Rodrygo pide paso: mucho más que un revulsivo para el Real Madrid
Existen personas con buena estrella, tocadas por la varita o que entran con buen pie a los sitios y después está lo de Rodrygo Goes
Existen personas con buena estrella, tocadas por la varita o que entran con buen pie a los sitios y después está lo de Rodrygo Goes. No pierdan detalle: septiembre de 2019. Corre el minuto 70 de un Real Madrid vs Osasuna en el Estadio Santiago Bernabéu. Rodrygo espera en la banda para sustituir a su compatriota Vinicius. Va a ser su debut con la camiseta merengue. Salta al campo, pasa un minuto escaso y perfora la portería navarra. Un mes más tarde ‘el rayo’ escucha por primera vez el himno de la Champions en Chamartín. Al menino no le amedrentan semejantes acordes. Hat trick al Galatasaray para convertirse en el segundo futbolista más joven de la historia en hacer tres goles de una tacada en la máxima competición continental.
Sólo superado por el mítico Raúl y más precoz en lograrlo que un tal Kilyan Mbappe. Comenzaba su idilio con la Copa de Europa. Aunque, su historia de amor con el Real Madrid arrancaba mucho antes, sin ni siquiera saberlo.
Cazatalentos Calafat
Hacia 2013 andaban más pensativos que de costumbre por la «casa blanca». La «Décima» se buscaba con ahínco (pero se resistía) y los clubes estado empezaban a gastar millonadas fuera de mercado con su máquina de hacer petrodólares. «Hay que buscar nuevo talento, ser los primeros en encontrar a los Cristiano y Messi del futuro» exclamaban desde Valdebebas. Fichar a grandes cracks a precio asequible y lanzarlos al estrellato desde el paseo de la castellana. Para acometer dicho objetivo, el Madrid se hizo con los servicios de Juni Calafat. Este hispano-brasileño comenzó como jefe de capitación en Sudamérica para el club blanco. Sus primeros fichajes no terminaron de funcionar. Lucas Silva resultó ser un bluff y William José no logró hacerse un hueco.
Pese a todo, Florentino nunca perdió la fe en Juni. Tal era la confianza en el cazatalentos que ascendió a jefe de fútbol internacional y en la segunda mitad de la pasada década sus apuestas empezaron a cristalizar. Para fichar a Vinicius «viajó más de 10 veces a Brasil». Lo de Rodrygo, según me cuentan » fue más rápido, pero igual de complicado». Liverpool, PSG e incluso el Barça estaban al acecho, pero Rodrygo y su padre » no dudaron ni un instante cuando recibieron la llamada del Madrid».
Aseguran desde Brasil que el chaval llegó a abandonar el hotel donde se encontraba concentrado con el Santos para pasar el reconocimiento médico con los merengues. Muchas veces los futbolistas mienten en sus presentaciones o, simplemente, dicen lo que toca en ese momento pero cuando Rodrygo afirmó en su puesta de largo: » El día que me llamó el Real Madrid tardé 20 minutos en fichar» decía una verdad como un templo.
Luka Modric es su «padre»
Cuando uno aterriza (siendo un niño) en el vestuario del Madrid se enfrenta a una prueba de fuego. Estrellas, mitos vivientes y mucha competencia. Un buen amigo que pasó muchas temporadas ahí dentro me dijo una vez que cuando entras a ese vestidor «no sólo hay que ser bueno, además hay que tener mucha personalidad o pueden comerte». Les puedo asegurar que Rodrygo va sobrado de la misma. Encajó desde el principio. El hecho de que su paisano Vinicius le estuviera esperando dentro tuvo mucho que ver en su adaptación, pero hubo otro factor que nadie hubiera imaginado: el factor «padre» representado en la figura de Luka Modric.
Así lo cuenta el propio Rodrygo: «Un día hablando con Luka se enteró de que mi padre sólo era un año mayor que él. Se quedó muy sorprendido y me dijo ‘¿sólo un año? ¡Entonces debes respetarme porque podría ser tu padre!'». Desde entonces Luka y Rodry son uña carne. Dentro del vestuario y en redes sociales se llaman «padre» e «hijo» respectivamente, pero más allá de la broma, lo fundamental radica en la función de mentor que el croata ejerce sobre el joven paulista. Fíjense.
Rodrygo no estaba precisamente maravillando esta temporada. No lo hacía hasta un preciso instante. Minuto 80 de la eliminatoria contra el Chelsea, el Madrid `palma´0 a 3 y tiene pie y medio fuera de la Champions. Entonces Luka Modric se hace con la pelota, mete un delicioso golpeo de tres dedos con el exterior para Rodrygo que la empala y comienza una nueva remontada. Desde ese día el canarinho se desmelena: gol para remontar al Sevilla, doblete ante el Espanyol para ganar la Liga y consagración mundial con dos goles en dos minutos para tumbar al City y a los jeques. Un mes fantástico culminado el pasado domingo en Cádiz con una carrera en velocidad de 40 metros (convertida en asistencia de gol) que podría haber firmado el mejor Neymar.
El único ‘pero’ en el presente de Rodrygo es que no es titular. La mayoría de esas últimas grandes actuaciones son saliendo desde el banquillo y su ‘preocupación’ se centra en que no le etiqueten como, simplemente, un agitador. Ancelotti se descubre ante su rendimiento, reconoce públicamente que «le ha sorprendido» y le da opciones con la boca pequeña para la final del 28 en París. Hasta donde uno ha podido investigar la idea de Carletto en Saint Dennis pasa por un cuarto hombre en el medio representado en la figura del ya no «pajarito» sino «Halcón Valverde». Mientras Rodrygo mantiene la esperanza y se agarra a la última jornada contra el Betis para seguir pidiendo paso. El chaval y todo el madridismo lo tiene claro: el futbol son momentos y estados de ánimo y ahora mismo Rodrygo es mucho más que un revulsivo.