Merche: «Llevar 23 años de carrera es como un milagro del Señor»
La artista conversa sobre su larga trayectoria y sus últimos trabajos, que presenta en la gira ‘Abre tu mente ahora’
Cantautora exuberante con minifalda y sin guitarra, de Cádiz e hija de carnavalero sin dedicarse al flamenquito-pop, Mercedes Trujillo Callealta, Merche, siempre fue a contracorriente. Se abrió camino en el panorama musical español en uno de los momentos más difíciles para hacerlo: cuando Operación Triunfo rompía el mercado y cambiaba la forma de hacer las cosas. Muchos éxitos y varios reconocimientos han jalonado su camino desde entonces –entre ellos la nominación a un Grammy Latino–, pero sobre todo, haber sabido mantener su esencia. Su gira actual, Abre tu mente ahora, o temas nuevos como Tengo fe, lo demuestran.
PREGUNTA.- En este momento que estamos grabando, acabas de actuar en Cádiz como parte de tu gira. ¿Qué tal volver a casa?
RESPUESTA.- Muy bien. Cada vez que hago un concierto en mi tierra, en la Tacita de Plata, siempre es muy emocionante. Cádiz es muy chiquitito; no es que conozcas a todo el mundo, pero sí que te suenan muchas caras: que si el vecino, que si tu profesora en la EGB, en fin, mucha gente conocida, mucho cariño y me abrazaron muy fuerte. Estoy súper agradecida.
P.- Porque eres del barrio de la Viña. Más gaditana imposible. Eres también hija de Pedro Trujillo, Catalán Chico, un carnavalero célebre, que ya murió. Estuvo aquí Antoñito Molina no hace tanto tiempo, y hablamos de cómo el Carnaval imprime algo a los músicos de Cádiz. ¿En tu caso cómo es? ¿Tienes algo de eso?
R.- Claro, por supuesto. Date cuenta que al final nosotros crecemos con el Carnaval. Para nosotros es como una religión, y desde chiquitito estás continuamente cantando las coplas de Carnaval. El que no toca la guitarra toca el cajón o toca la caja, que allí se dice, y el bombo tiene compás, tiene ritmo. Desde pequeño es como una escuela, y el oído se va educando, y raro es el que no canta en Cádiz o el que no tiene compás. Al final es nuestro folclor; la manera de hacer música se ve súper influida por estas melodías y esta manera de cantar y de crear que tiene el Carnaval de Cádiz.
P.- Y de tomarse la vida, porque es un espacio de libertad absoluta. Yo creo que hoy en día que la gente tiene tanto cuidado en decir o no decir, en meterse en unos temas o en otros, sigue siendo un espacio donde no hay autocensura.
“Si se le priva de esa libertad al Carnaval, deja de ser genuino y deja de ser el Carnaval de Cádiz”
R.- Es que yo creo que si se le priva de esa libertad al Carnaval, deja de ser genuino y deja de ser el Carnaval de Cádiz. Se llevan todo el año los autores de Carnaval preparando esas letras, ya sean críticas sociales, ya sean críticas a los políticos. Una gracieta nace a lo mejor de una desgracia, porque forma parte también de la idiosincrasia del gaditano el hacer bromas con todo, porque al final la risa cura hasta los momentos más difíciles.
P.- Ahora que hablamos del Carnaval, siempre me llamó la atención cómo están todo el año preparándolo, pero a lo mejor pasa algo los días previos al Carnaval y ya lo tienes ahí en la letra. Como hija de carnavalero, ¿cómo era ese proceso?
R.- Me imagino que como los que hacen tele. Tú tienes la escaleta hecha, pero si hay un notición, en el momento cambias todo y te vuelcas en la noticia del día. En el Carnaval es un poco así. Tú tienes todo ya prácticamente liquidado, pero siempre al final estás ojo avizor, a ver qué es lo que pasa y si ha sucedido una cosa el día anterior de tú cantar en el Falla. Son súper espontáneos y muy ingeniosos. Hay mucho ingenio en Cádiz, una barbaridad. Y se ve en las letras, evidentemente, y en esa rapidez, en ese saber reaccionar, aunque sea, como tú bien has dicho, en el último momento.
