tipo de rebuscadísima perversión sexual orquestada por un psicópata.

El resultado es una comedia ágil, con dosis bien medidas de humor negro y unos personajes que representan muy bien al individuo común y corriente que se ve desbordado por acontecimientos que escapan a su control. De ahí brota la comicidad de las situaciones. Sin embargo, pese a todos sus errores y miserias, estos personajes tienen algo entrañable, que los humaniza. El director no los retrata con crueldad. Es una diferencia sustancial con el cine de los Coen, que sí hurgan sin piedad en la mezquindad humana; recuerden al marido secuestrador de Fargo, un tipo tan ruin que es imposible sentir la más mínima empatía hacia él. Sin duda los Coen han creado escuela. Tienen muchos discípulos. Franck Dubosc es de los aplicados, aunque tiene menos mala baba que ellos.

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