Los mejores libros de 2025, según Juan Marqués
El crítico literario selecciona sus trabajos literarios favoritos del último año

Ilustración de Alejandra Svriz.
Los nuevos — Pedro Mairal (Destino)
En un año que ha sido llamativamente argentino (va a haber cinco libros en esta lista llegados más o menos desde allá), creo que, en general, el libro más redondo, meritorio y disfrutable es Los nuevos, de Pedro Mairal, una inteligente y emocionante inmersión en la vida de tres jóvenes unidos (y reunidos) por la música y por sus propios cuerpos, pero con experiencias y circunstancias muy distintas, que Mairal narra y ordena de forma magistral.
El buen mal —Samanta Schweblin (Seix Barral)
Los nuevos es tal vez el mejor libro, decía, pero mi texto narrativo favorito de 2025 es El ojo en la garganta, el tercer cuento de El buen mal, un libro cuyos seis relatos son desde muy buenos a magníficos, pero en el que brilla muy especialmente el citado, un cuento glorioso, memorable, perfecto, lynchiano, misteriosísimo, a la altura de cualquier clásico. En otoño, para sorpresa de muchos, sonó el nombre de Samanta Schweblin para el Nobel: habiendo leído ese cuento, me pareció muy bien.
Querer es perder — Salomé Esper (Sigilo)
Un poco lo mismo: he aquí otro inspiradísimo volumen de siete cuentos de otra autora argentina, Salomé Esper, donde podríamos destacar La Carla, páginas en las que una buena chica que, como suele decirse, «jamás ha dicho una palabra más alta que otra», salta un día con la fantasía de que es la prometida de Maradona. Todavía no he leído su único libro anterior, la novela La segunda venida de Hilda Bustamante, pero me lanzaré en cuanto pueda, porque es imposible escribir mejor.
Seismil — Laura C. Vela (Niños Gratis)
En 2025 ha habido un montón de buenísimas óperas primas en narrativa española (Montse Sánchez Alonso, Raquel Congosto, Mario García-Atucha, Ana Solanes, Acoidán Méndez, Gemma Urraka o Estela Sanchis, que volverá a aparecer en este recuento…), pero seguramente el más asombroso ha sido el de Laura C. Vela, un testimonio entre desgarrador y liberador sobre el que ya hablamos aquí y que, felizmente, ha sido escuchado (quiero decir leído) por miles de personas, algo que era necesario y, por su parte, también reparador.
Nadie nos llamará antepasados — Bruno Galindo (Libros del KO)
A Bruno Galindo lo metemos en ese 50% argentino que hay en este top diez porque de hecho nació allí, pero ha sido en su nuevo libro, Nadie nos llamará antepasados, donde en realidad ha explicado que su relación con Buenos Aires fue tan honda e importante como eso, pero también breve y no muy sostenida a lo largo del tiempo. Porque, como explicamos aquí, la vida de la enigmática familia de Galindo se intercala en el libro con la peripecia de Guillermo Aguirre, el Vasco de la Carretilla, un pamplonés que, tras ser despedido de su trabajo, se echó a caminar, sin más, y recorrió así medio continente.
Hasta aquí todo va bien — Estela Sanchis (Candaya)
Ya aplaudimos en su día en THE OBJECTIVE una novela que deja perplejo, pensativo y hasta casi asustado al que la recorre, pero no exactamente por el lado de lo oscuro, sino por el de lo amplio, por la insinuación de modos de vivir y de sentir y de investigar la privacidad propia y ajena que abren muchas (demasiadas…) posibilidades.
El vuelo del hombre — Benjamín G. Rosado (Seix Barral)
La novela más novela que he leído en 2025, la más novelón, la ficción más golosa, austeriana, ambiciosa e imaginativa es El vuelo del hombre, asombroso debut del crítico de música Benjamín G. Rosado. Escrita medio en secreto durante años, se llevó el Premio Biblioteca Breve y ha conquistado a ese tipo de lectores que todavía buscamos en la literatura eso, un poco de vuelo, historias altas y complejas y llenas de azares que implican a dos o tres continentes y atraviesan muchas décadas.
El órgano — Diego Sánchez Aguilar (Candaya)
Lo mismo, pero en versión nouvelle y con mayor audacia a la hora de conceder espacio e importancia ya no a la ficción sino a la fantasía. Con aires de gran novela breve del Este de Europa, aquí se cuenta la llegada a un pueblo aislado y deprimido de un organista que, con sus osadas y novedosas músicas, cambia todo el paisaje, lo cual empieza siendo encantador tras los primeros recelos, pero termina siendo muy peligroso…
La ficción del ahorro — Carmen M. Cáceres (Gatopardo)
Otra nouvelle perfecta es esta, prodigiosamente escrita, perfectamente cuadriculada en sus intenciones, simbólica y precisa a un tiempo, poética, pero libre, muy oportuna y hasta divertida cuando su autora, la argentina Carmen M. Cáceres, lo desea. «Porque ahorrar es vivir ya en otro tiempo […] La tranquilidad no está en el futuro, sino en el presente que se ordena porque el ahorro moldea la imaginación. […] La historia del ahorro, por lo tanto, es una posible historia de la fantasía humana. O, más precisamente, de la fantasía familiar»…
Escribir antes — Sabina Urraca
Cada vez soy más adicto a los cuadernos de escritor, a los borradores, los bocetos, los apuntes, las caras b, los esbozos o incluso los descartes. Y siempre me había gustado la filosa literatura de Sabina Urraca, pero nunca tanto como en Escribir antes, una visita a sus rutinas de escritura, a los paisajes de sus hábitos en el barrio de Usera o a sus escapadas y sus becas junto al mar. Intimidad relativa y talento total a la hora de meter la tijerita en ese inextricable ovillo en el que se funden vida y creación.