P.- Con esa raíces, con esa voz que tienes, lo que te decidiste fue por la música de baile, por la música de desfogue…
R.- Por el pop y mucha balada también.
P.- ¿Por qué te decidiste por ese tipo de música? ¿Cómo empezaste a meterte?
R.- Siempre me ha gustado ir a contracorriente en mi vida en general. Lo que se supone que se espera de una gaditana o de un gaditano es que haga un poquito más de flamenquito pop, llamémoslo así, ya no flamenco puro, que tenemos ahí a Jerez, que es la cuna del flamenco, o nuestro barrio de Santa María, que también es muy flamenco. Flamenquito pop, que han hecho muchos grupos como Andy y Lucas o como Kiko y Shara, mucha gente que sale de la tierra. Pero a mí me gusta, como te digo, ir a contracorriente. Me apetecía mucho hacer pop con influencias, por supuesto andaluzas, pero también de las músicas que a mí siempre me han gustado, como es el soul, el blues, el jazz, la música latinoamericana, la música inglesa, en fin, una mezcla de todo eso. E insisto: mis raíces, que están están ahí por medio también, no en todas las canciones, pero sí en muchas.
P.- No sé cuáles son tus referentes, pero yo te veo como tipo diva mexicana, Yuri o Gloria Trevi.
R.- Yo tiro más para América, pero del Norte. Yo escuchaba mucho en mi adolescencia a Whitney Houston, a Mariah Carey. Después fui descubriendo a Billie Holiday y a Ella Fitzgerald. Cuando yo las escuché, sobre todo a Ella, me quedé alucinado del manejo del instrumento, y he aprendido mucho de ella a la hora de cantar. Me gusta mucho, como te digo, las músicas de raza. He escuchado mucho flamenco, a Camarón, a Paquera de Jerez. Sting, The Police, Queen, cosas muy variadas. Todo, menos probablemente lo que yo hago. Luis Miguel también tuve una etapa de mi vida en la que lo escuchaba muchísimo y me sabía los discos de memoria. Él tiene un disco en directo que se llama El concierto, que me sé de memoria, todos los giros, todo lo que hace, todo me lo estudié a la perfección. Bueno, y en mi infancia, Marisol. Esos son mis referentes y me imagino que al final, a la hora de cantar, e incluso también de componer, se nota. Se nota Andalucía, insisto, no en todas las canciones; se nota la música negra, no en todas las canciones; se nota la influencia. Todo lo que tú te nutres y escuchas a lo largo de tu vida, a la hora de componer en las armonías, en las melodías, se nota.
P.- ¿Y quién te da la primera oportunidad? ¿Gracias a quién?
R.- A nadie. Gracias a mis canciones. Yo hacía mis maquetas y tuve la posibilidad de hacer una en plan más profesional. Porque yo grababa en mi casa, en el cuarto de baño, con mi perrita ladrando al lado. Tuve la suerte de tener la posibilidad de firmar con Vale Music y con Universal. Me decidí por Vale Music y después la vida, fíjate, Universal compró Vale Music y al final terminé en Universal.
P.- Con casi 25 años de carrera, publicas Tengo fe, que pareciera a simple vista un tema de amor romántico, pero como está el mundo, es un poco más.
R.- Es mucho más, es mucho más. Lo que pasa es que es verdad que está contado desde el prisma del amor de pareja. Esta canción me apetecía mucho sacarla a la luz, porque yo creo que estamos viviendo unos momentos, unos años como muy individualistas. Parecía que después de pasar lo de la pandemia nos íbamos a volver más solidarios, íbamos a pensar más en el de enfrente, íbamos a ser más conscientes de que al final todos somos uno y si vamos de la mano nos irá mejor. Pero yo creo que no estamos en ese momento idílico, creo que al revés: creo que vamos muy a la nuestra. Hay mucho miedo, te vuelves como más egoísta y sálvese el que pueda. Y con esta canción a mí me apetecía hacer un canto al amor en mayúsculas, a ese amor que está en las buenas y sobre todo en las malas. Ese amor que no pide nada pero siempre da, ya no solo a la pareja o a los amigos, o a la familia, sino también al desconocido. Yo no sé si tú has visto estos vídeos que muchas veces aparecen por las redes sociales de alguien que no puede bajar las escaleras mecánicas por algún impedimento físico o lo que fuera, y pasa la gente y nadie le ayuda. ¿Hola? ¿Perdona? Eso en mi época era impensable. No sé, y parece como que vamos demasiado a la nuestra.
