Mad Cool 2025: una gran estafa
Los apagones en los conciertos de Gracie Abrams e Iggy Pop arruinaron el festival

Mad Cool. | TO
Escribo estas líneas con una resaca de cojones y un cabreo monumental. El jueves me planté en el Mad Cool, ilusionado como un veinteañero, y salí con ganas de quemar el recinto. Sí, lo pasé bien, pero no gracias al festival, sino porque fui con colegas que no veía desde hace años. Con ellos me lo habría pasado igual de bien en un bar de mala muerte jugando al mus, en un congreso de la PSOE o en un casino. El Mad Cool tiene un poco de todo lo anterior. Y como dice Víctor Lenore, es el ejemplo perfecto de un modelo cultural que no funciona. ¿El problema? La opacidad, el descontrol y el morro de una organización que te cobra un pastizal por una experiencia de mierda.
Pagué 98 euros por una entrada de un día. ¡98 eurazos! Me cogí un taxi desde el norte de Madrid rumbo al sur de Madrid y el pobre taxista solo pudo dejarme a 15 minutos del recinto, allá por Villaverde. Me advirtió que era un engorro pillar un taxi después del festival. Y no se equivocaba: salir de allí fue como intentar escapar de un apocalipsis zombi.
Pero vayamos al comienzo. Llegué con la lengua fuera al recinto, pero mi drama no había hecho más que empezar. Quería ver a Gracie Abrams, pero me tiré 40 minutos peleando en una caseta de incidencias porque los genios de Ticketmaster no le habían mandado a mi colega Gonzalo el PDF de la entrada ni la pulsera. En el móvil tenía los QR, pero la señorita mona de la caseta nos decía que sin el PDF no podíamos hacer nada. ¡A 40 grados, peleándonos para que nos dieran la maldita pulserita a mí y a mi amigo! Al final, me puse farruco y nos la dieron, pero cuando entré, Gracie Abrams estaba acabando su concierto. Y encima, me enteré ayer de que su concierto se fue a la mierda por un apagón de 20 minutos.
Luego fui a ver a Iggy Pop, un tipo con 78 tacos, cojo y con escoliosis que sigue dando más guerra que todos nosotros juntos. Pero, sorpresa: el concierto se retrasó 25 minutos porque, al igual que en el concierto de la Abrams, no había corriente. En las pantallas, un mensaje: «Por razones técnicas nos hemos visto obligados a interrumpir el espectáculo. Estamos trabajando para solucionarlo. Permanezcan atentos y mantengan la calma». Y ahí estaba Iggy, cabreado, haciendo peinetas al público. Un fenómeno el tío. Luego el festival siguió con Muse y Weezer, y no, el virtuosismo de Muse no salvó los muebles, como dicen algunos periodistas musicales a caballo entre el servilismo y el flipe. Fue un día para olvidar.
El Mad Cool es un parque de atracciones para el postureo, con stands patrocinados, bares de aperoles, tenderetes donde sortean viajes a Punta Cana y un montón de gilipolleces que relegan la música a un segundo plano. Me metí en la cuenta de X del festival buscando alguna explicación por los apagones y la desorganización, pero nada. También escribí un mensaje privado en X a la organización de Mad Cool y no hubo contestación. Eso sí, los community managers estaban muy ocupados respondiendo a gente que no sabía cómo recargar su pulserita para pagar copas. ¡Prioridades, señores!
Y hablando de la pulserita, otra estafa. Cargué 100 euros porque me juraron que te devolvían lo que no gastaras. La cerveza no era barata, pero aun así me sobraron unos 45 euros. ¿El problema? Que para la devolución necesitas la pulsera con su código único. Y yo, gilipollas, me la quité después del concierto porque odio llevar cosas en la muñeca. Pensé que con los datos de mi tarjeta bastaría, pero no: sin pulserita, no hay dinero. Según la web del Huffington Post, hay que conservarla y rellenar un formulario solo disponible a partir del 15 de julio. ¿En serio?
El jueves de Mad Cool 2025 fue una vergüenza. Una estafa en toda regla. La organización debería devolver el dinero a todos los que pagamos por un servicio que no dieron. Si quieren un festival de verdad, que tomen nota del festival que dio Iggy Pop insultando al público: con 78 años y sin corriente, él sí que dio el callo. El resto, una mierda pinchada en un palo. Y mi resaca empeora por momentos.