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Lo que piensa el Real Madrid sobre Gareth Bale

Es un caso digno de estudio el del galés, pero en Valdebebas no van a perder ni un minuto más en analizarlo

Lo que piensa el Real Madrid sobre Gareth Bale

Gareth Bale viste la camiseta de Gales. | Europa Press

Sé de buena tinta que cuando Carlo Ancelotti regresó en verano al banquillo de Chamartín fue cuestionado por el caso concreto de Gareth Bale: «Conmigo todos los futbolistas empiezan de cero», aseveró el italiano. A pesar de entrevistarlo con asiduidad, me es imposible discernir si respondió con la mano en el corazón o simplemente dijo lo que tocaba en ese momento porque sabía que el «expreso de Cardiff» era ya imposible de colocar.

El caso es que Carletto cumplió con lo prometido. Lo puso de titular en los tres primeros duelos de la temporada e incluso fui testigo presencial de un trato preferente con el galés en los entrenamientos y el backstage. Acercamientos cargados de cariño, conversaciones personalizadas que mi intuición interpretó como un inteligente movimiento del de Reggiolo para recuperar a Gareth para la causa y encauzarlo de nuevo en el grupo. Tiempo perdido. Bale, por desgracia, había decidido dimitir hace tiempo.

«Solo le importa Gales»

Alavés, Levante y Betis. Tres encuentros, tres jornadas de inicio, un gol y vuelta a las lesiones. Dolencias de las que, misteriosamente, el británico se recuperaba como por arte de magia siempre que llegaba un parón de selecciones. Rehabilitaciones sospechosas que alcanzaron su culmen de desfachatez en el último clásico.

Bale se cayó de la convocatoria por unas inoportunas y no demostrables «molestias en la espalda». Pocos aficionados se las creyeron al leerlas, y ya les digo yo que «nadie» les dio crédito dentro del club. Lo peor de todo es que tan preocupante debate se la resbala a Gareth. El extremo llegó con una sonrisa de oreja a oreja a la concentración galesa, se divirtió con jueguecitos de habilidad en el entreno (los cuales fueron compartidos en redes para mayor recochineo) y como guinda al pastel realizó unas sonrojantes declaraciones: «Este partido ha supuesto toda mi concentración y preparación de los últimos meses. Haré todo lo que pueda, jugaré 120 minutos si me lo piden».

Miren, yo lo veo así: una cosa es echarle cara a la vida y otra ser un desvergonzado. Me quedo con la frase de un trabajador del Madrid cuando le pregunté a este respecto: «Para lo que le queda aquí lo mejor es no entrar en provocaciones, hace tiempo que solo le importa Gales».

La verdad oficiosa del club

Lo lógico sería pensar que desde Castellana entraron en cólera cuando vieron a su futbolista entrenando a pleno rendimiento con los «Dragones Rojos» primero, o marcando un doblete después. Nada más lejos de la realidad. Como les he avanzado en el párrafo anterior, en el Real Madrid «están curados de espanto». Ojo, que «ya nada sorprenda» en torno a las extravagancias de Bale no significa «que no duelan, no molesten o no sienten mal», porque efectivamente en el seno de Concha Espina tales actitudes «duelen, molestan y sientan mal», pero no están dispuestos a gastar su energía en algo a lo que «ya no le ven solución». La institución considera que Gareth Bale «rentabilizó su fichaje en las cuatro primeras temporadas». Goles clave en finales de Champions y Copa, carreras para la historia, innumerables tantos convertidos en títulos y, entonces, «cuando llegó su momento el verano en que Cristiano Ronaldo dijo adiós, perdió la motivación y se desconectó». «Inexplicable».

Es un caso digno de estudio el de Bale, pero en Valdebebas no van a perder ni un minuto más en analizarlo. Su contrato expira el 30 de junio y con él su vinculación a la entidad madridista. Ahora solo queda comprar un calendario bien grande para tachar las fechas que unen sus destinos. Tanta paz lleves como descanso dejas, Gareth.

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