Taylor Swift y Mbappé, ¡tachán!
«Taylor Swift actuará el 30 de mayo, cuando se habrá terminado el show de quien realmente colocará la guinda en el nuevo Bernabéu: Mbappé».
El presidente del Real Madrid, Florentino Pérez. | .
Messi en Miami, Mirotic en el limbo, el Camp Nou en pleno derribo y el Santiago Bernabéu que asoma en la urbe como obra capital con el cuento de Kylian Mbappé al acecho por si fuera cierto, ¡por fin!, el santo advenimiento. La cruz y la cara, la vida misma, la supervivencia entre destellos de honrilla frente al poderío y la opulencia; el club que quiere y que cada día avanza un paso hacia la Sociedad Anónima Deportiva y el club que puede y que destaca con un modelo de gestión que se antoja insuperable o sólo al alcance de jeques y grandísimas fortunas. En situaciones así, claro que las comparaciones son odiosas, más aún con lo que se avecina.
Año 2024, año de bienes. O así parece porque más allá de venturas y lluvia de estrellas resulta que para culminar la transformación del Bernabéu vienen dos figuras de indudable éxito mediático y comercial, cada una en su sector. Una es Taylor Swift. No será un fichaje de Florentino, pero seguro que cuando le sugirieron el nombre de la cantante para inaugurar los conciertazos del coliseo pensó en verde, de dólar, no de Heineken. La reforma deportiva y faraónica por antonomasia de la capital acogerá superespectáculos a falta de Superliga, ese controvertido proyecto que en un plis plas ha dejado vacío el camarote de los Hermanos Marx. Swift actuará el 30 de mayo, cuando, probablemente, se habrá terminado la monserga-show de quien realmente colocará la guinda en el nuevo Bernabéu: Kylian Mbappé, cuyo fichaje será anunciado oficialmente y probablemente el 1 de julio del año próximo, después de la música… si los hados no enredan y adelantan una temporada la incorporación o de una vez por todas la prescribe el culebrón.
Las 65.000 entradas para ver a la cantante norteamericana en su único concierto en España ya tienen portal de inscripción y se antojarán escasas. Aceptación unánime. Los ánimos para recibir a la perla francesa, sin embargo, están divididos. Es comprensible. El madridismo no olvida la jugarreta del travieso Kylian, elevado a los altares por Macron cuando el pasado verano, después de meses y meses de tabarra, de tic y tac anunciando la inminente buena nueva, el muchacho se plegó a los intereses de la República mientras ponía un cazo más grande que la pirámide de Micerinos y dejó al Madrid plantado con dos palmos de narices. Chocó que FP no hubiera acoplado al acuerdo tácito una cláusula de penalización tamaño Luis Figo. O fue un lapsus, que no creo, o un exceso de confianza de la parte contratante porque supuestamente el añorado fichaje estaba cerrado. Lo parecía, pero no. Los aficionados del Madrid, que no son la alegría de la huerta en el graderío, no admiten tomaduras de pelo de semejante calado; todavía no han digerido el plantón y son muchos los que, una vez descubierto Vinicius -en su faceta futbolística, que de la otra ya hablaremos- consideran más eficaz y necesario el negocio con Haaland que con el traidorzuelo. Afirman fuentes cercanas al PSG -es lo que se dice, aquello tan manido de las fuentes que en este caso no es sólo un tópico- que tres semanas después de renovar en 2022 reverdecieron las diferencias entre las partes y que desde el club parisino llamaron al madrileño preguntando si aquella oferta de los 200 millones, que nunca tomaron en consideración, seguía vigente. En Concha Espina, y en Valdebebas, colgaron.
Pues bien, de vuelta la burra al trigo, la intención de Mbappé de no renovar cuando el 30 de junio del 24 finalice su contrato añade la vigésima secuela al folletín… Sí, del verano. En esta ocasión, los cánticos proceden de la Ville Lumiere, mientras en Madrid esperan acontecimientos sin mover ficha, aparentemente. Porque la cuestión es pecuniaria: 200 kilos ahora o una suculenta prima de fichaje, que será la mitad, dentro de un año. Ésa es la cuestión. ¿Después de invertir 103 millones en Bellingham queda para afrontar de nuevo el reto Mbappé? Definitivamente, sí: a 30 de junio de 2022 la tesorería madridista declaraba 425 millones en caja. ¡Será por dinero…! Entre la harina y la mohína sólo media el puente aéreo.
Aunque Macron, el hado, ha vuelto a asignarse el papel de consejero y padre putativo del aspirante a mejor futbolista del mundo, el emir de Qatar, Tamin bin Hamad Al Thani, y su mensajero en la tierra, el jeque Nasser Al-Kelaïfi, tienen la paciencia a punto de nieve por mucho que se diga en el Corán que Alá garantiza recompensas sin medida a quienes de aquella hacen virtud. Están al límite, según las fuentes, y ya no les parecería una humillación abrir la jaula al halcón si con ello recuperan una parte de la fortuna invertida, que ni el gas ni el petróleo son eternos. Así entramos en esta calorina encajada en el fragor electoral; Taylor Swift pondrá la música y la letra, y Mbappé, la canción… del verano.
