'Ponyo en el acantilado': la sirenita de Hayao Miyazaki regresa a la pantalla grande
Los últimos días de verano traen la oportunidad de ver al maestro de la animación japonesa en las salas de cine
Este verano olvídense de la cartelera previsible y vayan a por algo que de verdad merezca la pena. El recurso es fácil, lo sé, pero infalible: el reestreno en 4K de dos joyas de Hayao Miyazaki. Y no hablo de cualquier cosa: Porco Rosso y Ponyo en el acantilado. Dos obras maestras absolutas, aunque, lo confieso, hoy vengo a insistir con especial fervor en la segunda, porque ver Ponyo en el acantilado en pantalla grande no es solo disfrutar de una película, es vivir casi una experiencia religiosa. Lo decía Enrique Iglesias, pero aquí aplica de verdad.
Este es el Miyazaki en estado puro. El que no se pierde en tramas abigarradas ni explicaciones rocambolescas. El mismo de mi vecino Totoro, maestro absoluto en retratar la infancia y en capturar con el simple vuelo de una mariposa en plano general toda la atención del espectador. En Ponyo, además, conecta con una de sus obsesiones: la mitología europea. Y lo hace con la que quizá sea la mejor adaptación libre jamás filmada del mito de la Sirenita.
La historia es sencilla. Se trata de la conexión que surge entre un niño y una pececita que sueña con dejar atrás el mar para descubrir el mundo. Pero bajo esa sencilla historia de amor palpita un festival de imágenes en las que la naturaleza despliega toda su fuerza.
Ver en pantalla grande esas secuencias en las que el mar se encabrita monumentalmente a ritmo de Wagner y la pececito la persigue a lomos de las olas el coche del niño protagonista es una experiencia tan fascinante que no se me ocurre una mejor recomendación para este verano, para sus hijos y para ustedes. El buen cine, confeccionado con talento y detalle, solo puede hacer bien a los ojos que lo disfrutan. ¡Aleluya!