“Es verdad que se consiguieron muchísimos derechos y se avanzó mucho, pero yo creo que estamos en un momento de parón”
P.- Y las guerras…
R.- Bueno, ya si te pones a ver a lo grande… Hablo de la cotidianidad del día a día, nosotros en nuestra sociedad. Pero si ya pensamos en la guerra, imagínate.
P.- Y la polarización. Cada vez se escucha menos al otro.
R.- Exactamente. Y además, si el otro tiene otra opinión distinta, ya es lo peor de lo peor. Parecía que habíamos ganado, y yo creo que sí, que se ha avanzado mucho, pero es verdad que estamos perdiendo ahora también. Por ejemplo, en cuanto al colectivo LGTBI –Q plus, tiene muchas h, i, j, k, yo digo siempre–, al colectivo gay, a toda esa gente, es verdad que se consiguieron muchísimos derechos y se avanzó mucho, pero yo creo que estamos en un momento ahora de parón o incluso de retroceso de esos derechos. Es una manera de volver a reivindicar, como digo, la tolerancia, el respeto, la libertad y en definitiva, el amor, como digo, en mayúsculas.
P.- Esta mini gira que estás haciendo todavía, Abre tu mente ahora, lleva el nombre de una de tus canciones más conocidas, que prevenía frente a una relación tóxica.
R.- Hablaba directamente de la violencia machista. Lo que pasa es que, claro, hace 22 años que la hice y en aquel momento era como un mensaje que nadie se esperaba. La gente se quedó con el rollo del baile. Yo quise vestirla de esa manera, producirla de esa forma, porque me parecía un tema lo suficientemente crudo y difícil y duro como para encima hacer una balada de estas que te cortas las venas –que a mí me encantan y las compongo mucho–. Por eso quise darle ese aspecto de alegría, para dar como una especie de posdata o de moraleja de que de todo se sale, que al final en la vida hay muchas cosas bonitas. Hemos hecho la gira Delux por cinco teatros, y sigo por toda España haciendo Abre tu mente ahora. Y es una manera de decir: si no has abierto tu mente hace 22 años, ya no podemos esperar más. Yo creo que estamos en un momento precisamente en el que tenemos que hacer mucho examen de conciencia y ver en las cosas en las que nos estamos equivocando gravemente, porque si no, como muchas veces ves por las redes sociales, ¡que nos extinguimos, que vengan ya los los extraterrestres y nos abduzcan! Yo creo que vamos caminito, como no le pongamos remedio.
P.- Tu público a lo largo de estos años, ¿ha cambiado? ¿Lo has visto cambiar o siguen siendo los fieles?
R.- Hay de todo. Es una de las cosas más bonitas que me ha dado esta profesión. Tengo desde abuelitos hasta gente de mi generación que ha crecido conmigo y que se ha enamorado o se ha casado, ahora tienen hijos, los hijos de estos, niños chiquititos, gente de 20 años que me está descubriendo ahora… Hay de todo un poco. Es un público muy variado y que a mí me llena de orgullo y de agradecimiento. Los que estuvieron en un principio siguen estando y se han ido sumando en el camino. Como autora y como artista, me siento muy agradecida.

P.- ¿Que se ve con 50 que no se ve con 25?
R.- Yo no sé si veo algo más, o he perdido…
P.- ¿Se aprende?
