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Teresa Perales, ganadora de 28 medallas olímpicas: «El agua me da libertad y dignidad»

La nadadora española ha hecho historia en los Juegos Paralímpicos, alcanzando el récord de Michael Phelps

Teresa Perales, ganadora de 28 medallas olímpicas: «El agua me da libertad y dignidad»

La nadadora paralímpica Teresa Perales, una de las únicas dos únicas personas en la historia que pueden declararse poseedoras de 28 medallas olímpicas. | teresaperales.es

El pasado 31 de agosto, Teresa Perales escribía la página más importante de su vida deportiva como nadadora paralímpica. La zaragozana de 48 años lograba su vigesimoctava medalla olímpica. Importante no sólo por haber alcanzado la cifra del nadador americano Michael Phelps. Más porque ha sido una medalla lograda después de tener que volver a aprender a nadar tras perder la movilidad de su brazo izquierdo. En THE OBJECTIVE hemos charlado un rato con ella, y nos ha descubierto cosas increíbles de su vida personal e íntima.

PREGUNTA.- Suena muy fuerte: Teresa Perales tiene el mismo número de medallas que Michael Phelps. ¿Te lo crees?

RESPUESTA.- No, todavía no me lo creo porque he estado trabajando 12 años para volver a conseguirlo, pero ¡aquí está!

P.- ¿Ha sido esta medalla la más «importante» de tu carrera?

R.- Sin duda, porque esta medalla ha sido la más difícil. Hay mucha historia detrás de este metal, tanto en la personal como en lo más íntimo.

P.- ¿Qué sentiste cuando llegaste, tocaste la pared, y supiste que alcanzas esta presea número 28?

R.- Me costó un buen rato, porque estaba tan exhausta cuando llegué que era incapaz de saber si la luz al tocar el poyete de la piscina, no sabía si era el mío o de algunas de mis compañeras. Pero entonces miré a la grada y vi a mi familia emocionada. Fue entonces cuando me di cuenta. Fue alucinante y me puse a llorar. Mucha emoción, la verdad.

P.- De todas las felicitaciones recibidas, ¿cuál ha sido la que más te ha emocionado?

R.- La de mi hijo Mariano, «Nano», por encima de todas, y luego lógicamente la de la familia y la de los técnicos. Además, al salir de la piscina me emocionó mucho ver la alegría de la Reina Doña Leticia, sus palabras. Y también la reacción de la ministra de Deporte, Pilar Alegría, o el secretario de Estado para el Deporte, José Manuel Rodríguez Uribes.

«He tenido que aprender a nadar porque sólo muevo un brazo»

P.- He leído por ahí que —cosas de la vida— la has logrado en París, donde tu marido te pidió matrimonio.

R.- Sí, hace ahora 20 años. Me lo pidió un 8 de enero del 2004 en un fin de semana que nos fuimos a pasar un puente. Yo no sabía nada. Y además, justo un año después, el 8 de enero del 2005, nos casamos. No pudimos hacerlo antes porque claro, yo estaba en plena preparación para los Juegos de Atenas de ese verano.

P.- ¿Cómo es que Teresa Perales ha tenido que aprender a nadar para poder seguir compitiendo?

R.- Pues porque hace dos años, en abril del 2022, empecé a perder movilidad del brazo izquierdo, y estos últimos años he perdido toda la movilidad. Además, también me ha provocado problemas en el hombro. He tenido que aprender de nuevo a nadar porque sólo muevo un brazo.

P.- Suena muy duro: primero la neuropatía, y ahora pierdes prácticamente la movilidad en el brazo izquierdo…

R.- Es muy duro. Porque ya tenía asumido el vivir sin poder mover las piernas. Pero cuando además pierdes la movilidad en uno de los brazos, ese esfuerzo se multiplica. Ahora mismo sólo puedo mover bien la cabeza y el brazo derecho. Te cambia todo, tanto a la hora de entrenar, competir, como también en la vida diaria.

«He llorado más por lo físico que por lo mental. Los dolores son muy fuertes»

P.- ¿Cuántas veces ha llorado Teresa por impotencia, por dolor mental más que físico?

R.- No, he llorado más por lo físico que por lo mental porque he tenido y sigo teniendo muchos dolores. Los dolores como consecuencia de la neuropatía son muy fuertes. Por lo que muchas veces esas lágrimas son como consecuencia de estos dolores permanentes que sufres. 

P.- ¿Qué siente Teresa Perales cuando se sigue metiendo en el agua? ¿Qué le da?

R.- Me da libertad por encima de todo, y poder tener más autonomía personal. Y me otorga más dignidad, porque el ser humano necesita poder hacer todo lo que quiera en todo momento. Y pedir ayuda no nos hace gracia. Yo ahora necesito pedir ayuda incluso para poder entrar y salir de la piscina. Algo que antes no sucedía, porque yo podía hacerlo. Pero ahora, a raíz del brazo, ya no puedo.

P.- Siete medallas de oro, diez de plata y once de bronce. ¿De cuáles guardas mejor recuerdo?

