La jugosa rentabilidad de los perdedores de la NBA
Las estrictas reglas de la liga en materia de fichajes hace de los peores clasificados en la fase regular una inversión muy interesante
La NBA cerró su fase regular. Llega ahora el solomillo de la competición: los play-offs para el título. Eso en la parte deportiva. En su excelente previa, Nicolás Pan-Montojo acertó con todos los favoritos menos la desilusión creciente de los Phoenix Suns: Boston Celtics, Milwaukee Bucks y Denver Nuggets han respondido a las expectativas, con las sorpresas añadidas en el Oeste de OKlahoma Thunder y Minnesota Timberwolves. En la parte económica, la sustancia llega ahora: los verdaderos chollos están en el lado opuesto de la clasificación.
Ya hemos explicado por aquí el negocio descomunal en que se ha convertido la NBA. Como explica el gráfico de la web RunRepeat, el valor medio de una franquicia de la NBA ha pasado en solo 20 años de 200 millones de dólares a… ¡2.480 millones! Y sigue subiendo. ¿Qué otra inversión da semejante rentabilidad?
La mecánica de la competición, además, renueva constantemente ese valor. Al ser una sola empresa que reparte franquicias, la NBA aplica unas reglas estrictas en los fichajes: los peores equipos eligen primero a los jugadores que cada año se reúnen en el draft, una especie de cásting con todos los nuevos jugadores que aspiran a jugar en la liga. Por eso la liga es tan competitiva: no se limita año tras año a un Real Madrid-Barça, sino que equipos de ciudades tan periféricas como Denver o Milwaukee pueden ganar un título en cualquier momento. Los Denver Nuggets, de hecho, son los actuales campeones.
Por supuesto, el valor no tiene que ver solo con meter más canastas que el contrario. Existe lo que en EEUU llaman franquicias de grandes «mercados». Por ejemplo, los Knicks de Nueva York llevan toda la vida sin comerse una rosca, pero son el segundo equipo más valioso según la lista Forbes: 6.600 millones de dólares. Pero les ha superado últimamente Golden State Warriors: aparte de aposentar sus reales en Silicon Valley, que tampoco está mal, aún retiene el glamur de las ligas ganadas por Stephen Curry y compañía hace poco.
Pero los verdaderos chollos están al fondo, como decíamos. Los farolillos rojos tienen el premio de elegir primero, lo que incluso lleva a algunos equipos mediocres a jugar sospechosamente desganados: el concepto «tanking» define la táctica de perder a propósito para situarse en mejor posición en el draft del año siguiente.
A falta de los últimos partidos, que se han jugado esta madrugada, dos equipos destacaban poderosamente en ese talento para la derrota. En el Oeste, San Antonio Spurs tuvo su momento de gloria en el cambio de siglo, con varios títulos, pero desde el último, hace 10 años, ha venido encadenando temporadas horrendas hasta llegar, por fin, a lo más bajo… desde donde empieza una reconstrucción más que promisoria.
Este año estrenaban el que va a ser, sin ninguna duda, Rookie (novato) del Año: un francés de 2,24 que tira como un alero, bota como un base y se lleva las portadas de todos los medios especializados. El francés Victor Wembanyama es una mina. En el Sport Business Journal aseguran que podría ser el primer jugador en ganar mil millones de dólares a lo largo de su carrera solo con contratos en la cancha (publicidad y demás aparte). Pero el control de la NBA le obliga, de momento, a conformarse con un contrato de cuatro años a menos de 14 millones al año. El mejor pagado actualmente, Curry, pasa de los 50 millones.
Además, básicamente se dedica a perder. Aunque parece que los desastrosos Trail Blazers de Portland los han sobrepasado en el último momento, los Spurs se han pasado toda la temporada en el farolillo rojo de la conferencia Oeste. Sin embargo, su entrenador, el viejo Gregg Popovich, toda una leyenda, terminaba todos los partidos con una amplia sonrisa. En San Antonio tienen un plan. Sin presión alguna, han ido dando los minutos necesarios a Wembanyama, que puede crecer mientras las futuras elecciones en el draft le irán rodeando, poco a poco, de compañeros competitivos.
Wemby cumplió 20 añitos en enero y los Spurs son el segundo equipo más joven de la NBA (solo superados por el otro gran perdedor del Oeste, los Trail Blazers). En cinco años puede estar liderando una franquicia ganadora… que ahora vale solo 3.250 millones de dólares: la número 19 de los 30 equipos de la NBA. Además, el mercado texano no para de crecer. Con Silicon Valley en clara decadencia, California ha dejado de ser el lugar de moda: 343.000 de sus habitantes abandonaron el estado el año pasado, y el primer destino elegido (102.000) ha sido Texas. Cuestiones fiscales, políticas, culturales… Incluso medios progresistas como el NYT viene diciéndolo desde hace tiempo.
En la conferencia Este, el rey perdedor es Detroit Pistons. Sus glorias se remontan algo más en el tiempo: finales de los 80 y principios de los 90, cuando los bad boys repartían palos a diestro y siniestro. En 2004 ganaron otro título y, desde entonces, la nada. Su caso, además, resulta especialmente simbólico por el paralelismo con la decadencia de su ciudad. Detroit, una vez pujante capital mundial del motor, sucumbió al empuje de la globalización hasta el punto de declararse en bancarrota en 2013. Barrios enteros abandonados, tristeza, la decadencia absoluta.
O sea, el territorio favorito de los estadounidenses, tan enamorados de las remontadas y las segundas oportunidades. Este informe de EY explica «¿Cómo una ciudad pasó de la bancarrota a la renovación?». El subtítulo lo explica: «Surgiendo de entre las cenizas: la manera en cómo Detroit reconstruyó sus finanzas, restauró los servicios para los ciudadanos e invirtió para un futuro sostenible».
Su emblema baloncestístico, los Pistons, son el sexto equipo más joven de la liga. La franquicia vale 3.000 millones de dólares, la octava más barata. Parece una buena inversión.
Los americanos lo saben bien: desde abajo solo se puede subir.
Otra opción es empezar literalmente de cero. Como analizó en detalle The Athletic, la NBA está planeando expandirse con nuevas opciones. Seattle y Las Vegas son las ciudades que más suenan, pero hay más. The Guardian incluye posibilidades tan exóticas como México, Dakar o… Madrid.