¿Cómo se transmite el virus de la lengua azul en animales?
Esta enfermedad es preocupante en términos de su impacto en la salud de los animales y en la economía agrícola
La lengua azul es una enfermedad vírica que afecta principalmente a los rumiantes, siendo especialmente grave en las ovejas. La transmisión del virus depende de la acción de los insectos del género Culicoides, lo que hace que para mantener controlado este virus se utilicen insecticidas contra estos mosquitos, además de la vacunación de los bovinos susceptibles de sufrir el contagio.
Aunque tiene un impacto considerable en la ganadería, la lengua azul no representa una amenaza para la salud humana. Sin embargo, es crucial anunciar campañas de prevención por parte de los veterinarios y mantener vigiladas las zonas en las que viven los mosquitos Culicoides para minimizar los brotes de esta enfermedad, especialmente en regiones donde es endémica.
Qué es el virus de la lengua azul
La lengua azul es una enfermedad vírica infecciosa que afecta a rumiantes, tanto domésticos como salvajes, y se caracteriza por no ser contagiosa de manera directa entre animales. Este virus pertenece a la familia Reoviridae y afecta principalmente a ovejas, aunque también puede infectar a bovinos, cabras y otros animales como ciervos y antílopes. Existen múltiples variantes del virus para causar la enfermedad, que puede variar considerablemente según la cepa y la especie afectada.
Las ovejas son los animales que se ven más afectados por esta enfermedad, los síntomas más comunes son: fiebre, inflamación en la lengua y cojera. Si está enfermedad no es tratada, los síntomas son cada vez más notables, y pueden llegar a causar la muerte. En bovinos, aunque la tasa de infección suele ser alta, los síntomas son generalmente más leves o incluso imperceptibles.
Cómo se transmite la lengua azul en animales
La lengua azul se transmite principalmente por la picadura de ciertos insectos vectores, específicamente de la familia Culicoides, un tipo de mosquito diminuto que actúa como intermediario entre los animales que ya han sido infectados y los animales sanos. Estos insectos se infectan al alimentarse de la sangre de un animal portador del virus y luego lo transmiten al picar a otro animal. Este ciclo de transmisión es clave, ya que sin la intervención de los vectores, el virus no puede propagarse de un animal a otro.
Los mosquitos del género Culicoides son más activos durante los meses de clima cálido y húmedo, lo que coincide con el aumento de la transmisión del virus. Las lluvias también favorecen su reproducción y proliferación. Una vez que un animal es infectado, puede portar el virus en la sangre durante varias semanas. En zonas donde la enfermedad es endémica, los bovinos juegan un papel crucial como reservorios del virus, ya que pueden portar el virus durante largos periodos sin mostrar síntomas clínicos graves, lo que facilita la permanencia del patógeno en el ambiente.
Diagnóstico del virus de la lengua azul
El diagnóstico de la lengua azul se basa inicialmente en la observación de los síntomas clínicos en los animales, particularmente en las ovejas, donde la enfermedad se manifiesta de manera más evidente. Los signos característicos incluyen fiebre, inflamación de la lengua, úlceras bucales, secreción nasal, cojera y debilidad general.
Sin embargo, para una confirmación definitiva, es necesario realizar pruebas de laboratorio. Estas pruebas permiten identificar la presencia del virus en muestras de sangre o tejidos infectados.
Riesgo para las personas
Aunque la lengua azul es una enfermedad preocupante en términos de su impacto en los animales y la economía ganadera, no representa un riesgo para la salud humana. El virus no se transmite a las personas, ni a través del contacto directo con los animales infectados, ni mediante el consumo de productos animales como carne o leche. Por tanto, no es considerado una zoonosis, es decir, una enfermedad que se transmita de animales a humanos.
Prevención de la propagación del virus
La prevención de la lengua azul se basa principalmente en el control del vector. Dado que el virus necesita la intervención del mosquito Culicoides para propagarse, las estrategias más efectivas incluyen medidas para reducir la población de estos insectos y limitar su contacto con los animales.
Entre estas medidas se encuentran el uso de insecticidas, la aplicación de tratamientos repelentes en los animales y la restricción del movimiento de ganado en las épocas del año donde el vector es más activo. Otra medida clave es la vacunación de los animales susceptibles.