R.- Hombre, yo espero haber aprendido, que no haya quedado la cosa en saco roto. El camino es largo y evidentemente no es lo mismo cuando tienes 20 años, que estás empezando a andar, que estás empezando a hacer ese camino, que cuando ya llevas un trecho grande y has vivido muchos tipos de experiencia. Espero que no se hayan quedado en saco roto y que hayan servido para evolucionar, pero la esencia es la misma. Quizás he perdido ingenuidad. Con 20 años todo es de color de rosa. Conforme te van pasando cosas y te vas tropezando y te vas encontrando piedras en el camino y te vas llevando algún que otro desengaño, en el amor, en la amistad, en el trabajo, evidentemente te deja un poso de enseñanza, o al menos eso espero. Pero en esencia soy la misma persona.
P.- Cuando tú saliste, además, había una revolución en la escena musical española, porque estábamos en plena fiebre de Operación Triunfo –fue pareja tuya Alex Casademunt, que en paz descanse–, y tú fuiste un boom por méritos propios. No habías salido en la tele. Una mujer compositora que hacía además música pop de esa manera. ¿Qué fue lo más difícil en aquel momento?
R.- Probablemente los dos o tres primeros meses, por el shock. Como antes te comentaba, yo tuve la suerte, o la posibilidad, o las dos cosas, de firmar con Vale Music y con Universal. Y yo dije: prefiero fichar con Vale porque es más chiquitito, hay menos artistas, no hay artistas internacionales, y prefiero ser cabeza de ratón que cola de león en Universal, que imagínate lo que tenía detrás. Justo cuando fiché con ellos, ellos ficharon también Operación Triunfo. Aquello fue un fenómeno impresionante e indudable. Y pensé: justo me me he ido con ellos, y al final… Vendían cada semana un millón de disco de las galas de Operación Triunfo, era una locura. Iban ellos 16 y yo detrás con las maletas. Así es como yo lo visualizo. Fueron los primeros meses. Mi primer single, No me pidas más amor, fue muy conocido, aunque a mí no se me conocía, ni mi nombre, ni por supuesto mi cara, y al poco tiempo ya fue Le deseo, Abre tu mente… Afortunadamente, el público siempre estuvo ahí desde el principio. Pero es verdad que esos primeros meses sí que fueron un poco de shock, por lo que te digo: porque yo quería una chiquitita y al final se convirtió en la más grande.
P.- Eso que dices interesante, que se te escuchaba pero no se te conocía. Eso me imagino que tiene sus cosas buenas y sus cosas malas. ¿La fama la has sufrido tú?
R.- No, yo siempre lo he visto como algo muy natural. No. Hoy en día estás en cualquier lado, en el supermercado o en un restaurante y se te acerca alguien, o escuchas murmullos, o ves que te miran, o ves que se ríen, o se te acercan y te piden una foto… Yo siempre lo he visto con mucha naturalidad, con mucha normalidad. Hay momentos en los que a lo mejor estás en la tele muchos días seguidos o haces un programa que tiene mucha audiencia, y lo notas en la calle, notas las miradas y que se te acercan. Como hace un par de años, que estuve haciendo Tu cara me suena. Agradezco a la gente, que siempre se me ha acercado con muchísimo cariño. Nunca he tenido ningún percance difícil de llevar y yo tampoco le doy mucha importancia, la verdad. Normalmente voy además con mi gorra y mis gafas, que aunque me crea que no me ven, me ven, pero yo voy más cobijada.
P.- ¿Y qué es lo más difícil ahora?
R.- ¿Lo más difícil? A ver, al principio es complicado porque te tienes que hacer un hueco y es muy complicado, por mucho talento que tengas. Y de hecho hay muchos compañeros que empezaron conmigo que por desgracia ya no están en el panorama musical actual. Es complicado empezar y hacerse un hueco. Después es complicado mantenerte. Y después, conforme van pasando los años, llevar 23 años es como un milagro del Señor. Yo no me centro en lo difícil. Yo intento siempre hacerlo lo mejor posible, seguir aprendiendo, seguir estudiando, seguir intentando, en cada proyecto y en cada canción, ya sea a nivel vocal o a nivel de composición o de o de arreglos musicales, ofrecer un “además” y tener un mensaje. Es importante que a la gente le llegue al alma o le sorprenda por algo lo que tú estás contando. Me centro más en la parte artística que en lo complicado que es mantenerse; si no, yo creo que te vuelves loco. No sé qué es lo más difícil. Después de 23 años, todo.