R.- Tengo muchos recuerdos de la primera, que fue oro, cuando conseguí el récord del mundo, la primera que le regalé a mi hijo y también la conseguida en Tokio. En este caso, porque tres meses antes de los Juegos se me salió el hombro izquierdo. Y aun con la luxación logré la medalla de plata que, como la que he conseguido ahora con el bronce en París, me han sabido a oro.

P.- ¿Y ahora qué? ¿Qué futuro espera a Teresa? ¿Se ve con fuerzas de llegar a Los Ángeles donde ya tendrás 53 años?

R.- Por supuesto que sí. Desde que apagó el pebetero ya estoy pensando en los próximos Juegos. Ahora mismo quedan 1439 días para que arranque la cita de los Ángeles.

«Llegué a la natación de casualidad, con un chaleco salvavidas y por calor»

P.- ¿Cómo llega Teresa a la natación?

R.- Pues llegó de casualidad, con un chaleco salvavidas en Salou y por el calor. Estábamos allí pasando las vacaciones con la familia y no sabía nadar. Porque yo cuando era pequeña me dedicaba al kárate. Y luego cambié las patadas por las brazadas [se ríe].

P.- ¿Cómo es el día a día de Teresa? Tus entrenamientos, vida en familia

R.- Pues la logística familiar es sin duda lo más difícil de llevar, y eso que por suerte mi hijo ya tiene 14 años y es un poco más fácil de organizar. Ten en cuenta que yo entreno en el Centro de Alto Rendimiento que tiene el Consejo Superior de Deportes en Madrid, y falto mucho. Este último año, preparándome para París, he llegado a estar entre 3 y 4 días fuera de casa. Porque no sólo quería ir a París (primero había que conseguir la marca), además quería competir. Y eso implicaba aprender a nadar con un sólo brazo y sólo pudiendo mover también la cabeza. Y eso requiere un aprendizaje tanto físico como mental. Ha sido mucho viaje a Madrid, muchos madrugones…

«Si volviera a nacer pediría que me acompañase ahora mi padre»

P.- En una entrevista reciente que le hice a José Manuel Ruiz, me dijo qué si volviera a nacer, lo haría sin su brazo derecho. ¿Cómo le gustaría volver a nacer si pudiera a Teresa Perales?

R.- Me gustaría volver igual que ahora. Yo pude hacer una vida normal hasta los 19 años, cuando perdí la movilidad de las piernas. Y luego ha llegado esta inmovilidad del brazo izquierdo. Lo único que pediría es que me pudiera acompañar mi padre porque murió muy joven, con apenas 45 años. Que pudiera disfrutar de su nieto, de todas las medallas.

P.- ¿Has pensado ya en el día que dejes la piscina? ¿Qué pasará entonces?

R.- Sí, lo tengo claro. Porque mi actual trabajo ya me permite compaginarlo con la piscina. Yo me dedico a dar conferencias, tanto en España como en todo el mundo. Cuando deje la piscina podré desarrollar mucho más este aspecto, además de desarrollar mi Fundación. 

«Hay que ‘lanzarse a la piscina’ en todos los ámbitos de la vida»

P.- ¿Qué le dice Teresa a todas aquellas personas que tienen alguna discapacidad y tienen miedo a competir y hacer deporte?

R.- Que hay que ‘lanzarse a la piscina’ en todos los sentidos, porque cuando lo haces siempre hay algo bueno. Ya sea un aprendizaje, éxitos o medallas. El miedo es una gran barrera y excusa que nos ponemos para no alcanzar nuestros objetivos 

P.- ¿Alguna manía cada vez que compite y se mete en la piscina?

R.- Pues reviso mi mochila un millón de veces. Antes lo hacía sólo yo, ahora también la gente que me ayuda. Para comprobar que llevo todo. La reviso y pregunto cuantas veces sea necesario. Porque además en la mochila llevo dos cosas de cada cosa (bañador, gorro). Además, llevo un montón de pinzas para la nariz y un montón de toallas para no pasar frío. Porque, por ejemplo, la piscina de París era espectacular, pero hacía un frío horroroso. 

«Sentí el dolor de Carolina Marín, aun cuando no puedo sentir las piernas»

P.- ¿Algún amuleto?

R.- La medida de la Virgen del Pilar. Es la cinta de la medida exacta. La venden en la Basílica del Pilar. De hecho, en París la besé antes de salir a competir en la prueba de cincuenta, donde gané la medalla. 

P.- Ahora todo el mundo pone como ejemplo a Teresa. ¿Pero a quién pones tú?

R.- Pues a mi madre, a mi hijo, a mi hermano y a mi marido. Y luego en el ámbito de los deportistas pongo como ejemplo a Rafa Nadal o a Pau Gasol, que además es mi amigo. Y a Carolina Marín. 

P.- Por eso te iba a preguntar. ¿Qué sentiste cuando viste su lesión? 

R.- Se me desgarró el alma. Sentí incluso dolor cuando no siento las piernas. El dolor físico, el dolor mental, porque estaba a punto de conseguir medalla. ¡Es increíble cómo intentaba seguir pese a que sabía que no podía!

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