The Objective
Literatura

Madrid se convierte en preludio literario de la Bienal Vargas Llosa cargada de expectación

Seis autores de España y Latinoamérica esperan el fallo del premio de 100.000 dólares en Extremadura

Madrid se convierte en preludio literario de la Bienal Vargas Llosa cargada de expectación

La consejera de Cultura de Extremadura, Victoria Bazaga junto a el periodista y escritor peruano, Raúl Tola. | TO

El Salón Embajadores del Palacio de Linares se vistió de literatura. La tarde del 6 de octubre, Madrid se convirtió en el punto de encuentro de escritores, editores, periodistas y amantes de la palabra, en una velada que sirvió como presentación oficial de la VI Bienal Mario Vargas Llosa, que se celebrará del 22 al 25 de octubre en Extremadura.

El ambiente era elegante y cálido. Entre copas de vino y conversaciones cruzadas, se respiraba el entusiasmo de quienes venían de distintos países para celebrar la literatura en español. Las paredes doradas del Palacio de Linares reflejaban el brillo de un público que, más allá de la solemnidad, compartía una emoción común: el amor por los libros.

Hubo quien comentaba con sorpresa la presencia de tantos representantes políticos y no tantos escritores, pero la atmósfera siempre fue amable, de reencuentro y admiración. Algunos asistentes llevaban libros en las manos, esperando la oportunidad de conseguir una firma o una foto con sus autores favoritos como David Uclés, finalista del premio, que despertó gran expectación y fue uno de los más solicitados por los presentes.

David Toscana, ganador de la V Bienal de Novela junto a David Uclés, finalista de la VI Bienal de Novela. | TO

A medida que el reloj se acercaba a las 19:30 horas, el murmullo de las conversaciones fue cediendo paso a las palabras inaugurales. En el escenario, la consejera de Cultura de Extremadura, Victoria Bazaga, tomaba el micrófono. Su voz tenía la emoción contenida de quien sabe que está cumpliendo un sueño: llevar por primera vez la Bienal Mario Vargas Llosa a su tierra y a España. «Hemos soñado con ustedes» mencionando también la gran expectación que hay por hacer este premio en Extremadura, mientras el público la escuchaba atento: «queremos enseñarles esta mágica tierra».

Sus palabras parecían teñidas de orgullo. Habló de Cáceres, Trujillo y Badajoz como escenarios de encuentro y de los más de 500 clubes de lectura que mantienen viva la pasión por los libros en Extremadura. Cada frase despertaba aplausos cálidos, como si el público también compartiera esa ilusión.

Raúl Tola y el eco de Vargas Llosa

Después fue el turno de Raúl Tola, periodista, escritor. Con un tono cercano, recordó que el espíritu de la Bienal no es otro que tender puentes entre España y América Latina, entre los lectores y los autores, entre la palabra y el tiempo. «Queremos fomentar el debate de la cultura y rendir homenaje a la obra del Premio Nobel de Literatura 2010, Mario Vargas Llosa», dijo Tola, mencionando también el premio de 100.000 dólares que reconoce «el vigor narrativo» en español. El público respondió con un aplauso largo, sincero. Por un momento, el salón entero pareció unirse en ese reconocimiento: no solo al escritor peruano, sino a la literatura misma.

En las conversaciones posteriores, los nombres de los seis finalistas se repetían una y otra vez, como si ya formaran parte del aire del salón. Gustavo Faverón, Pola Oloixarac, Ignacio Martínez de Pisón, Sergio Ramírez, Gioconda Belli y David Uclés daban cuerpo a una mezcla fascinante de generaciones, acentos y visiones del mundo. Algunos estaban presentes, otros se mencionaban con respeto y admiración.

Se hablaba de novelas con entusiasmo casi íntimo, se comparaban estilos como quien cruza miradas llenas de complicidad, y los premios se recordaban no como trofeos, sino como capítulos de una historia común. En el aire flotaba una energía especial: autores latinoamericanos y españoles compartían no solo un espacio, sino una lengua y una pasión que los había llevado hasta allí, convocados por la literatura como por un viejo lazo que siempre vuelve a unirlos.

Entre copas y páginas firmadas

A las 19:45 horas, las copas comenzaron a llenar el salón. El vino corría, los camareros ofrecían pequeños pero exquisitos platos y la conversación se volvió más cercana, más humana. Ya no había jerarquías ni protocolos: solo gente que ama los libros y que deseaba ser cada vez más parte de este mundo.

Cerca de los ventanales, una mujer mostraba con orgullo la firma de su autor favorito; al fondo, un grupo de periodistas comentaba los discursos; y en medio del salón, David Uclés sonreía con naturalidad mientras posaba para una foto con una pareja que le agradecía su gran trabajo. Entre la multitud se reconocían rostros conocidos del mundo cultural y televisivo, como Marta Reyero, que conversaba animadamente con otros invitados. Todo brillaba: los espejos, las copas, los ojos. Era un ambiente familiar, de unión y festivo, una noche en la que la literatura parecía tener rostro, voz y manos.

Cuando el cóctel empezó a disolverse y el murmullo retomó su ritmo pausado, muchos compartían la misma impresión: el evento había sabido a poco. Pero quizá esa era precisamente la intención. Una antesala no debe saciar, sino despertar el apetito, y esta noche lo consiguió con creces.

Extremadura tomará pronto el relevo. En Cáceres, Trujillo y Badajoz se vivirá la Bienal completa, pero algo de ella ya nació aquí, en este palacio madrileño donde la literatura se sirvió en copas y se celebró con palabras.

Publicidad