“Cada vez que hay algo que me toca el corazón, siempre intento reivindicarlo y gritarlo”
P.- Te he leído que al principio había veces que no te tomaban en serio como compositora.
R.- Más que no me tomaban en serio, que no se lo creían, directamente. Me decían: «tú cantas muy bien, pero con ese tema es muy fácil, ¿quién te lo ha compuesto?». Y yo: desde el principio mis canciones son mías.
P.- Es ofensivo, eso.
R.- Sí, pero afortunadamente eso sí que ha cambiado con las nuevas generaciones. Las chicas no lo tienen difícil. Si hay una artista que compone, si Aitana hace una canción, nadie piensa que no la ha compuesto ella. En mi época, sobre todo con mi estética, también…
P.- Súper guapa.
R.- A lo mejor tenías en la mente otra imagen del cantautor, que al final es lo que soy: canto las canciones de las cuales soy autora. Era como más sobria, más seria, era otro rollo. Y yo iba con mi pelo rubio hasta la cintura, con mi minifalda, mis tacones… En la compañía de discos me decían «si te vistieras de otra manera». Y yo decía: «¿ah, sí? Pues la falda más corta y el tacón más largo y más rubia». Sí, sí, sí.
P.- ¿Cómo te inspiras para tus canciones?
R.- De la vida, de tus experiencias personales, de lo que ves en tu entorno, en tu alrededor. Abre tu mente, por ejemplo, que antes te comentaba que habla de la violencia machista, surgió viendo un Telediario, con la noticia de que había asesinado a una mujer su pareja. La vida. Creo que también esa es una de las razones por la que la gente ha hecho suyas las canciones. Porque al final tú la adaptas a tus experiencias personales. Son historias sencillas y cotidianas que, en definitiva, a todos nos pueden pasar, ya sean de amor, de desamor, de causas sociales… Cada vez que hay algo que me toca el corazón, siempre intento reivindicarlo y gritarlo y utilizo como medio mis canciones y el escenario, que al final es un altavoz importante. Es la vida misma la que te inspira y la que te hace sentir esa sensación de querer contarlo y querer desahogarte.
P.- Sobre la maternidad, también te he leído que no se ha dado tener hijos con las parejas que has tenido y de ahí partió la decisión de adoptar.
R.- Desde chiquitita, desde muy pequeña, ni recuerdo cuándo, igual que yo sabía que siempre he sabido que quería ser cantante y que quería dedicarme a cantar y a contar historias, siempre he sabido que quería tres adoptados y dos hijos biológicos.
P.- ¿Así?
R.- Sí, cinco. Cinco hijos, siempre. Al final me he quedado con una. Yo he sido de tener parejas y relaciones de muchos años, pero nunca he tenido yo ese feeling de tener un hijo con alguien, ni biológico ni adoptar con esa persona. De hecho, todo el proceso de adopción, que fue además muy largo, tuve pareja, pero quería adoptar yo. Al final fue tan largo el proceso, que que ya no se dio. Como a lo largo del proceso de adopción no te puedes quedar embarazada, porque si no tienes que paralizarlo y volver otra vez al principio, cuando ya el niño tenga según que tiempo, en aquel entonces era como un año, pues no se dio. Y ya una vez que llegó Ambika a mi vida, me centré en ella y no sentí las ganas de tener un hijo con otra persona. Y bueno, no han sido cinco, ha sido una, pero me hace la mujer más feliz del mundo.

