Rosalía, el fenómeno cultural que ha marcado 2025: música, debate y consolidación artística
En 2025, Rosalía se ha convertido en un suceso polifacético que ha abierto debates sobre arte, fe y feminismo

Ilustración de Alejandra Svriz.
Este 2025 ha sido especial para Rosalía, pues se ha consolidado como una de las figuras culturales más influyentes del año. Más allá de su peso en la industria musical, su capacidad para generar conversación, debate y análisis social ha situado su nombre en el centro del panorama cultural internacional. Su nuevo disco, sus posicionamientos públicos y la manera en la que ha abordado cuestiones como el feminismo o la espiritualidad han hecho de este un año especialmente significativo en su trayectoria. Por todo ello y más, THE OBJECTIVE ha elegido a la artista catalana como uno de los personajes más importantes del año.
Un nuevo disco que marca una etapa: ‘Lux’
El 7 de noviembre de 2025, Rosalía lanzó Lux, su cuarto álbum de estudio y uno de los trabajos más ambiciosos de su carrera. Planteado como un proyecto conceptual y desarrollado durante más de dos años, el disco supone un giro claro respecto a etapas anteriores. En este, la artista, de 33 años, abandona en parte los códigos del pop urbano para adentrarse en un terreno más experimental, con una fuerte presencia orquestal, referencias a la música clásica y un enfoque narrativo dividido en distintos actos.
Las canciones, interpretadas en 14 idiomas diferentes, exploran temas como la transformación personal, la identidad femenina, la espiritualidad y la relación con lo trascendente. El álbum no solo destaca por su complejidad sonora, sino también por su intención artística, pues Lux se presenta como una obra para ser escuchada de manera completa, de principio a fin, por lo que se aleja del consumo rápido y está pensada más como una experiencia.
El sencillo Berghain, publicado el 27 de octubre de 2025, precedió el lanzamiento del álbum, adelantando el tono introspectivo y experimental de esta nueva etapa. Posteriormente, otros temas reforzaron la presencia del disco en plataformas y radios, consolidando Lux como uno de los lanzamientos más comentados del año.
Éxito comercial y respuesta del público
Desde el punto de vista comercial, Lux ha confirmado el fuerte poder de convocatoria de Rosalía. En su primer día de lanzamiento, el álbum superó los 42 millones de reproducciones globales en Spotify, convirtiéndose en el debut más escuchado en 24 horas de una artista femenina de habla hispana en la plataforma. En España, Lux se situó directamente en el número uno de los álbumes más escuchados, mientras que a nivel internacional entró en posiciones destacadas de los principales rankings de streaming.
En YouTube, los vídeos oficiales asociados al lanzamiento —incluidos los visuales y clips conceptuales— acumularon decenas de millones de visualizaciones durante su primera semana, con varios de ellos superando los 10 millones de reproducciones en pocos días. El sencillo Berghain concentró gran parte de ese impacto inicial, reforzando la visibilidad del proyecto más allá de las plataformas de audio y consolidando su alcance global.
En términos de ventas, Lux parece haber registrado un sólido rendimiento tanto en formato digital como físico, con una notable demanda de ediciones especiales en vinilo y CD durante sus primeras semanas, aunque aún no hay datos concretos de ventas. El posterior anuncio de la gira prevista para 2026 reforzó esa respuesta: la alta demanda de entradas evidenció que el interés por esta nueva etapa artística va más allá del impacto inmediato del lanzamiento.

La respuesta del público para el Lux Tour 2026 ha sido brutal. Las preventas abiertas el 9 de diciembre de 2025 agotaron miles de tickets en cuestión de minutos, lo que llevó a la organización a ampliar fechas y anunciar nuevos conciertos en ciudades como Ámsterdam, México, Buenos Aires y Bogotá debido a la alta demanda. En la venta general del 11 de diciembre, las entradas para muchas de las fechas en Europa, incluidas varias en Madrid y Barcelona, se agotaron rápidamente, con colas virtuales extensas y sold outs confirmados en recintos como el Movistar Arena y el Palau Sant Jordi.
La reacción de la industria y la crítica
La industria musical recibió Lux como uno de los lanzamientos más ambiciosos del año, y la crítica especializada pronto lo analizó en profundidad. Desde el primer momento, el riesgo artístico del proyecto fue uno de los aspectos más destacados. La revista especializada Pitchfork definió el disco como «una oferta deslumbrante de pop vanguardista que atraviesa género, romance y religión», subrayando la complejidad de su producción y la intensidad emocional de la interpretación vocal de Rosalía.
