THE OBJECTIVE
Literatura

Jorge Volpi: «El desaguisado de Sheinbaum con el Rey ha creado tensiones que no existían»

El escritor mexicano repasa en el ensayo ‘La invención de todas las cosas’ las ficciones que dan forma al mundo

Jorge Volpi: «El desaguisado de Sheinbaum con el Rey ha creado tensiones que no existían»

El escritor mexicano Jorge Volpi. | El Comercio (Zuma Press)

Sobrepasada la cincuentena, y por una serie de circunstancias, Jorge Volpi (Ciudad de México, 1968) decidió hacer balance. Pero un tipo como él no hace algo así de cualquiera manera, como usted o como yo. Empezamos a intuir que era alguien especial con el bombazo de En busca de Klingsor (1999) y su carrera lo ha ido confirmando libro a libro hasta este momento especial del que no podía salir otra cosa que La invención de todas las cosas (Alfaguara).

A Jorge Volpi le ha salido un libro mastodóntico. No solo por el número de páginas (más de 700), sino, sobre todo, por la densidad. Solo intentar describirlo resulta abrumador. ¿Un ensayo, una novela, una enciclopedia, una autobiografía intelectual? ¿Todo a la vez? ¿Otra cosa? Afortunadamente, lo hace por mí en una entrevista en la que demuestra haber desarrollado una habilidad importante para navegar su propia densidad, enarbolando siempre el matiz de que está compartiendo un punto de vista concreto, el suyo: «Para mí es un ensayo narrativo con algunos elementos de ficción». Cuenta, por ejemplo, que lo han felicitado por su «novela», y tampoco le parece mal. Otro punto de vista.

Un ensayo narrativo que trata «de ficciones individuales, colectivas, identitarias, sociales, políticas, religiosas, familiares, amorosas, artísticas». O sea, de todo. Da la impresión de que para Volpi todo es ficción. Pero él matiza: «No soy idealista, no soy de los que piensan que la realidad está solo en la mente. La realidad existe. Y si te tropiezas con ella es porque está ahí». Pero…  «Solo podemos tener acceso a ella a través de los sentidos, que a su vez nos dan informaciones parciales que llegan al cerebro. Este las completa, las modela y crea a partir de ellas ficciones que, combinadas con nuestro instinto narrativo, se convierten en historias. En la neurociencia lo han llamado imágenes y algún neurocientífico lo ha definido como alucinación controlada. Yo prefiero decir que son ficciones». 

A partir de esa premisa, el libro repasa la historia universal en el sentido más literal: desde el Big Bang y los tortuosos enigmas de esa ficción recién abierta que llamamos física cuántica, hasta la reciente obsesión por las redes sociales en internet, pasando por la invención de la escritura, el teatro griego, el advenimiento del Cristianismo, Cervantes, la Revolución Francesa, la pérdida de la inocencia del Volpi adolescente con la lectura de Nietzsche…

Hay mucha erudición pura y dura, pero también reflexión y una sugerente estructura narrativa. El núcleo lo ocupan «ocho capítulos esencialmente ensayísticos», pero aparecen puntuados por «diálogos ficcionales entre un personaje de ficción, el bicho de La metamorfosis de Kafka, y la novia de este, Felice Bauer». Discuten con tanto ardor como ingenio sobre los límites entre la realidad y la ficción. De fondo, la gran cuestión: ¿Tienen sentido los conceptos de verdad y mentira? Volpi tiene una opinión muy (o bastante, dadas las circunstancias) concreta: «Mientras que toda mentira es ficción, no toda ficción es mentira».

TO Store
La invención de todas las cosas
Jorge Volpi
Compra este libro

Ideología y religión

Por un lado, están «las ficciones con las que construimos realidades. Realidades parciales, transitorias, que nos sirven para ordenar el mundo, para darle sentido, para prever lo que va a ocurrir después, para entender cómo funciona un sistema». Y, por el otro, «las que intencionalmente falsean los datos que provienen de lo real». La ciencia, por ejemplo, está entre las primeras: «Se vinculan con la realidad a través de lo que Popper llamaba falsabilidad: las hipótesis y teorías son ficciones que funcionan mientras no haya datos que las desmientan». 

Volpi desconfía de la ideología y de la religión… como sistemas cerrados. No reniega de la espiritualidad: «Ser agnóstico en vez de ateo es perfectamente razonable: no sé si mis ficciones se corresponden con que haya o no Dios, con que haya o no vida ultraterrena, con que haya o no alma. Tener dudas acerca de lo que los sentidos te proporcionan, pensar que existe algo más allá es legítimo. Si, en vez de sospecharlo, afirmas que es verdad, ahí entras en ese terreno religioso, ideológico».

Con ese arsenal teórico, Volpi se adentra en las diferentes junglas que jalonan la historia, desbrozando senderos a machetazos filosos de bibliografía y sentido común. Elegimos un episodio evidente. Él entiende que no queda más remedio. Desde hace dos años, Volpi tiene doble nacionalidad: mexicana y española. En el libro trata la «ficción» que el entonces presidente de México, López Obrador, creó en 2019 con su carta al rey Felipe VI sobre la conquista de hace cinco siglos. «Las heridas históricas —sobre todo aquella que son utilizadas una y otra vez de forma interesada— constituyen algunas de las ficciones más difíciles de combatir», escribió entonces Volpi.

