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El clásico palo

A pesar de ser un amistoso, siempre duele perder contra el Barça, más delante de un público néofito en esto del ‘soccer’

El clásico palo

Vinicius Jr. se lamenta durante 'El Clásico' que se celebró en Dallas. | Europa Press

Se está empezando a convertir en una tediosa costumbre. El Real Madrid juega El Clásico de pretemporada frente al F.C. Barcelona en la gira por los Estados Unidos y palma. En 2017 se cayó por 3 goles a 2. El año pasado por un ajustado 1 a 0 y el sábado tras una goleada (3-0) igual de engañosa que de dolorosa. 

Engañosa no por los goles recibidos (que subrayan de nuevo la caraja defensiva del Madrid, ya avisada ante el A.C. Milán ) sino por la increíble circunstancia de que el conjunto merengue estrellara cinco balones en los palos. Dolorosa porque, a pesar de ser un amistoso, siempre duele perder contra el Barça y más delante de un público neófito en esto del soccer y por el que batallas fidelidad frente a los culés en cada palmo del territorio norteamericano.

¿Debe tirar Vini los penaltis?

La marcha de Karim Benzema no sólo ha dejado al Madrid huérfano de 9, también de indudable cobrador de penas máximas. La teoría nos dice que si Luka Modric se encuentra sobre el terreno de juego será el encargado. Ahora bien, ¿debe ser Vinicius el responsable de lanzarlos si el croata no transita por el verde?

La polémica ha surgido en prensa, redes y grupos de aficionados merengues en WhatsApp después de que el canarinho lanzara el máximo castigo (que pudo haber supuesto el empate) contra el larguero en El Clásico disputado en Dallas. Una parte de la afición madridista se inclina por que debe tirarlos su compatriota Rodrygo, al que consideran «más especialista»; otros que debe hacerlo Bellingham «asumiendo galones de estrella». Conociendo a Vinicius Jr. , por su cabeza no pasa asumir dicho argumentario.

Si algo ha demostrado el 7 del Madrid desde que llegó es que, al contrario de lo que sucede con los ataques racistas,  lo que diga el personal sobre su fútbol le afecta entre poco y nada. El mismo internet que lo apodó Ficticius y aquellos rivales que trataban de ridiculizarlo hablándole al oído, como el hoy caído en desgracia Eric García («tú, el próximo año, Balón de Oro»), tuvieron que tragar veneno y rendirse ante la explosión del principal atractivo de La Liga española.

No alberguen atisbo de duda. Al igual que Vinicius se quedaba practicando después de cada entrenamiento cuando no las embocaba delante del portero, me consta que a estas horas le duelen los pies de tanto golpear desde los 11 metros. La estrella del equipo debe de tirar los penaltis y, por ahora, la estrella de este Real Madrid es Vinicius Júnior (con permiso de Modric)

El 9 sigue libre 

Hice el saludable ejercicio de escuchar al pueblo tras El Clásico. Entre el más de medio millón de seguidores con los que cuento en las diferentes plataformas por las que interactúo (Twitter, Instagram, Facebook y YouTube) lancé una sencilla cuestión: ¿sensaciones?

De las cientos de respuestas que recibí destacaron los palos a Mendy «Ferland, out» ( @jesusrojas76), la falta de un delantero matador «nos falta gol, urge un 9» ( @Pocho5604 ) y el nombre concreto de ese deseado galáctico: «Hay que traer a Mbappé» ( @GarethEP10). Mi timeline de Twitter se inundó con el nombre del galo, mis comentarios de YouTube con más de lo mismo, igual que en Instagram…

Y es que el culebrón Mbappé-Real Madrid atraviesa su tercer verano consecutivo y se acerca a su punto de máxima ebullición. El Madrid, escarmentado por las experiencias pasadas, ha decidido adoptar una postura pasiva ante este otro clásico estival. Si el francés quiere vestir de blanco tendrá que hacer el trabajo sucio. O lo que es lo mismo, Fayza Lamari ( su madre y representante) y Delphine Verheyden (su abogada) tienen que remangarse y asumir el papel de únicas negociantes con el PSG.

Si la situación se pone como para empujar el balón delante de la portería, el Madrid no dudará en reventar la pelota. Ante el menor atisbo de duda o espantada, cero complicaciones. El club blanco no se habrá manchado las manos y activará la idea inicial y favorita: ir con todo a por el campeón del mundo en 2024. Confiemos como amantes del fútbol en no llegar a este segundo supuesto. 

Los más de 200 kilos dispuestos en caja, la inauguración del nuevo estadio y el dorsal 9 libre invitan a soñar con un Kylian Mbappé vestido de blanco en 2023. Un fichaje, hasta la fecha, empeñado en chocar en el palo.

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