Otras voces fueron incluso más contundentes en su valoración. Rolling Stone describió el álbum como «una obra maestra operística que redefine lo que significa ser una estrella del pop», y puso el acento en su ambición conceptual y en la coherencia de un universo sonoro construido con precisión. Esta revista incluyó Lux en sus listas de lo mejor de 2025. En la misma línea, el diario belga Le Soir afirmó que Lux «trasciende el pop», situándolo en un territorio artístico propio y alejado de las fórmulas convencionales.

Sin embargo, no todas las opiniones fueron favorables. Parte de la crítica señaló que Lux es un trabajo exigente y poco complaciente, y destacó que su densidad sonora y su estructura compleja requieren una escucha atenta. La revista Mondo Sonoro lo definió como «técnicamente apabullante, pero emocionalmente intermitente», y apuntó que su ambición puede dificultar una conexión inmediata con el oyente menos paciente.
Lejos de debilitar su impacto, esta diversidad de opiniones amplificó la conversación y el debate en torno al disco. La polarización fue interpretada por muchos analistas como una señal clara de madurez artística, al considerar que Lux no busca unanimidad ni consumo rápido, sino plantear un discurso propio. Esta capacidad para generar debate ha consolidado el álbum como una de las obras más discutidas y analizadas del año, reforzando la posición de Rosalía como una creadora que entiende el riesgo como parte esencial de su identidad artística.
Una campaña de publicidad ambiciosa
Otro de los aspectos que ha convertido Lux en un éxito ha sido su campaña de promoción, que comenzó a finales de octubre de 2025, cuando Rosalía anunció oficialmente el título del álbum y su fecha de lanzamiento. El anuncio se realizó mediante una acción de gran impacto visual en Times Square, Nueva York.
Paralelamente, la presentación llegó a España con Rosalía apareciendo en la Plaza del Callao de Madrid, algo del todo inesperado (y polémico) que paralizó el centro de la ciudad y fue retransmitida en directo a través de redes sociales, convirtiéndose rápidamente en uno de los momentos más comentados de la precampaña. Posteriormente, se llegó a especular con que la artista iba a ser multada por no haber avisado a las autoridades sobre este evento improvisado. Al final la cosa no llegó a nada.
En los días previos al estreno, la estrategia promocional se reforzó con eventos de prescucha organizados en distintas ciudades. Así, entre finales de octubre y los primeros días de noviembre de 2025, se celebraron sesiones exclusivas en Ciudad de México, Nueva York y Barcelona, entre otras localizaciones. Estas citas permitieron a seguidores, creadores de contenido y medios especializados escuchar el álbum completo antes de su lanzamiento oficial, generando una fuerte expectativa, presencia en redes y conversación al respecto.
Tras la publicación de Lux, la promoción continuó con una agenda intensa de apariciones públicas y actuaciones en directo. El mismo día del lanzamiento, Rosalía interpretó uno de los temas del disco en la gala de los Los40 Music Awards Santander 2025, coincidiendo con el estreno del álbum.
Días más tarde, 10 de noviembre, estuvo en La revuelta, y su entrevista se convirtió en la más vista en la historia del programa, con una media de 2.706.000 espectadores y un 20,4% de cuota de pantalla.
Y el 16 de noviembre llevó su proyecto a la televisión estadounidense con una actuación en The Tonight Show Starring Jimmy Fallon, ampliando el alcance promocional en el mercado internacional, lo que además reavivó teorías sobre que La Perla va dirigida a su ex, Rauw Alejandro. Estas apariciones, sumadas a entrevistas en radio y televisión, consolidaron una campaña que combinó impacto visual, presencia mediática y conexión con el público.
Debate nacional (e internacional) sobre el feminismo
Uno de los aspectos que más debate ha generado en 2025 ha sido la relación de Rosalía con el feminismo. Al respecto, la artista ha explicado que se siente inspirada por ideas feministas, pero que no se identifica plenamente con una militancia concreta. En una de sus entrevistas más comentadas, afirmó: «Me inspiran las ideas feministas y me rodeo de ellas, pero no me considero moralmente lo suficientemente perfecta como para decir que represento un ‘ismo’».
Estas palabras provocaron reacciones encontradas. Parte del público valoró su sinceridad y su rechazo a las etiquetas cerradas, mientras que otros sectores criticaron lo que consideraron una falta de posicionamiento más claro. El debate se trasladó a redes sociales, columnas de opinión y espacios culturales, donde a día de hoy aún se reflexiona sobre ello y sobre el papel que deben asumir las artistas como ella. Al margen de las críticas, Rosalía no ha vuelto a hablar del tema.