La nueva presidenta de México, Claudia Sheinbaum, ha devuelto el asunto a la actualidad espolvoreando un poco más de sal. «En nuestra época, las identidades colectivas están basadas siempre en ficciones, y se eligen ciertas ficciones porque tienen cierto contenido político en el presente. En la realidad, a mí, como mexicano, nada me emparenta de manera directa con los mexicas que fundaron Tenochtitlan, ni a ti como español nada te liga directamente con Hernán Cortés». 

Tensiones históricas

De acuerdo que «ciertas personas necesitan en el presente esas construcciones ficcionales para sentir que tienen una comunidad con valores compartidos», pero Volpi se solivianta ante «una siguiente ficción», la de López Obrador o Sheinbaum hablando por todos los mexicanos. «¿Les han consultado alguien a las comunidades indígenas si de veras quieren que les pida perdón al Rey? Y el Rey a su vez calla, y calla por todos los españoles, cuando tampoco es que haya consultado a todos los españoles si quieren pedir perdón». 

Este tipo de ficciones pueden ser útiles «cuando finalmente dos comunidades quieren aliviar tensiones históricas porque a sus pueblos les parecen insoportables: los alemanes y los judíos, el Papa y la esclavitud… Se ponen de acuerdo y elaboran un relato común en el que alguien pide disculpas y alguien acepta las disculpas». Pero «el desaguisado de todo esto entre México y España es que no ha aliviado las tensiones, sino que ha creado otras nuevas que no existían».

¿Para qué? «Lo de ahora no lo entiendo. En 2019 llegaba este nuevo Gobierno que se presentaba como un Gobierno indigenista de izquierda y necesitaba una cierta legitimidad en el discurso electoral. Ahora no veo para qué recuperarlo, porque además el Gobierno de Claudia Sheinbaum tiene todo el poder en México. Es como una herencia del Gobierno anterior». 

En uno de los episodios autobiográficos que entrevera en La invención de todas las cosas, Volpi recuerda su decepción con el Derecho. Lo estudió y lo ejerció brevemente, pero sobre todo lo ha observado como escritor. En el libro deja una visión muy oscura de su aplicación en México. «En toda América Latina, salvo excepciones como Uruguay o Costa Rica, no se crearon condiciones de Estados de derecho fuertes, sino democracias imaginarias con leyes fantásticas en mil sentidos que no se aplican en la realidad. El 99,6% de los delitos que se cometen quedan impunes». Pero quedamos en que los sistemas jurídicos son ficciones. El capítulo del libro dedicado a Roma lo explica de forma brillante, por ejemplo. ¿Por qué no funcionan en México? «Porque no se logró crear un modelo institucional y porque a las élites que gobernaron les parecía más conveniente un país en donde pudieran disponer de la Justicia a modo».

Un libro de despedidas

La experiencia vital de Volpi se cruza de forma explícita en los ensayos de corte más «científico», nutriéndolos de una intensidad muy necesaria para escalar tanta densidad. La invención de todas las cosas nació como el desarrollo de Leer la mente, un breve ensayo sobre la relación entre el cerebro y la ficción: «Me fascinó y seguí leyendo mucho sobre el tema para dar yo mismo cursos sobre ficción y neurociencia». Pero el impulso final llegó de más adentro. Como reconoce en el epílogo, este es «un libro de despedidas». «Lo he escrito prácticamente en su totalidad en España, donde me estoy quedando a vivir una temporada, por lo que es una cierta despedida de México. En estos años han muerto mi mejor amigo, mi padre, mi madre…»

Todo eso late en el libro, que también recopila experiencias intelectuales, algunas antiguas, otras ad hoc: «No solo era un libro que escribía, sino también un programa de lectura y de relectura. Han sido tres años intensísimos, de estar seis horas al día volcado con este libro, algo que hacía mucho que no podía hacer. También por eso me vine a vivir a España: México es una ciudad frenética en la que puedes pasar tres horas al día en el coche, y tenía un trabajo muy demandante».

¿Y ahora, después de parir un embarazo de tres años? «Ha sido un proyecto enorme. No tengo ningún libro proyectado. Estamos montando una obra de teatro en Casa de México, aquí en Madrid, los sábados y domingos hasta noviembre. Y para el año próximo tengo pensado escribir un par de obras de teatro con los mismos temas de este libro». En 2025 también estará al frente del Centro Conde Duque: «Me gusta la gestión cultural, programar artes escénicas y música. Lo he hecho en París y México y ahora poder hacerlo en Madrid es un gran honor y una responsabilidad que me encanta».

Publicidad
MyTO

Crea tu cuenta en The Objective

Mostrar contraseña
Mostrar contraseña

Recupera tu contraseña

Ingresa el correo electrónico con el que te registraste en The Objective

L M M J V S D