Annette Herfkens narra las turbulencias de la vida después de un accidente aéreo
Su libro recoge un relato real de supervivencia y aceptación

Annette Herfkens. | Cedida por la editorial
En la novela Turbulencias (Boldletters, 2025) de Annette Herfkens, la ejecutiva bancaria neerlandesa nacida en Venezuela en 1961, reconstruye un episodio decisivo de su vida no desde el estruendo, sino desde la observación. Lo que podría haber sido un libro sobre un accidente aéreo y la supervivencia extrema se convierte en una narración más amplia, más íntima: un recorrido por los paisajes físicos y afectivos que marcaron su existencia antes y después de aquel 14 de noviembre de 1992.
La autora abre la historia en una montaña de Vietnam, donde despierta entre restos del fuselaje del Yakovlev Yak-40 y un silencio lleno de complejidades. La escena inicial está ahí, pero no como un recurso sensacionalista de una película de Juan Antonio Bayona; aparece más bien como un punto de inflexión desde el cual Herfkens se permite mirar hacia atrás y hacia adelante. La selva que la rodea se convierte en un escenario narrativo: una trama de luces, hojas y sonidos que sostienen el relato como si fueran otro personaje.
A medida que avanza la lectura, Turbulencias alterna capítulos en los que la autora observa la ladera de la montaña y otros donde regresa a sus años universitarios en Leiden, sus viajes a Chile, su etapa profesional en Madrid o su vida familiar y privilegiada entre Nueva York y los Países Bajos. El libro fluye entre tiempos sin sobresaltos, como si la memoria fuera un río que se abre paso en todos los cauces posibles.
Herfkens narra con claridad y sin épica. Las escenas de jungla se entrelazan con su historia de amor con Willem —Pasje—, con la disciplina de los mercados financieros, con la energía política de Santiago de Chile en los ochenta, con el aprendizaje de convertirse en madre de un niño autista. No son flashbacks dramáticos, sino capas que componen un retrato de una vida en transformación.
Naturaleza y accidente como espacios narrativos
Uno de los hilos literarios más interesantes del libro es la forma en que la autora mira su entorno. En el registro de Herfkens, la selva vietnamita no es una amenaza; es un marco que amplifica la percepción. Observa el brillo de las hojas, la geometría de las sombras, el movimiento constante de los insectos. En lugar de amplificar el peligro, se concentra en lo concreto: el agua de lluvia, la luz que se filtra, la persistencia del cuerpo cuando decide continuar.
Esa manera de escribir transforma la lectura. El viaje no es hacia la espectacularidad, sino hacia la atención plena. Turbulencias es, en gran medida, un libro sobre aprender a mirar.
Aunque el accidente marca el punto de no retorno de la historia, también es el eje del libro para ahondar en la aceptación. Herfkens vuelve varias veces a una idea que aparece también en entrevistas y reseñas destacadas: «La felicidad no es tener lo que quieres, sino querer lo que tienes». La frase sintetiza la filosofía que emerge del texto: no se trata de resignación, sino de reconocer lo que está ahí, en su forma exacta, sin adornos y sin nostalgia por lo que pudo haber sido.
Esa misma postura atraviesa episodios posteriores: el regreso a la vida profesional, la crianza de su hijo, la convivencia con el miedo a volar, el viaje de vuelta a Vietnam 14 años después.
Entre la memoria y la observación
La prosa de Herfkens mantiene algo de su vida pasada como banquera: es concisa, limpia, orientada a la claridad y los objetivos narrativos, pero también está atravesada por un humor discreto, una sensibilidad que aparece cuando describe gestos cotidianos o recuerdos aparentemente menores que terminan cargados de significado.
Esa mezcla convierte Turbulencias en una novela de no ficción testimonial con toques literarios. La autora no busca explicar su experiencia, sino compartirla en su forma más inmediata. La selva, los viajes, los años en Madrid o Nueva York, las conversaciones, los miedos: todo fluye en un registro narrativo que prioriza la transparencia sobre la espectacularidad.
Para lectores interesados en libros de supervivencia, memorias o historias reales, Turbulencias ofrece una perspectiva distinta: menos centrada en el peligro y más en la introspección. Es un memoir para quienes disfrutan de relatos que combinan viajes, transformación personal y observación del mundo. También para quienes buscan libros que hablen de resiliencia sin convertirla en una fórmula motivacional.
Sin exagerar ni dramatizar, Annette Herfkens construye un relato sobre lo que significa seguir adelante después de un antes que ya no vuelve.