P.- ¿Y por qué es tan difícil adoptar? Hay tantos niños que serían felices en familia, hay tantos problemas de natalidad, hay gente con un sentimiento maternal y paternal…
R.- A ver, lo mío ya hace muchos años. Mi niña llegó en 2010 y yo me llevé seis años esperando. En 2004 o 2005 empecé el proceso de adopción y desde entonces ha llovido mucho. Espero que ahora haya mejorado. Yo no lo entendía. De hecho, a mí me adjudicaron a mi niña y mi niña era un bebé y pasaron como dos años hasta que yo pude pude ir a por ella, a la India. Era absurdo, y yo me enfadaba. ¿Por qué? También es verdad que al ser mamá soltera, hay países que no te permiten directamente adoptar y en otros sí, pero te hacen menos caso. Yo tuve que renovar todo el papeleo, que es un lío burocrático tremendo… Insisto, en mi época, no sé si ahora habrá cambiado y habrá mejorado la historia. Pero es verdad que yo me preguntaba muchas veces cómo habiendo tantos niños con tantas necesidades, se alargaba tanto la cosa. Ya te digo, mi hija era mi hija y hasta los dos años no pude ir a por ella. Yo no entendía, me daba chocazos con las paredes, yo decía: «¿qué hace mi niña allí, pudiendo estar conmigo, dándole yo cariño?». Fue como un embarazo eterno, de estos malos, que cuando ya tienes a tu hijo contigo se te olvida todo, que lo dicen muchas madres biológica. «El embarazo fue horrible, pero una vez que lo tuve en mis brazos se se me pasó todo». Pues a mí más o menos lo mismo, lo que pasa que el embarazo duró seis años.
P.- Y tu hija, que es adolescente ahora, ¿cómo ve tú carrera?
R.- Ella no le hace caso a nada. Yo creo que le ha inculcado tanto que esto es una profesión como otra cualquiera, que no le da importancia. Cuando por ejemplo presentamos aquí en Madrid esta gira y estuvo, cuando terminó el concierto, yo todavía sudando, pregunto: «cariño, ¿qué, cómo ha estado?», dice: «Yo muy bien, yo he estado estupenda». Ella no le da importancia a nada. Ella lo ve como un trabajo normal y corriente, que es como yo también siempre se lo he inculcado y lo ve con mucha naturalidad. Al final, desde muy chiquitita ve a su madre trabajando y no le da importancia ninguna. Al menos eso creo, por lo menos delante mío.
“Mi hija era mi hija pero hasta los dos años no pude ir a la India a por ella”
P.- O será la adolescencia.
R.- No te creas, de chiquitita ya era así. Sí es verdad que cuando se me acercaba la gente, ella como que decía «esta es mi madre, déjala en paz, es mía». Pero después, ya te digo, en la calle, cuando vamos juntas y se acerca alguien, ella lo ve con mucha naturalidad.
P.- ¿Tienes alguna de tus canciones favoritas? ¿Cuál es la que cantas con más cariño y más alegría? ¿O es como preguntar a la madre qué hijo prefiere?
R.- Mira, yo lo cuento mucho en mis conciertos, porque es una pregunta que me hacéis mucho, es una pregunta recurrente, y es verdad que al final cada canción tiene un trocito de tu alma, un trocito de como tú ves la vida. Yo muchas veces digo: si me quieres conocer realmente, si te escuchan mis canciones, me conoces a la perfección. Ya sean experiencias que me hayan pasado a mí o no, al final lo que sí que dejas ahí implícito es mi manera de ver la vida, mi manera de ver el amor y de mi manera de pensar. Quedarse con una es complicado, cada vez digo una diferente.
P.- Como Gabriel García Márquez, que le preguntaban por su novela favorita y cada vez decía una distinta.
R.- Pues mira, es mi autor favorito. El amor en los tiempos del cólera es mi libro favorito. Ya tenemos algo en común, está bien. No sé, últimamente digo Si te marchas, porque gracias a esa canción y al disco al que pertenece esa canción estuvimos en Las Vegas, en la gala de los Grammy. Fue un disco nominado a Mejor Álbum Pop Femenino, y como artista y sobre todo como autora, para mí fue un reconocimiento muy chulo. Quizás me quedo con esa, pero vamos, Eras tú, Abre tu mente, Le deseo, Cal y arena, me dieron mucho también. Hay muchas.
P.- Que la gente las escuche, vaya a verte en concierto y mucha suerte con lo que está por venir.
R.- Muchísimas gracias, un placer.