Conversación sobre espiritualidad y Dios
La dimensión espiritual también ha estado en el centro del debate este 2025. Y no solo por Lux, ya que este ha sido uno de los pilares de la obra de la artista. Ya en 2018, en una entrevista concedida a la revista Mondo Sonoro, se definía a sí misma como una persona con inquietudes espirituales al afirmar: «Siento que soy una persona espiritual. Creo más en la causalidad que en la casualidad y a la vez creo que todos estamos aquí por algo, que tenemos un cometido». No obstante, en aquella conversación dejó claro que esa visión no estaba ligada a la religión católica ni a ninguna institución. Explicó que no está bautizada y que sus padres nunca la llevaron a la iglesia.
En ese mismo contexto, recordaba la influencia de su abuela y su primer contacto con el entorno religioso desde un lugar muy concreto: «Mi abuela me llevaba, pero yo me fijaba en la música». Rosalía subrayó entonces que su vínculo con la espiritualidad ha ido creciendo con el tiempo y la madurez, siempre desde una perspectiva personal y alejada de dogmas. «Es cierto que hoy día no se habla tanto de esto por el prejuicio de vincular lo religioso con las instituciones, pero para mí no tiene nada que ver», recalcó, al tiempo que reivindicaba una fe entendida como búsqueda interior.
Esa mirada simbólica se trasladó con claridad a El mal querer (2018), un álbum construido a partir de once capítulos en los que la artista recurre a una iconografía religiosa muy reconocible para narrar una relación tóxica. Imágenes vinculadas al sacrificio, la culpa o la redención atraviesan el disco y refuerzan su carácter conceptual, situando lo espiritual como una herramienta narrativa más que como una declaración de fe.
En Motomami (2022), Rosalía amplió aún más ese universo, combinando sonidos latinos y electrónicos con referencias explícitas a lo divino. Estas aparecen tanto en temas como G3 N15 o en Bulerías, en los que introduce bendiciones como «Dios bendiga a Pastor y Mercé». A ello se sumó la publicación de los llamados 20 mandamientos de una motomami, formulados en clave irónica y cultural, entre los que figura la frase «una motomami sabe que el mejor artista es Dios», que refuerza el uso simbólico de lo religioso dentro de su discurso artístico.
Rosalía ha insistido en distintas ocasiones en que este enfoque no responde a una adscripción religiosa concreta, sino a una exploración cultural y personal que utiliza el arte como vehículo para abordar cuestiones universales. Y en 2025, este eje volvió a situarse en el centro del debate con Lux, un trabajo impregnado de referencias a lo sagrado, la duda y la búsqueda interior. Tras el lanzamiento del disco, Rosalía explicó que su interés por la espiritualidad no tiene que ver con la religión entendida como institución, sino con una relación íntima y personal con la fe, la duda y la necesidad de hacerse preguntas. Esta aproximación, planteada desde un lugar introspectivo y no dogmático, volvió a generar interpretaciones diversas en el ámbito cultural. Para algunos, este enfoque supone una reivindicación de la espiritualidad desde una perspectiva contemporánea y desligada de las estructuras tradicionales; para otros, abre un debate sobre el uso de símbolos religiosos dentro del pop.
2025, el año que define su legado
Así pues, como hemos visto, este 2025 Rosalía no solo ha firmado uno de los lanzamientos más comentados del año, sino que ha logrado algo cada vez más infrecuente en la industria musical actual: generar una conversación que va más allá de cifras, tendencias o algoritmos. En un contexto dominado por la inmediatez y el consumo rápido, Lux se ha convertido en un punto de partida para debates culturales de mayor calado, abordando cuestiones como la relación entre arte y espiritualidad, el papel del feminismo en el discurso cultural contemporáneo, el papel de la música clásica en la actualidad o la construcción de la identidad personal. El álbum no se ha limitado a ser escuchado, sino que ha sido interpretado, discutido y analizado desde múltiples perspectivas.

Esta capacidad para situar su obra en el centro del debate cultural responde a una trayectoria marcada por el riesgo y la coherencia. Rosalía ha demostrado que no teme a el riesgo, la incomodidad o la crítica, y que entiende la evolución artística como un proceso que implica cuestionarse a sí misma. En lugar de repetir fórmulas de éxito que ya le han funcionado, ha optado por un proyecto totalmente novedoso, y asume que quizá no será recibido de forma unánime. Esa actitud ha reforzado su credibilidad como creadora y ha ampliado el alcance de su impacto más allá de lo estrictamente musical.
Por todo ello, 2025 se ha consolidado como un año clave en su carrera. La combinación de impacto musical, presencia mediática y debate social ha convertido a Rosalía en uno de los personajes indiscutibles del año, una artista que no solo marca tendencias estéticas o musicales, sino que invita a pensar, a debatir y a replantear los límites de la música como espacio cultural. Su influencia ya no se mide únicamente en reproducciones o premios, sino en su capacidad para colarse en debates sociales y de actualidad en todo el mundo.
