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Literatura

'Ovni 78', una magnífica marcianada sobre la Italia más convulsa

La novela del autor colectivo Wu Ming describe el contexto del secuestro de Aldo Moro a través de una compleja trama

‘Ovni 78’, una magnífica marcianada sobre la Italia más convulsa

El ex primer ministro italiano Aldo Moro, en una imagen de 1974. | Wikimedia Commons

La política puede llegar a ser muy marciana. En Italia lo saben bien. La novela Ovni 78 (Anagrama) le saca una notable rentabilidad desde una perspectiva de lo más original. En 1978, en los últimos estertores de la cultura psicodélica hippy y comienzos de la epidemia de la heroína, se produce la Gran Oleada de avistamientos de ovnis. En significativo paralelo, el Partido Comunista y la Democracia Cristiana trazan una inverosímil alianza de gobierno que culmina con el secuestro del líder de los segundos, Aldo Moro, por las Brigadas Rojas.

Wu Ming lo envuelve todo en una trama compleja pero ágil. Por un lado, una joven antropóloga aporta el punto de vista académico con su investigación de campo sobre una asociación de entusiastas ufólogos; por otro, un experiodista comunista reconvertido en cínico autor de bestsellers de arqueoastronomía busca una historia con la que recuperar su pasión; mientras, su hijo Vincenzo batalla contra su adicción a la heroína en una comuna hippy influenciada por la energía telúrica de la montaña Quarzerone… en la que han desaparecido misteriosamente dos adolescentes de un campamento veraniego.

Hay mucho más: un peculiar comerciante de discos, filosofía ufófila, una anciana y sabia bruja, viajes psicodélicos a bordo de setas alucinógenas, neofascistas y magnates de dinero viejo, un editor que se las sabe todas… Y, sobre todo, una Italia en la que se legaliza el aborto, cesa el funcionamiento de los hospitales psiquiátricos y se suceden tres papas en el Vaticano. ¿Cómo puede funcionar semejante puzle en las casi 500 páginas de la novela? Gracias al talento del autor que, para seguir con la tónica surrealista, no es un autor, sino varios.

Wu Ming (literalmente «sin autor» en chino mandarín) es el seudónimo de un grupo de escritores italianos que publican juntos desde 1999. Conjurados frente a lo que consideran una guerra absurda por la «hipervisibilidad» llevada al extremo por las redes sociales, se han hecho fuertes en el anonimato y se centran en coordinarse para crear artefactos narrativos de calidad. Ceridwen Dovey describió famosamente su estilo en The New Yorker diciendo que «escriben como escribiría Dan Brown puesto de ácido». Lo del ácido sí puede ser, pero con total control: la novela se lee bien, con una estructura compleja pero perfectamente inteligible. Lo de Dan Brown es una tremenda injusticia.

La profundidad e ironía de Ovni 78, el recorrido psicológico de sus personajes, la verosimilitud del escenario, la calidad del estilo, el dominio de los diferentes tonos en cada punto de vista… Todo está a años luz de la muy limitada mercancía del autor de El código Da Vinci. Obsérvese, por ejemplo, la descripción del punto de vista de la investigadora académica: «Esos últimos meses ocurría algo curioso: la presencia de la ‘doctora’, una mujer atractiva, inducía a los ufólogos a ponerse elegantes: camisas lavadas y bien planchadas, melenas peinadas, postura gallarda, olor a colonia. Milena aplicaba el método de la ‘observación participativa’, que consiste en participar en las actividades del grupo al que se estudia. Pero a veces le entraban dudas: ¿qué debía hacer con los efectos de su participación? ¿Debía reducirlos al mínimo o analizarlos también? ¿Cómo habían actuado Bronislaw Malinowski en Melanesia y Margaret Mead en Nueva Guinea?».

Wu Ming sabe de lo que escribe y, desde ahí, aplica una ironía muy sugerente. Además, no intenta dar gato por liebre, a lo Dan Brown. Se inspiran en personajes reales (el escritor Martin Zanka, por ejemplo, es un trasunto de Peter Kolosimo, uno de los fundadores de la pseudoarqueología) y su descripción de la Italia de la época es muy fidedigna, pero deja claro que el tono «documentalista» que cimenta esa sensación forma parte de un mecanismo literario. Así lo refrenda la «Bibliografía selecta» de libros muy bien inventados con la que culmina la novela.

Más allá del fascinante entretenimiento que supone su lectura, las tramas cruzadas de Ovni 78 responden a una intención muy loable. En un momento clave, el personaje del escritor recuerda una frase de Pasolini sobre los misterios de Italia: «Yo sé, pero no tengo pruebas». Y remata: «Porque las pruebas se entierran o se borran metódicamente […] En Italia, el único pecado que no se perdona es decir la verdad». Poco después, la antropóloga alienta a quienes quieren «aunar fantasía y razón», especialmente «después de que un particular tipo de razón, la de Estado, hubiera sacrificado a Aldo Moro».

La literatura sigue aportando nuevas luces que dejan en evidencia el absurdo de una realidad desbordada por la ineptitud y/o malicia del poder. Así, en Ovni 78 vemos cómo, con los radicales de uno y otro lado en plena ebullición, un fascista recuerda que, tras la publicación de un artículo, los militantes en el otro lado del espejo «estuvieron a punto de abrirle la cabeza, pero se tomó el asunto con filosofía […] Después de todo, nosotros también dábamos palizas». Pero mejor aún: Wu Ming recuerda que los entrañables e inofensivos ufólogos eran objeto de burla por su atención a la posibilidad de vida inteligente más allá de nuestro planeta… mientras en el juicio por el secuestro de Aldo Moro, Renato Curzio, líder de las Brigadas Rojas, reivindicaba el homicidio como «el más alto acto de humanidad posible en esta sociedad dividida en clases».

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