'Lohengrin': la reinterpretación de Katharina Wagner es abucheada en Barcelona
Entre aplausos y críticas a la escenógrafa bisnieta del compositor, la impecable dirección musical de Josep Pons y un elenco excepcional fueron los verdaderos triunfadores de una noche intensa en Barcelona.

El tenor Klaus Florian Vogt interpretando a Lohengrin en el estreno de la ópera reinterpretada por Katharina Wagner | David Ruano
El regreso de Lohengrin al Gran Teatro del Liceu ha sido mucho más que un acontecimiento operístico; ha sido una tormenta de emociones que ha sacudido el corazón wagneriano de Barcelona. Desde la abrupta cancelación de la ópera en 2020 debido a la pandemia, la producción de Katharina Wagner se ha convertido en una montaña rusa que ha desafiado no solo a los intérpretes y al teatro, sino también a un público acostumbrado a pronunciarse con claridad cuando se trata de este repertorio.
Desde el inicio, la presencia de Katharina Wagner en esta producción ha estado marcada por tensiones. La escenógrafa y bisnieta de Wagner se negó a participar en la presentación oficial de la ópera y a fotografiarse con el elenco, lo que desencadenó un sonoro abucheo cuando apareció en el saludo final del estreno. Lejos de inmutarse, la bisnieta del compositor pareció disfrutar del momento. Su trayectoria ha estado marcada por el escándalo y la transgresión, algo que ha convertido en una constante en el Festival de Bayreuth, donde sus propuestas han generado intensos debates y reacciones polarizadas. En esta ocasión, su visión de Lohengrin no ha sido la excepción.

La producción, que ha sido reprogramada tras la cancelación de 2020, ha tenido que sortear dificultades adicionales, como el conflicto entre Katharina Wagner y la soprano sueca Iréne Theorin, desde que esta última reaccionó de manera desafiante ante los abucheos recibidos en Bayreuth, la directora ha vetado su participación en sus producciones. Debido a la controversia, la dirección artística del Liceu optó por una solución intermedia: Theorin cantará en cinco funciones, pero el estreno del día de ayer quedó en manos de la soprano finlandesa Miina-Liisa Värelä, quien ha brillado en el papel de Ortrud y se ha ganado una ovación cerrada del público. Junto a ella, Klaus Florian Vogt (Lohengrin) y Elisabeth Teige (Elsa) ofrecieron interpretaciones de gran nivel, acompañados por la sólida dirección musical de Josep Pons, quien logró extraer de la orquesta del Liceu un sonido envolvente y vibrante.
Una reinterpretación de Lohengrin según Katharina Wagner
En el centro de la controversia está la reinterpretación que Katharina Wagner ha hecho del argumento de Lohengrin. Si tradicionalmente el caballero del cisne es visto como un héroe puro y noble, en esta versión se presenta como un hombre errático y oscuro, un asesino que desde el preludio ahoga a Gottfried, el hermano de Elsa, con la intención de casarse con ella y tomar el poder. A partir de esta premisa, toda la narrativa se resignifica: Elsa, en lugar de una víctima inocente, es una mujer atrapada en un matrimonio con un ser que oculta secretos aterradores más que misteriosos y divinos, como propone la versión original.
Por su parte, Ortrud ya no es simplemente la villana manipuladora, sino una figura que, en su maldición a Elsa, parece estar advirtiéndole del peligro real que corre. La célebre aria en la que Lohengrin declara su amor adquiere un tono inquietante, un canto de amor cargado de intenciones turbias para muchos de los fans de Wagner.

La escenografía de esta producción refuerza el tono siniestro del montaje. El cisne negro parece no ser un enviado divino sino una atadura y un símbolo de la culpa de Lohengrin o, según algunas interpretaciones, un espía de los caballeros del Grial encargado de vigilar que cumpla su misión. Mientras algunos espectadores han celebrado la audacia de esta relectura, otros han manifestado su desconcierto ante la transformación del relato original. La ópera se convierte así en un campo de batalla entre quienes buscan nuevas lecturas de los clásicos y quienes prefieren mantenerse fieles a la tradición.
Katharina Wagner maneja con destreza la relación entre el texto y su nueva dramaturgia. Un ejemplo de ello es la separación física de Elsa y Lohengrin en su dúo de amor, colocándolos en habitaciones distintas para reflejar la distancia emocional que los separa. Lohengrin canta sobre el amor mientras en su interior lucha contra un sentimiento de culpa que lo atormenta, personificado por la presencia constante del cisne. La música de Wagner avanza en medio de una tensión narrativa que potencia la experiencia del espectador, llevándolo a una relectura más psicológica de la obra.
A nivel musical, Josep Pons y la orquesta del Liceo han sido los grandes triunfadores de la noche, ofreciendo una interpretación vibrante de la partitura. Los ocho minutos de ovaciones finales incluyeron aplausos para todos los intérpretes, destacando la gran entrega de Ólafur Sigurdarson en el papel de Friedrich von Telramund.
Este Lohengrin ha desatado pasiones enfrentadas, desde el rechazo de los puristas hasta la fascinación de quienes buscan nuevas lecturas de los clásicos. Lo que es innegable es que Katharina Wagner ha logrado su objetivo: sacudir, emocionar y generar debate. Y, como en Bayreuth, no necesita más que un sonoro abucheo para saber que ha dejado su huella.
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Lohengrin de Richard Wagner, dirigida por la directora del Festival de Bayreuth y su bisnieta, Katharina Wagner se estará presentando en el Gran Teatre del Liceo del 17 al 30 de marzo.