De medallista a repartidor: los olímpicos japoneses se reinventan
El esgrimista japonés Ryo Miyake, medalla de plata en Londres 2012, se reinventa como repatidor de UberEats
El esgrimista japonés Ryo Miyake, medalla de plata en Londres 2012, se impulsa con las piernas para alcanzar su destino, para y extiende el brazo: va a entregar su pedido a un cliente de UberEats, donde trabaja como repartidor tras conocer el retraso de los Juegos Olímpicos de Tokio a 2021. Por su parte, la atleta Asuka Terada, posee el récord nipón en los 100 metros vallas, ya ha dado estos Juegos Olímpicos por perdidos. Ha dedicado la mayor parte del confinamiento por la pandemia de la COVID-19 a cuidar de su hija, de cinco años. Son dos casos de deportistas japoneses cuyos planes han quedado trastocados por la pandemia del coronavirus[contexto id=»460724″] y el retraso de un año de Tokio 2020 y han tenido que volver, aunque sea temporalmente, a una vida sin deporte.
El esgrimista Miyake, de 29 años, quería regresar del confinamiento sin haber perdido la forma y con ingresos económicos, así que empezó a trabajar el 30 de abril como repartidor de la aplicación de entrega de comida a domicilio UberEats. “Creo que ha sido bueno tomar una decisión atrevida mientras los atletas no puedan moverse, teniendo en cuenta la situación de la sociedad“, afirma Miyake, que logró la medalla de plata en la prueba de florete por equipos en Londres 2012.
Con una bicicleta y las comidas de otros a la espalda, el ahora repartidor Miyake ha podido ejercitar sus piernas por las calles de un Tokio semidesierto por el confinamiento establecido por el Gobierno nipón dentro de la declaración del estado de emergencia sanitaria. Como precaución para evitar contagios del coronavirus, debe dejar el paquete de comida frente a la puerta de la casa sin tener contacto con el cliente, así que por ahora nadie se ha percatado de que le había traído la cena un medallista olímpico.
“El deporte está basado en la vida, por lo que queda detrás en prioridad“, asegura Miyake, que entrega entre cuatro y cinco comidas por jornada unos tres o cuatro días a la semana. La pandemia le sorprendió durante el proceso de clasificación olímpica y, aunque considera que no sabrá cuál es su condición física actual hasta que vuelva a entrenar, la participación en los Juegos se mantiene como uno de sus grandes objetivos.
Miyake dice que necesita al mínimo un mes de preparación, aunque otros necesitarán dos o tres. «Si no se entrena no pueden plantearse los Juegos Olímpicos recuperando el sentido y la confianza con uno mismo», plantea Miyake, que quiere dejar su trabajo como repartidor en cuanto pueda volver a ejercitarse con el florete.
Otros deportistas nipones como el también esgrimista Toshiya Saito han retomado sus estudios en la Universidad, mientras que el nadador paralímpico Takayuki Suzuki ha explicado al medio local The Japan Times que su bañera no es lo suficientemente grande como para entrenar en ella. La atleta Asuka Terada, de 30 años, planeaba para mediados de mayo romper de nuevo el récord femenino japonés de 100 metros vallas, que ya había situado en 12.97 segundos, y bajar de los 12.84 para clasificarse para los Juegos Olímpicos. La realidad ha sido bien distinta y ha pasado los últimos dos meses con su hija en casa, después de que las clases de su guardería se cancelaran.
“No tuve más opción que desistir de las Olimpiadas. No estoy segura de cuándo podré correr esta temporada, pero me prepararé para ello”, indica Terada, que mantiene pese a todo el objetivo de volver a romper el récord nacional. Terada se retiró en 2013 tras sucesivas lesiones para casarse y ser madre, regresó al deporte profesional en 2016 como jugadora de rugby y volvió al atletismo en 2018 para lograr las mejores marcas de su carrera, así que asegura que esta situación no es más que un nuevo obstáculo que saltar.